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La que pone la plata

La IFC se está convirtiendo en la amiga ideal de las empresas colombianas.¿Cuál es la apuesta de esta entidad multilateral?

24 de junio de 2006

Cada vez más, el nombre de la International Finance Corporation (IFC) suena en los pasillos de las empresas colombianas. El martes pasado esta institución volvió a ser noticia, cuando anunció su respaldo a una emisión de bonos de la firma Interbolsa y, de paso, se convirtió en socio de esta comisionista local. En las últimas tres semanas, la IFC ha tenido que ver con nuevas movidas en entidades como Davivienda, Fundación Social y Petrotesting, entre otras.

Paso a paso, la que se conoce como el brazo financiero del Banco Mundial para el sector privado, se ha convertido en el dueño de la plata para muchas empresas nacionales: ese socio que aparece providencialmente, con el dinero suficiente para financiar sus planes de expansión, poniendo sobre la mesa cartas que ni el mejor de los inversionistas puede ofrecer. A cambio sólo pide que el negocio pinte bien, que sea en un sector que resulte estratégico para el desarrollo del país y que se cumpla con ciertos requisitos como gobierno corporativo o normas ambientales.

Durante estas cinco décadas en el país, la IFC ha metido sus narices, literalmente, en todo: industria, banca, servicios públicos, petróleo y un largo etcétera que incluye varios de los más importantes nombres del mosaico empresarial colombiano. Se ha codeado con los conglomerados tradicionales desde el Sindicato Antioqueño, pasando por Carvajal y llegando al Grupo Santo Domingo.

Si bien su tarea en Colombia empezó en 1959 con una inversión de apenas 500.000 dólares en el sector papelero, el taxímetro ha seguido marcando. Hoy la IFC ya ha puesto en el país más de 1.600 millones de dólares en 58 compañías, lo que la convierte en el inversionista multilateral más importante.

Pero, ¿por qué una apuesta de esta naturaleza, cuando el papel de las entidades multilaterales ha sido promover la lucha contra la pobreza llegando con recursos directamente a los sectores menos favorecidos y no por medio del sector privado?

Roberto Albisetti, representante de la IFC para Colombia, Ecuador y Venezuela, señala que éstas "son inversiones que deben cumplir un rol y son una contribución al desarrollo económico del país". Esto significa que si bien la IFC se maneja con criterio de rentabilidad, también se tienen en cuenta propósitos, como la profundización del crédito, la promoción de nuevos sectores con oportunidades y el cuidado del medio ambiente.

Esta entidad nació el 26 de julio de 1956. En ese momento, había una idea clara sobre el papel que podría desempeñar el sector privado en el crecimiento de las economías de países pobres. De ahí que la entidad promueva la actividad empresarial privada.

¿Cómo logra cumplir estos objetivos? En primera instancia, como una institución de crédito tradicional que ofrece mejores condiciones que un banco privado. Pero ante todo, la IFC también corre riesgos, midiéndosele a hacer inversión directa en las empresas, por medio de la compra de acciones y en sectores no muy desarrollados.

En Colombia, por ejemplo, impulsó el nacimiento de las corporaciones financieras, cuando el negocio era incipiente. Además, apoyó la titularización hipotecaria, que fue una respuesta al enorme problema que se generó por las viviendas que fueron dadas en pago durante la crisis económica de 1999. Una apuesta que va mucho más allá del simple punto de equilibrio.

Aquí en Colombia

El crecimiento de la IFC en el país ha sido tal, que hoy Colombia forma parte del grupo de cinco naciones de la región donde más 'exposición' tiene la IFC, junto con México, Argentina, Perú y Brasil. Actualmente, según las propias cifras de la entidad, hay vigentes 399 millones de dólares en inversiones en empresas colombianas, y la cuenta sigue creciendo.

Dentro del portafolio están Davivienda, Banco Caja Social, Fundación Social, Titularizadora Colombiana, Carvajal, Promigás y Triple A, entre otras.

Pero esta es apenas la última fotografía del álbum, pues en las cinco décadas anteriores, ha apoyado otras firmas.

Uno de los casos más recordados se dio en 2002, cuando la IFC invirtió en la cervecera Bavaria, entonces propiedad del Grupo Santo Domingo.

El objetivo de esa operación era apoyar el programa de inversiones de la cervecera en instalaciones nuevas y en la ampliación de las que tenía en Colombia, Ecuador y Panamá. Además, se buscaba reestructurar la deuda y promover prácticas eficientes de gobierno corporativo.

El monto total del crédito fue de 318 millones de dólares. De ese monto, 30 millones de dólares terminaron convertidos en acciones de la compañía, lo que correspondía al 1 por ciento de la propiedad.

Como era de esperarse, la participación en Bavaria terminó cuando en diciembre de 2005 se realizó la oferta pública (OPA) hecha por SABMiller.

Sin embargo, la Corporación continúa vinculada a las firmas del Grupo Santo Domingo, por medio del portafolio de Valorem, que incluye activos en comunicaciones y petroquímica.

Otros casos

El vicepresidente corporativo de la Fundación Social, Eduardo Villar, reconoce que el papel de la IFC ha sido fundamental en la expansión de su empresa.

"Es un muy buen socio, con el que uno se siente bien, que ha encajado y agregado valor, aporta un conocimiento de los negocios y las mejores prácticas", explicó.

La IFC ha sido socio del Banco Caja Social y, luego de la fusión de esta entidad con Colmena, mantuvo su participación accionaria en el naciente banco. Además, entregó recientemente un crédito por 50 millones de dólares para apalancar el crecimiento de la organización.

En el caso de Triple A, empresa de servicios públicos de Barranquilla, el mecanismo utilizado por la IFC para participar fue una garantía parcial hasta por 25 por ciento del valor de una emisión de bonos por 180.000 millones de pesos, que salió al mercado en 2003.

El gerente de Triple A, Carlos Ariza Duque, explicó que con esos recursos se logró sustituir toda la deuda de la empresa, cambiando completamente el perfil de riesgo y liberando recursos para nuevas inversiones y planes de obras.

Así como estos casos, hay más de 50 proyectos adicionales para mostrar en Cartones de América, Banco de la Mujer de Cali, Protección, Inversura y Omimex, entre otras. Un menú de inversiones que pocos tienen en su haber.

Lo que viene

El papel de la corporación en la economía nacional se mantiene activo. Recientemente se anunciaron nuevas inversiones y participaciones en proyectos de Petrotesting, Davivienda e Interbolsa, donde, además de prestamista, se ha convertido en socio.

Pero la cosa no parará allí. Actualmente se están analizando el sector petrolero y los procesos de privatización que avanzan. Ese es el caso de empresas como Isagén, de la que se está vendiendo el 20 por ciento de la participación accionaria del Estado, y Ecogás.

Albisetti, representante de la IFC en Colombia, señaló que dentro de las prioridades también está apoyar los procesos de construcción de infraestructura. Así que no descarta participar en los planes de ampliación de las concesiones portuarias y en el proceso del aeropuerto El Dorado.

El papel de la IFC no se limita al de simple observador. El hecho de que mantenga inversiones o compromisos de mediano y largo plazo implican, en algunos casos, que participa de las juntas directivas de las empresas. También, ofrece asesorías para temas puntuales como el gobierno corporativo o la estructuración financiera de los proyectos.

Así, es bien claro que los anuncios de la Corporación continuarán. Más empresas se beneficiarán con sus servicios. Quienes estén interesados pueden golpear estas puertas, pues todo parece indicar que siempre permanecen abiertas.