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LA ULTIMA BATALLA

¿Cómo afecta a los países de América Latina el nuevo programa económico del presidente Bush?

2 de marzo de 1992

HACE APENAS UN AÑO, TODO EL MUNDO EStaba preocupado por las posibles consecuencias de la guerra del golfo Pérsico. Y el discurso anual del presidente de Estados Unidos sobre el "estado de la nación", ante el Congreso de su país, giro casi todo entorno del conflicto. Este año en cambio -resuelto el Hussein y sepultado el fantasma de la guerra fría- la gran preocupación es la economía.
En 1991 la producci6n mundial aumentó apenas el uno por ciento, lo que lo convirtió en el tercer año de crecimiento económico lento. Y las economías industrializadas se vieron afectadas por un crecimiento inusitado en sus tasas de desempleo. En Estados Unidos, por ejemplo, la desocupación llegó al 7.1 por ciento de la fuerza laboral. Por eso, casi todo el discurso pronunciado la semana pasada por el presidente Bush estuvo dedicado a temas económicos.
En su intervención, Bush delineó un programa de corto plazo, para salir de la recesión, y un plan de largo plazo para mejorar la posición económica de Estados Unidos en el contexto mundial. El primero centrado en un aumento del gasto público y privado, y el segundo en un aumento de la productividad. Ambos, según el presidente, destinados a emular el triunfo de los aliados en el golfo. " Si podemos cambiar el mundo -dijo Bush- podemos cambiar a Norteamerica".
No todos los analistas quedaron convencidos de la bondades del plan Bush. Es más, muchos de ellos atribuyeron las propuestas presidenciales -sobre todo las que tienen que ver con reducción de impuestos y aumento de subsidios- a una estrategia preelectoral. Bush, sin embargo, fue franco: "Yo sé y ustedes saben -dijo- que mi plan se hace publico en una temporada política. Yo sé y ustedes saben, que todo lo que yo proponga algunos lo consideran en términos solamente partidistas... Pero dejenme decirles: mucho más importante que mi futuro político, y mucho más importante que el de ustedes, es el bienestar de nuestro pueblo".
Y la verdad es que, por lo menos en las propuestas de corto plazo, el plan parece atacar el centro del problema. Un estudio realizado a firlales del pasado por el Departamento de Comercio señalaba, refiriendose a las perspectivas económicas para 1992: "Es improbable que la recuperación sea tan fuerte como otras veces en el pasado. Los consumidores no estan en condiciones de aumentar los gastos a un ritmo rápido. El ingreso real y los ahorros se redujeran durante la recesión, y los niveles de deuda de los consumidores siguen siendo altos. Estas condiciones impedirán el retorno de los consumidores a las tiendas en grandes cantidades. Y los gastos del gobierno, restringidos por el déficit presupuestario, agregaran poco a la recuperacion". Y son esos, precisamente, los obstáculos que ataca el plan Bush.
Con el fin de aumentar el gasto público, el presidente solicitó a todas las agencias federales que aceleren sus programas de gasto, lo que debe poner en circulación un monto adicional de 10.000 millones de dólares en los próximos seis meses. Y para incrementar el poder de compra de los consumidores, le dio instrucciones al secretario de Hacienda para modificar las tablas de retención sobre impuestos, con el fin de inyectarle 25.000 millones de dólares más a la economía en el curso de un año.
Aparte de eso, le solicitó al Congreso la aprobación de una ley que le permita a los norteamericanos que sueñan con adquirir su primera casa propia utilizar -sin recargos ni descuentos- hasta 10.000 dó1ares de sus fon- dos de pensiones y si es del caso recibir, sobre los mismos fondos, un crédito adicional hasta por 5.000 dólares.
Les pidió también a los congresistas reducir el impuesto a las ganancias de capital que pagan los norteamericanos. Y para salir al paso de quienes afirman que dicha medida sólo beneficiaria a los ricos, aseguró que "el 60 por ciento de la gente que se beneficia con una reducción del impuesto a las ganancias de capital tiene ingresos inferiores a los 50.000 dólares y una reducción en el impuesto a las ganancias de capital aumenta el empleo y ayuda a casi todos en nuestro pais".
Finalmente, y como para que no quedaran dudas sobre su propósito de buscar una rápida recuperación de la economía, urgió la aprobación de las medidas contenidas en su plan de corto plazo, y les fijó como fecha el 20 de marzo, día en que, según él, "la batalla se habrá entablado".
Aunque con dudas, por tratarse de un año electoral, lo cierto es que todo el mundo espera que, como en el caso del golfo Pérsico, el presidente gane su batalla, porque una recuperación de la economía norteamericana serviría para impulsar la economía mundial y para incrementar el comercio interna- cional. Y serian muchos los países beneficiados con dicha situación, incluyendo a Colombia y al resto de América Latina.
Si bien la recesión que vivió la economía norteamericana el año pasado no golpeó las exportaciones de la región -por su carácter todavía marginal- eso no quiere decir que un crecimiento sostenido de la demanda no tenga un impacto positivo sobre sus ventas a los Estados Unidos. La experiencia, en efecto, ha demostrado la importancia que, para las exportaciones de America Latina, tiene el crecimiento de la economía norteamericana.
Menos claro, sin embargo, es el impacto que una recuperación económica de los Estados Unidos pueda tener sobre otras variables fundamentales para la región como el flujo de capitales. SEMANA conoció en días pasados un estudio del Fondo Monetario Internacional según el cuál la creciente acumulación de reservas internacionales, el fortalecimiento de la tasa de cambio y el boom del mercado de capitales que han vivido de manera simultánea -en el ultimo año- la mayoría de los grandes países de América Latina (ver grafico) es consecuencia directa de dos factores: la recesión de la economía norteamericana y la baja de las tasas de interés en dólares.
Y es de prever, por lo tanto, que una modificación de tales factores afecte el comportarmiento de las variables mencionadas.
Según el fondo Monetario, la recesión y la baja en las tasas de interes "bombearon" fondos fuera de los Estados Unidos y contribuyeron a su acumulación en América Latina. Por eso mismo, sin embargo, tal acumulación podría tener un carácter temporal, lo que supone un manejo cuidadoso de la política económica en los países de la región. Porque así como la llegada de tanto dinero cambió todo el entorno macroeconómico, su retiro podría tener consecuencias igualmente traumáticas. Y todo eso hace que un posible "triunfo" de Bush en su última batalla -por lo menos en su actual gobierno- desate oleajes complicados de sortear al sur del río Bravo.