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Perú ya tiene tlc vigente con estados unidos y va por un tratado con europa y japón

INVERSIÓN

La receta peruana

Mientras en los países vecinos la situación está que arde, Perú saca la cara: crecimiento sostenido, millonario ahorro para enfrentar la crisis y la seriedad en el manejo fiscal. Qué están haciendo bien.

25 de julio de 2009

Perú completó en 2008 su séptimo año de expansión. Parece que no hubiera un solo pelo en la sopa respecto del comportamiento de esta economía. El contraste con sus vecinos es radical. Colombia, Venezuela y Ecuador están pasando angustias para enfrentar la crisis por la desaceleración en sus economías, la caída en las exportaciones, el aumento del hueco fiscal y el bajonazo en la cotización de las materias primas; en estos países hay demasiados saldos en rojo; por el contrario, a pesar de las recesión mundial, las señales peruanas son todas al alza.

La radiografía podría resultar similar a la de Colombia. Es una economía con una minería potente, atractiva para el turismo y con sectores clave en servicios y construcción. Además, durante los últimos años se vio beneficiada por una ola de inversión y el auge de precios internacionales de materias primas, que dispararon su balance externo.

Hasta aquí nada sorprendente. Es casi una fotocopia de lo que pasó en Colombia. Pero los resultados muestran distancias astronómicas entre uno y otro mundo. Perú creció el año pasado 9,8 por ciento y en 2007, 8,9. Y desde 2002 no crece por debajo del 4 por ciento. Está previsto que Perú este año se sostenga en terreno positivo con un crecimiento del 2 por ciento, una cifra más que razonable en medio de la crisis financiera mundial.

La principal explicación es que ese país "se volvió serio", como dice el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), Sergio Clavijo.

A pesar de las crisis políticas, desde el gobierno de Alberto Fujimori se ha mantenido la fórmula de disciplina fiscal y apertura a la inversión; de hecho el presidente Alejandro Toledo mantuvo la línea. Y cabe recordar que al principio del gobierno de Alan García existían enormes temores acerca del futuro económico; el actual Presidente no tuvo otra opción que seguir la cartilla.

Son tres los ingredientes de esa receta peruana. Primero, ese país ha realizado una política muy agresiva de disciplina fiscal. La decisión de sanear las finanzas públicas llevó al país a registrar superávit en los últimos tres años y superávit primario (sin el pago de intereses) desde hace cuatro años.

"La política fiscal prudente ha permitido aprovechar el 'boom' para reducir la carga de la deuda", explicó Eduardo Morón, ex viceministro de Economía de Perú y hoy profesor de la Universidad del Pacífico. Esto ha significado que la deuda como proporción del PIB se haya derrumbado desde el 45 por ciento del PIB, hasta el 20 por ciento del PIB. Así que cada vez son más los recursos libres del presupuesto para hacer inversión pública.

De hecho, el gran debate que tienen ahora en Perú es cómo harán para gastar cerca de 8.000 millones de dólares de sus presupuestos: el apenas naciente proceso de descentralización ha dejado en manos de las regiones y las municipalidades mayores responsabilidades de gasto y obviamente han tenido dificultades en esta tarea. El economista Morón, destacó que "no se consiguen proyectos listos para realizar" y esto ha generado un problema con la ejecución de esos gastos.

Aquí la diferencia con Colombia es abismal, pues justamente ahora en el país se está discutiendo cómo cubrir el déficit fiscal que el próximo año alcanzará 18 billones de pesos (unos 8.500 millones de dólares) y se acaba de presentar una reforma tributaria para cubrir gastos de defensa.

El segundo tema clave es que Perú se abrió realmente al comercio y a la inversión. El país logró un acuerdo con Estados Unidos, que ya está vigente. Además tiene TLC con Chile, México, Singapur, Tailandia y China y avanza en los acuerdos con la Unión Europea, Corea del Sur y Japón. Esta política de apertura llevó las exportaciones peruanas a 27.800 millones de dólares en 2007 y a 31.500 millones en 2008, las más altas cifras de la historia de ese país. A pesar de que Colombia tiene la misma ambición, perdió su oportunidad para firmar el TLC con Estados Unidos, acuerdo que sigue en el limbo por distintas circunstancias.

Pero ese es sólo un lado de la historia; el otro asunto es lo que se ha llamado en Colombia confianza inversionista. A Perú siguen llegando dólares por montones. De acuerdo con la agencia peruana de promoción de la inversión (Proinversión), el año pasado llegaron a Perú 4.079 millones de dólares en inversión extranjera directa. Los extranjeros han invertido en las empresas peruanas más de 10.000 millones de dólares en los últimos años.

Alberto Bernal, analista de Bulltick Capital Markets en Estados Unidos, explicó que gracias al ajuste y al ahorro, hoy Perú tiene menores presiones de gasto que Colombia y eso les hace ver a los inversionistas un mejor panorama sobre el futuro económico de ese país.

Carlos Otiniano, un reconocido periodista peruano, señaló a SEMANA que es clara la sensación de bonanza que hay en Perú. "En la costa hay mucho comercio y han florecido nuevos negocios, sobre todo en servicios (universidades, restaurantes, farmacias). También se han construido muchos centros comerciales y edificios de departamentos. Como nunca en la historia del país, en los últimos años la inversión privada en las provincias de la costa -sobre todo Piura, Chiclayo, Trujillo- ha crecido más que en Lima. Cuando me fui de Trujillo, hace año y medio, en la ciudad no había ni un solo centro comercial de grandes dimensiones. Ahora hay dos".

El tercer elemento
La crisis mundial dejó claro que nadie es invulnerable; de este hecho se desprende el tercer elemento clave en la receta peruana: el país tiene municiones para hacer política anticíclica y enfrentar los choques externos.

En 2008, Perú anunció un plan de gasto público superior a 3.600 millones de dólares para 2009 y 2010. Además, cuenta con un ahorro cercano a 2.000 millones de dólares en el fondo de estabilización fiscal, recursos que se recaudaron durante los años de boom y que se gastarán cuando la economía entre en recesión, cosa que no ha ocurrido hasta el momento. Finalmente, el Banco Central de Perú redujo sus tasas de interés hasta su nivel más bajo del 2 por ciento, lo que ha dado un impulso al consumo.

Y las autoridades han ampliado el portafolio de medidas para enfrentar la crisis. La Cepal destaca en su informe sobre las economías de la región que el gobierno peruano redujo aranceles a comienzos de 2008 para 571 partidas de alimentos y bajó los impuestos a los combustibles, con el fin de enfrentar la inflación.

Olga Lucía Acosta, representante de la Cepal en Colombia, señaló que Perú ha hecho un trabajo muy interesante en la promoción del microcrédito, las microfinanzas y la generación de trabajo para los jóvenes. Esto ratifica que el arsenal de munición para enfrentar los problemas es bien importante.

Obviamente, no todo es perfecto. En Perú no hay diversidad económica y por eso la volatilidad de crecimiento es mayor. Además, la incertidumbre política es permanente y hoy existe mucha preocupación porque lleguen al poder programas de gobierno que tiren por el suelo los logros en materia de inversión que se han obtenido en la última década.

Otra faceta preocupante es lo social. El periodista Otiniano dice que "no es cierto que las condiciones hayan mejorado para toda la población. En la sierra y en la selva, no se sienten todavía los beneficios de los buenos indicadores macroeconómicos".

A pesar de esto, es claro que Perú ha hecho la tarea. El buen manejo económico se ha mantenido como una de las prioridades, a pesar de cualquier dificultad política o cambio de gobierno. Además de aprovechar el boom de ingresos, las autoridades de ese país guardaron para los tiempos de vacas flacas. Esto ha dado sus frutos no sólo con mayor generación de puestos de trabajo (el desempleo se mantiene por debajo del 8 por ciento), sino dándole herramientas al país para realmente blindarse frente a los choques externos. Esa es la ventaja de ahorrar y mantener la disciplina, un consejo que han desatendido otros países que hoy atraviesan dificultades.