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CARLOS SLIM El magnate mexicano puso 350 millones de dólares sobre la mesa para comprar Telecom. La Contraloría le hizo reparos al negocio y la operación no se hizo

EMPRESAS

La supremacía Slim

En siete años, Carlos Slim, el segundo hombre más rico del mundo, ha construido un gran emporio en Colombia. Para unos, es su sagacidad en los negocios; para otros, simplemente chequera.

23 de agosto de 2008

En las últimas semanas dos anuncios importantes se dieron en Colombia que volvieron a poner en el primer plano de los negocios al magnate mexicano Carlos Slim.

Primero, la Comisión Nacional de Televisión (Cntv) le autorizó la adquisición de la firma Teledinámica, una operadora de televisión por suscripción en Barranquilla, que le sumó 50.000 usuarios a su red en todo el país y lo ratificó como el rey del cable (hoy tiene casi 1,6 millones de usuarios por todo el país). Y segundo, Slim entró al sector editorial nacional, con su firma Páginas Telmex, una empresa que edita 23 millones de libros de páginas amarillas en los mercados de Centro y Norteamérica y que representa el 10 por ciento de los ingresos del conglomerado en todo el mundo.

Estas movidas muestran el enorme interés que Slim ha cultivado por Colombia en los últimos años. Y su apuesta le ha llevado a tener hoy un emporio que incluye inversiones en los negocios de celular, televisión por cable, telefonía fija, editorial y de infraestructura y logística.

Slim es una figura mundial y disputa con Warren Buffet y Bill Gates los primeros puestos del ranking de los más ricos en el mundo. Es el dueño de América Móvil, la principal compañía celular de Latinoamérica, y Telmex, compañía de telecomunicaciones con presencia en casi todos los países de la región. Su fortuna supera hoy los 60.000 millones de dólares.

Obviamente, en Colombia sus cifras también son contundentes. Sus dos empresas más importantes, Comcel y Telmex, tienen un patrimonio de 2.000 millones de dólares, según sus balances a 31 de diciembre de 2007. El precio en el mercado podría ser considerablemente superior, pues si lo normal es que una empresa, en este sector, valga entre seis y ocho veces su Ebitda (ganancias antes de intereses, impuestos, amortizaciones y depreciaciones), sólo por Comcel, hoy habría que pagar mínimo 8.000 millones de dólares.

Pero la expansión del segundo hombre más rico del planeta en Colombia ha tenido sus vaivenes, como la frustrada compra de la estatal Telecom, por la que ofreció 350 millones de dólares. En esa ocasión, el gobierno anunció el negocio, el propio Slim vino a Colombia, se tomó la foto firmando un preacuerdo y cuando todo estaba listo, la estantería se vino abajo, porque el entonces contralor general, Antonio Hernández Gamarra, tumbó la operación al señalar que se debía hacer por la vía de un concurso público. Telecom al final quedó bajo el control de la multinacional española Telefónica, y Slim, con las manos vacías.

Sin embargo, el magnate mexicano no claudicó en su interés por aumentar su presencia en Colombia. Desde entonces y hasta la fecha ha invertido cerca de 1.000 millones de dólares en cableras y modernización de su infraestructura.

De la hegemonía de Carlos Slim en Colombia quedan pocas dudas. Actualmente cuenta con el 58 por ciento del mercado de la televisión por cable; es el más grande actor del negocio celular, con 22 millones de usuarios en Comcel (el 63 por ciento del mercado) y es el cuarto en Internet, con 267.000 suscriptores (el 17 por ciento del mercado).

Como si fuera poco, invirtió 40 millones de dólares en el proyecto Celta, que ofrecerá servicios logísticos desde Bogotá para los empresarios.

Además, acaba de metérsele al rancho ni más ni menos que al grupo Carvajal, en el mismísimo Cali, con su compañía Páginas Telmex, proyecto en el que invertirá inicialmente cinco millones de dólares; espera poner a circular unos 350.000 directorios en la capital del Valle, antes de octubre de 2009, y en los próximos años irá por los mercados de Bogotá y Medellín.

Slim ha fundamentado su estrategia local en dos pilares: apostando duro con el músculo financiero que hoy tiene por cuenta de su fortuna y haciéndolo en sectores altamente regulados, donde se mueve como pez en el agua.

A él le gusta gastar su dinero comprando empresas. Entró al país en 2001 cuando adquirió Comcel y, posteriormente, Celcaribe. Luego puso sobre la mesa su oferta por Telecom. Como no pudo, se dedicó a la compra de Cablecentro, Cablepacífico , TV Cable y, recientemente, Teledinámica, entre otros, y por eso tiene la mayor tajada del mercado de televisión por suscripción.

Para algunos analistas si bien el magnate ha mostrado ser muy exitoso cuando usa su chequera para comprar compañías, todavía está por demostrar qué tan eficiente es su grupo para ganar nuevos clientes. Y parece ser este el gran desafío que tiene esta organización en Colombia. Por ejemplo, está incursionando en varios mercados en los que prácticamente empieza de cero y debe alcanzar a sus competidores que ya le tomaron ventaja. Así ocurre en los mercados de Internet, telefonía fija, los servicios de valor agregado en telecomunicaciones, logística y páginas amarillas.

Pero Slim tiene fiebre por seguir creciendo y por eso ha hecho un esfuerzo enorme en inversiones, especialmente para cablear zonas del país donde hoy no opera, como Villavicencio, Neiva, el Eje Cafetero, Ibagué, Bucaramanga y Barranquilla, entre otras. También ha fortalecido su equipo de ventas, que pasó de 2.000 a 5.000 vendedores, con el objetivo de quitarles usuarios a sus competidores en los mercados de Bogotá, Cali y Medellín, y ganar en otras ciudades donde hoy no tiene tanta fuerza.

Pero una cosa es su poder económico y financiero, que nadie discute, y otra, el asunto normativo en el que su presencia atiza la polémica.

Slim se defiende muy bien en los negocios altamente regulados. De hecho, parte de su éxito se la debe a que empezó ganándose concesiones de telecomunicaciones en México. Esto lo disparó en todo el continente, donde hoy prácticamente es el principal actor del negocio.

En Colombia, su propuesta inicial por Telecom reveló el tipo de mercados que le gustan: donde pueda negociar directamente con el gobierno, donde hay una base amplia de infraestructura y de clientes y donde tenga asegurada la supremacía.

El proceso de adquisición de compañías de televisión por cable por parte de este magnate no ha estado ajeno al debate. Aunque la Cntv ha avalado todos sus negocios, muchos se preguntan por qué razón hoy está permitido, por ejemplo, que un solo actor (Telmex Hogar) tenga el dominio de más del 90 por ciento del mercado de televisión por suscripción en Bogotá.

De hecho, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) le confirmó a SEMANA que hoy están en curso dos investigaciones para verificar si las compras de Telmex han generado posición dominante en algún mercado. La expectativa por estos procesos es muy grande y esta decisión sólo se podría comparar con otras de gran calado como la histórica fusión de Avianca y Aces. Son muchos los que están atentos a un pronunciamiento de la SIC, que hasta el momento no ha dicho nada.

Nadie puede negar la importancia de la presencia de Slim en el mundo empresarial colombiano. Además de apostar fuerte por el país -lo que muestra un alto grado de confianza-, está moviendo este renglón económico.

Sin embargo, desde el punto de vista de la competencia, aún quedan cosas por resolver, como la duda de si en algún mercado Telmex tiene hoy posición dominante o no. Sin duda este es un tema trascendental no sólo para los competidores de Slim, sino para los usuarios colombianos, a los que el mexicano, el hombre de 60.000 millones de dólares, literalmente, se les metió al rancho.