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LA PIPA DE LA PAZ

Intervencion presidencial y diálogo de 15 horas devolvieron la calma al Banco Cafetero.

26 de noviembre de 1990


Hasta el pasado fin de semana parecía que el tigre suelto no era la Constituyente sino Luis Prieto Ocampo, el presidente del Banco Cafetero. La polémica que se había desatado entre éste y los cafeteros había llegado a producir retiros que alcanzaron seis mil millones de pesos en Colombia y cinco millones de dólares en la filial de Panamá.

Los animos se habían caldeado a tal punto, que el Presidente tuvo que intervenir directamente. Ademàs de contactos directos con Prieto, Gaviria hizo un llamado público de atención el sábado 20 de octubre, cuando dijo en la inauguraciòn de la planta de gas de Apiay, que "los problemas de la institucion tienen que resolverse en el seno de su junta directiva" .

El miércoles de la semana Pasada. se convocò una reuniòn urgente de los directivos de la entidad en el Ministeria de Agricultura. Ese día se encontraron en el despacho de la ministra María del Rosario Sintes los representantes de los cafeteros en la Junta Directiva del banco, Mario Gòmez Estrada, Diego Arango Mora y Alvaro Villegas, y el presidente del Banco Cafetero, Luis Prieto Ocampo. Desde el comienzo de la sesión, la ministra de Agricultura se convirtió en la estrella, como juez de paz.
El ambiente era frío y tenso, con dos bandos claramente definidos: los cafeteros optimistas sobre la situaciòn del banco y Luis Prieto, pesimista.

La discusiòn se basò en tres puntos fundamentales: la solidez del Banco Cafetero; la situación de las filiales en el exterior, y las acciones para corregir los problemas. Lo que buscaba la Ministra era un consenso entre las partes en conflicto. Pasado el mediodía y después de mucho tire y afloje, se convino que lo esencial era hacer una declaración que tranquilizara a los clientes. A estas alturas, quedaba otro problema por resolver: los términos del comunicado. Así llegaron las tres de la tarde y los asistentes acordaron un receso para almorzar.
Sin duda, el menú logró milagros. A eso de las 4 y 30 de la tarde se renaudaron las deliberaciones en la sede del Banco Cafetero. Carlos Arturo Angel, el delegado del presidente Gaviria en la directiva de la institución se unió al grupo. La primera decisión fue no seguir ventilando los problemas de la entidad en público. Luego se fueron poniendo de acuerdo sobre cada uno de los siguientes puntos: manejo del banco, capitalización de la filial de Panama y garantìas para las deudas.

A las ocho de la noche llegò la soluciòn definitiva. Prieto Ocampo propuso un borrador de comunicado, que fue examinado a varias manos y después de algunos retoques, dos horas más tarde, quedó en texto final. Las "denuncias" que había hecho una semana antes quedaron en el comunicado como "debilidades que subsisten en la institución; los "malos manejos de cartera de las filiales extranjeras" se volvieron "accidentes financieros internacionales" y su "no guardare" silencio para decir las anomalìas que encontré" pasò a convertirse en "mis observaciones no pueden interpretarse como afirmaciones que puedan afectar la moral y la honestidad de la junta Directiva".

Todos fumaron la pipa de la paz y luego se sirvieron algunos tragos por cuenta de la Presidencia del banco. El ambiente se distensionó y aunque Prieto Ocampo nunca reconoció directamente que se había equivocado en el manejo del asunto , el animo del comunicado mostrò un giro de 180 grados. La anunciada "operación de alta cirugìa" se volviò un tratamiento con remedios caseros, y todos quedaron contentos. El ùnico punto sobre el cual nunca hubo desacuerdo, fue sobre la gran capacidad de mediación de la Ministra . Una vez, y tras repetir lo que semanas antes había logrado con los arroceros, María del Rosario Sintes domò al tigre y lo retomò a su jaula.