Home

Economía

Artículo

LA NUEVA ESTRELLA

Steven Jobs, fundador de Apple, compite con un computador producido por su nueva empresa.

21 de diciembre de 1987

A los 32 años, cuando la mayoría de la gente apenas empieza a sentar cabeza y a pensar en serio en la vida, Steven Jobs ya viene de regreso. El cofundador de la fábrica de computadores Apple, que en 1976 comenzó la revolución de la informática personal en abierta competencia con gigantes de la talla de IBM, comienza de nuevo. Pero esta vez las circunstancias son diferentes. Tras haber sido sacado casi a las malas de la compañía, hace casi 2 años, la nueva empresa de Jobs, que tiene un nombre sugerente, Next (en español "próximo") se dispone a lanzar su primer producto, que ha creado gran expectativa en el medio de los computadores.
Cuando emprendieron su proyecto, quijotesco, Jobs y Stephen Wozniak, un aficionado a la electrónica, iniciaron Apple con 1.500 dólares producto de la venta de una camioneta y una calculadora científica. Hoy, Jobs le metió a su nuevo negocio los US$ 7 millones que recibió por la venta de sus acciones de Apple, y tiene el respaldo adicional de US$ 20 millones del célebre multimillonario texano H. Ross Perot, quien se unió a su proyecto, fascinado tras ver una entrevista de Jobs en la televisión.
Si Apple comenzó en un garaje, Next se inició en unas lujosas oficinas en Palo Alto, California, y si Jobs usaba entonces bluyines y tenis, hoy sólo se viste con trajes confeccionados sobre medidas en Europa. Pero las diferencias no son sólo de tamaño y apariencia. Las circunstancias del mercado de computadores son tan diferentes como el día y la noche. Mientras en los 70, Apple revolucionó la industria al introducir el computador personal, hoy el campo esta más lleno que nunca con una serie de marcas y modelos ampliamente competitivos.
Stephen Job.s es un hombre convencido de la bondad de lo que hace. Su fama como visionario de las computadoras ha despertado cierta fascinación en el público norteamericano que lo convirtió en una especie de Henry Ford de la generación yuppi. Sus conferencias, en las que brilla con el carisma de los profetas, dejan atónitas a sus selectas audiencias con visiones de un futuro cercano en el que las computadoras jugarán papel estelar.
Como es natural, el producto que un hombre del carisma de Jobs va a lanzar al mercado de los Estados Unidos, debe generar la expectativa que hoy se vive. En palabras de su creador, "será capaz de dejarte la boca abierta a cualquiera". Según se anuncio, los primeros prototipos ya están listos, y la introducción formal será en marzo próximo. Se trata de una computadora dirigida fundamentalmente al medio universitario, de gran potencia y con enormes posibilidades, tanto gráficas como sonoras.
Por lo pronto, todo lo que Jobs ha adelantado sobre su "estrella" es que tendrá más poder que una computadora de ingeniería, que generalmente cuesta más de 5 mil dólares, por un precio entre 3 y 4 mil, más cercano al de una buena computadora personal. La máquina tendrá las herramientas de software necesarias para crear lo que Jobs ha llamado "ambientes simulados de aprendizaje". Sobre su máquina, Jobs afirmó en una conferencia el año pasado: "Idealmente, se debería poder ofrecer al estudiante de física su propio acelerador de partículas, o un tren que pudiera viajar a la velocidad de la luz, o a un estudiante de bioquímica un laboratorio capaz de experimentar con la molécula DNA. El año entrante ofreceremos computadoras capaces de establecer esos ambientes simulados de aprendizaje, mediante una potencia 10 ó 20 veces mayores que la de las computadoras de hoy".
Sin embargo, la brecha que pretende llenar Jobs se cierra ante él. Cada vez los compuladores profesionales, de gran capacidad, cuestan menos, acercándose peligrosamente al nivel de los llamados personales que, a su turno, son cada vez más poderosos.
Sin embargo, cualquier duda que pudiere quedar flotando en el ambiente es compensada por la personalidad del empresario. Con una atracción digna del líder de una secta religiosa, ha sonsacado muchos empleados de Apple, aún ofreciéndoles salarios inferiores. "Pero la gente se va con él, por que cree que está haciendo historia", dice uno de sus colaboradores.
Una personalidad tan arrolladora tiene, sin embargo, sus desventajas. Muchos le critican a Jobs su despotismo con los empleados y un exceso de confianza en sí mismo que hace que todas las decisiones pasen finalmente por él. Aunque fue por eso que lo sacaron de Apple, sus seguidores no se preocupan. Según ellos, superará la demanda que le puso su antigua compañía para evitar cualquier uso de sus patentes, y seguirá, tan campante, con su evangelio de un futuro lleno de computadoras.