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El nuevo presidente de la EEB, Ricardo Roa, afirma que no habrá un giro en el manejo de la empresa y que seguirá con el plan de expansión por 7.500 millones de dólares. | Foto: Guillermo Torres

BOGOTÁ

Las señales confusas de la Empresa de Energía de Bogotá

En menos de un año la junta directiva de la EEB ha cambiado en cuatro ocasiones. A esto se suma el sorpresivo relevo en la presidencia. Esas señales confunden al mercado.

25 de octubre de 2014

Las empresas de servicios públicos en Colombia, incluso las que son de propiedad estatal, se han caracterizado por una gestión corporativa independiente de presiones políticas. Por eso han llamado tanto la atención las señales enviadas por la Empresa de Energía de Bogotá EEB –la mayor del distrito y una de las más grandes del país– con las últimas decisiones tomadas relacionadas con sus órganos corporativos.
En apenas diez meses la junta directiva de la EEB ha sido modificada en cuatro oportunidades. El último movimiento fue el más insólito. En cuestión de mes y medio, dos miembros principales de este órgano, Guillermo Perry (por el Distrito) Mauricio Cabrera (en calidad de independiente), fueron retirados y nuevamente reintegrados.

Cabrera llegó en abril de 2013 por invitación del alcalde Gustavo Petro, y Perry en mayo de 2014, llamado por Rafael Pardo cuando este asumió en marzo de manera temporal la Alcaldía Mayor de Bogotá, ante la suspensión de Petro.

Sin embargo, intempestivamente y sin razón aparente, el 4 de septiembre una asamblea extraordinaria hizo nuevos ajustes en la junta. En esta movida salieron cinco miembros entre ellos Perry y Cabrera y llegaron el secretario de Hacienda, Ricardo Bonilla, el exsecretario de Gobierno, Guillermo Jaramillo, y los sindicalistas Fabio Arias y José Orlando Rodríguez.

Hace poco más de una semana, en otra asamblea extraordinaria, los dos volvieron a tomar asiento en la junta. Para el mercado el mensaje que se está transmitiendo es muy confuso, algo que para una empresa inscrita en bolsa no es serio. A estos cambios se sumó la salida sorpresiva, el pasado 15 de septiembre, de Sandra Fonseca, presidenta de la EEB (matriz del Grupo de Energía de Bogotá- GEB). En su reemplazo ingresó Ricardo Roa, quien era el presidente de la Transportadora de Gas Internacional (TGI), una de las filiales más importantes del GEB.

Para Business Intelligence (BI) la noticia sobre la salida de Fonseca cobró relevancia por la notable influencia política involucrada en la decisión. “Sorprende no solo el cambio sino el momento y la forma en que se hizo”, señaló en un reporte.

Algunos temen que si se politiza la administración, la empresa se convierta en la caja menor del gobierno distrital vía menores inversiones y mayores pagos de dividendos. Los cambios habrían sido un ruido en el mercado accionario. El precio de la acción ha caído 5 por ciento desde el 15 de septiembre. Está en 1.610 pesos, por debajo del precio máximo de 1.740 pesos que alcanzó en agosto de este año. Cabe anotar que estos cambios han coincidido con un periodo de alta turbulencia en todos los mercados.

El nuevo presidente de la EEB, Ricardo Roa, ostenta buenas credenciales para continuar con una labor exitosa en el holding. Su trayectoria incluye la gerencia de TGI que opera y mantiene cerca de 4.000 kilómetros de gasoductos en Colombia, la red más extensa del país, y la dirección de la Electrificadora de Santander (Essa), así como un puesto en las juntas directivas de Codensa, Emgesa, Gas Natural, entre otros. Roa supervisó un periodo de crecimiento y consolidación financiera dentro de TGI.

El directivo asegura que no habrá un giro en el manejo de la compañía y que seguirá adelante con el plan de expansión que contempla inversiones por 7.500 millones de dólares de aquí a 2018. “La decisión de contar nuevamente con expertos de la calidad profesional de Perry y Cabrera es un mensaje de garantía de la continuidad de los planes y del rigor técnico que debe imperar en la empresa”, le dijo a esta revista.

Dentro del plan de expansión explora oportunidades en México donde tiene previsto participar en dos de las 18 licitaciones para proyectos de transporte de gas. Adicionalmente, estudia inversiones en Brasil y Panamá y en el desarrollo de la red de gasoductos en Centroamérica. En Colombia, analiza el modelo de negocios para poner en marcha un sistema de transporte eléctrico. Ya creó la filial Empresa de Movilidad de Bogotá.

En síntesis tanto ruido de las últimas semanas no es bueno para una empresa de la importancia de la EEB. Lo que más le conviene al distrito es tener una compañía sólida, alejada de intereses políticos para que sus beneficios económicos se traduzcan en mayores ingresos y obras para Bogotá.