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LAS RAZONES DEL CAMBIO

Figura familiar para todos los conocedores del ambiente financiero explica la reducción sufrida por el mercado accionario.

18 de abril de 1983

Cuenta Eduardo Carrizosa Ricaurte que la primera vez que hizo una operación en la Bolsa de Valores de Bogotá, ambos, él y la Bolsa, eran menores de edad. Era 1935, apenas 8 años habían transcurrido desde la fundación de la Bolsa por un grupo de 10 pioneros, entre los que se encontraba Bermúdez y Valenzuela S.A., empresa a la que se asoció Eduardo Carrizosa.
Han transcurrido 48 años en los que su nombre y el de sus empresas han estado íntimamente ligados al quehacer financiero y bursátil. Este es el diálogo que mantuvo con SEMANA.
SEMANA: ¿Cuáles son, en su opinión, los cambios más importantes que se han dado en la intermediación financiera?
EDUARDO CARRIZOSA: Yo creo que, sin duda, una de las transformaciones más relevantes y duraderas ha sido el desplazamiento del interés tradicional del ahorrista por los papeles accionarios, hacia otro tipo de papeles y operaciones. En la actualidad el mercado accionario ha quedado virtualmente reducido a una mínima expresión, pero hace unos cuantos años la operaciones de capital realmente importantes, tenían como marco la Bolsa. El interés de la gente en las acciones era tan grande que era frecuente el accionista que transformaba sus dividendos en nuevas acciones. Se consideraba una maravilla poseer papeles de Fabricato, Bavaria, Banco de Colombia, Coltejer, en fin, de las que hoy son nuestras principales empresas. Pero, en los últimos 15 a 20 años, la intermediación financiera ha adquirido nuevas formas.
S.: ¿Cuáles son las razones de esos cambios?
E.C.R.: A partir de fines de los 60 el desinterés de los ahorristas en financiar las empresas por la vía accionaria se puso de manifiesto con mayor fuerza. Pero, simultáneamente, los requerimientos de capital de trabajo de empresas que estaban expandiéndose y necesitaban de ese ahorro interno, también se hizo más intenso. La intermediación financiera hizo el nexo, pero ya era una modalidad distinta. El inversionista ahora era un prestamista. La presión de las empresas sobre la plaza financiera, el afán del ahorrista de obtener los mejores beneficios y la actitud irresponsable de algunos intermediarios, empujaron las tasas de interés llegando a ubicarlas más de 10 puntos arriba en menos de diez años. La razón principal de esta transformación se encuentra, claramente, en la doble tributación a que fue sometida la sociedad anónima.
S.: Hay quienes afirman que uno de los problemas graves de la economía colombiana es la sobre-dimensión del sector financiero frente a los demás sectores productivos. ¿Cuál es su opinión? E.C.R.: El problema de si hay o no sobre-dimensión de la intermediación del dinero frente a la producción sólo puede contestarse cotejando nuestra situación con la de los demás países de similar desarrollo. Y viéndolo así, no hay dudas de que eso no es cierto. Por ejemplo, en Ecuador, en 1977, el sector financiero representaba el 5% del P.B.I., en Chile era el 7%, mientras en Colombia representaba apenas el 3% del P.B.I.
S.: ¿Qué explicación de fondo hay sobre las recientes irregularidades que se han presentado en bancos y financieras?
E.C.R.: Aunque parezca parcial, la primera explicación es la presencia de personas no habituadas a un manejo serio y responsable de la cuestión financiera, en un contexto de rápido crecimiento del sector y de una lenta adecuación de la legislación sobre él mismo. Y aun cuando los malos hábitos viniesen de tiempo atrás, al ponerse de presente una situación recesiva de la economía nacional --incluyendo la marginal-- y mundial, el desmesurado crecimiento de los intermediarios, hizo crisis. Pero lo hizo no por el rápido desarrollo del sector financiero, sino por el manejo irresponsable de algunos grupos e individuos.
S.: Las consecuencias de la crisis, ¿ya se pueden considerar superadas?
E.C.R.: Creo que algunas de las inmediatas sí, pero todavía no se puede afirmar que la plaza haya recuperado la plena normalidad. Por ejemplo, las captaciones de las diversas entidades sufrieron un brusco desplazamiento hacia los bancos oficiales y el sistema UPAC, disminuyendo notablemente el de otros intermediarios. En realidad, el proceso hacia la recuperación total es lento.
S.: Finalmente, una pregunta que se hacen todos los colombianos, ¿por qué no bajan las tasas de interés?
E. C.R.: Yo creo que las tasas de interés no han bajado porque, entre otras cosas, el riesgo de prestar ha aumentado seriamente. La cartera vencida sigue un sostenido curso ascendente y el grado de endeudamiento de las más importantes empresas es muy alto, con lo cual se ha creado un costo adicional a los intereses. Por otra parte, la caída de la emergencia económica creó mucha incertidumbre, dificultando la consecución rápida y barata del dinero. Sin embargo, el hecho de que las tasas de captación sí hayan disminuido es un buen augurio, que puede presagiar una baja de las tasas de colocación, en la medida en que las medidas económicas restablezcan la confianza y despejen la incertidumbre.