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El gobierno de Juan Manuel Santos se comprometió a generar 2 millones y medio de empleos nuevos. La meta es bastante difícil de conseguir. | Foto: Alejandro Acosta

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¿Logrará el gobierno formalizar la economía y reducir el desempleo?

Expertos creen que la meta del gobierno Santos de generar 2.500.000 empleos nuevos durante el cuatrienio es poco realista y consideran que el proyecto de ley de formalización y primer empleo es muy complejo para conseguir sus objetivos.

Gloria Valencia, editora económica de SEMANA
27 de agosto de 2010

A nadie le queda la menor duda de que la prioridad económica del nuevo gobierno debe ser la reducción del desempleo y la formalización de la economía. Por supuesto, tampoco al gobierno y por ello una de las primeras reformas que se propuso llevar al Congreso, en el primer arranque, es justamente la reforma de formalización laboral y de Primer Empleo.
 
Sin embargo, para algunos economistas, la fórmula que el gobierno propone en el
proyecto para formalizar 500 mil empleos que hoy son informales y generar otros dos millones y medio de nuevos puestos de trabajo, podría tener fallas que impiden conseguir esta meta.

Para Hugo López, gerente seccional en Medellín del Banco de la República y uno de los economistas que más conoce sobre el tema laboral en Colombia, el objetivo al que le apuesta el gobierno Santos es tan alto que será difícil de alcanzar. En el Congreso de los banqueros que se realizó en Cartagena, López señaló que la meta que se fijó el gobierno para llegar al 2014 implicará que cada año se crean 625.000 nuevos puestos de trabajo, algo que supera lo que se logró a nivel nacional entre 2002 y 2007. En ese período, cuando el país logró tasas de crecimiento económico superiores al 5 por ciento anual, se generaron 288.000 empleos por año. “En cuatro años se crearon un millón 200 mil nuevos puestos de trabajo y con eso bajamos el desempleo muchísimo. Estaba casi en el 19 por ciento y lo llevamos al 12,5 por ciento”. Yo creo que no es necesario poner una meta tan alta”.
Para López casarse con la cifra de dos millones y medio fue un compromiso que difícilmente se cumplirá. Es factible bajar el desempleo del 9 por ciento, como busca el gobierno, generando un millón 200 mil empleos y focalizándose en aquellos empleos de personas con baja educación que es donde hay un gran reto.

Las buenas intenciones del proyecto de ley laboral para formalizar los empleos hoy informales, podrían quedarse a mitad de camino. El economista de Fedesarrollo y ex ministro de Hacienda, Guillermo Perry, dice que la ley de formalidad empresarial es absolutamente compleja y que el gobierno debió pensarlo dos veces antes de llevarla al legislativo. “La informalidad no se organiza solo con las empresas chicas”

En ello coincide Hugo López, quien afirma que es muy difícil formalizar las empresas más chicas con reducciones transitorias de parafiscales, tal como propone el gobierno. Para él, la mayoría de las micro que ocupan hasta 5 empleos no son siquiera capaces de pagar el salario mínimo. “Si tuvieran que pagar el salario mínimo diario, a quienes ganan menos y el costo de otras obligaciones laborales (salud contributivo, pensiones y parafiscales) que evaden, sus costos laborales subirían 37 por ciento”.

López cree que el verdadero impacto dependerá mucho de lo que se haga con el salario mínimo. Sus cuentas indican que si una empresa aumenta 10 por ciento su planta de trabajadores con salario mínimo, el ahorro que tendrá con la reducción de los parafiscales es tan poco que se perderá cuando suban el mínimo.

Otros expertos creen que la fórmula de perdonar los parafiscales de manera progresiva en los primeros 3 años de operación de la empresa no garantiza ni la formalización ni la generación de nuevos empleos. El propio Hugo López recuerda que algo parecido se había hecho con la Ley 789 de 2002 que por cuatro años perdonó los parafiscales a las empresas que crearan nuevos empleos. Sin embargo, el impacto en generación no fue muy grande.

Para la presidenta de la Asobancaria, María Mercedes Cuéllar, los dos problemas más graves en materia de empleo son la productividad laboral que sigue siendo muy baja en Colombia, y el salario mínimo que es una proporción muy alta del salario promedio de la economía. “Es en el campo del empleo donde probablemente el gobierno tendrá que ser más ingenioso y recursivo. Por eso creemos que propuestas audaces, como la que presentó el ex ministro Rodrigo Botero, merecen ser escuchadas y debatidas”. Se refiere a la propuesta de aplicar estímulos tributarios de una manera agresiva a cambio de aumentar la nómina.

Para todos es claro que resulta cuando menos vergonzoso que Colombia tenga una de las tasas de desempleo más altas de América Latina, y que la informalidad laboral ronde el 60 por ciento.

El problema laboral en Colombia, dice la economista de la Universidad de los Andes, Ana Lucía Ibáñez, se agrava por la masa de desplazados que llega a las ciudades. Estas personas compiten laboralmente con los más pobres, agudizando el problema. “La tasa de desempleo de la población desplazada es mucho más alta que la de la población pobre y similar a la del indigente”.

Son muchos problemas al tiempo los que afectan el mercado laboral y como dice Hugo López, con tantos toros en la misma plaza hay que torearlos de a uno.