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LOS APUROS DE "EL TIGRE"

EMILIO AZCARRAGA, EL MAGNATE MAS GRANDE DE LA TELEVISION EN LATINOAMERICA, TIENE PROBLEMAS DE LIQUIDEZ.

10 de febrero de 1992

BASTA PENSAR QUE EN COlombia una sola persona pudiera ser el dueño de la Cadena 1, del Canal A, de la Cadena 3, de Cara
col, RCN, RTI, Punch, JES, y todas las demás programadoras, de todos los noticieros de radio y televisión, de Teleantioquia y Telepacífico, de los TV cables locales, del Deportivo Cali, Millonarios y Atlético Nacional, del Campín, del Estadio Metropolitano de Barranquilla y de las plazas de toros de Santamaría y Cañaveralejo, para poderse imaginar, tan siquiera en pequeña escala, la dimensión de Emilio "El Tigre" Azcárraga, el gran tycoon de los medios de comunicación de México.

Azcárraga es dueño de Televisa, que es un emporio económico de alcance internacional, cuyas principales inversiones están concentradas en medios de comunicación y en la industria del esparcimiento y comprenden 3 cadenas de televisión, 181 canales locales equipos de fútbol, estadios y hasta plazas de toros. televisa produce 21.700 horas de televisión al año, que en tiempo real equivale a dos años y medio con todas sus horas, minutos y segundos.

Televisa no sólo tiene el monopolio de la televisión de ese país controla el 90 por ciento del mercado sino que sus intereses trascienden las fronteras mexicanas. Fue el primer grupo en incursionar en el mercado hispano de Estados Unidos cuando creó a principios de los años 60 la Spanish International Broadcasting Corporation -SIBC- y la Spanish International Network -SIN-, que se convertirían en lo que hoy es Univisión. En 1988 el grupo Televisa se vio obligado a vender esa empresa a la Hallmark Cards Inc., por problemas con la legislacion antimonopolios de Estados Unidos, pero Azcárraga logró un arreglo satisfactorio. Hallmark le pagó 600 millones de dólares y se comprometió a comprarle 30 millones anuales en programación durante diez años, con lo cual se convirtió en el principal proveedor de programación de aquella cadena.

Pero lo sorprendente es que Televisa ha perdido más de 200 millones de dólares en los últimos tres años y está enfrentando una crisis de liquidez. Un solo proyecto, el lanzamiento de The National, periódico deportivo en Estados Unidos, le costó 100 millones. Y tuvo que ser cerrado en junio del año pasado.

A raíz del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, Azcárraga está anticipando mayor competencia, tanto a nivel interno como externo. Esto lo llevó a tomar la decisión de abrir su empresa al público en busca de recursos nuevos. En una primera etapa ha puesto en venta el 25 por ciento de Televisa, con lo cual aspira a obtener 700 millones de dólares. El mecanismo adoptado para obtener ese monto es el de una colocación de acciones en los mercados financieros internacionales. Del gran total, 600 millones están colocados en las bolsas de Nueva York, Londres y Tokio bajo la direccion del conocido banco de inversión neoyorkino Goldman Sachs & Co. Los 100 millones de dólares restantes serán colocados en México, a través de Acciones y Valores, la firma de corretaje bursátil más grande de ese país.

El momento para la colocación parece oportuno por el desempeño de las bolsas mexicanas en los dos últimos años. La única duda para los potenciales inversionistas radica en las pérdidas acumuladas de Televisa y en su capacidad de salir adelante a pesar de ser un monopolio. Quienes conocen las empresas de Azcárraga argumentan que buena parte de ellas están directamente relacionadas con el fracaso de The National, y ya fueron absorbidas. De otra parte, Televisa está en pleno proceso de reestructuración: se han vendido varias inversiones improductivas, se han despedido 2.000 trabajadores y hace un par de meses se incrementaron las tarifas en un 20 por ciento. También tiene un plan de expansión en América Latina, y ya tiene concretadas operaciones conjuntas en Chile y Venezuela.

A pesar de que el futuro no es tan claro, Azcárraga le hace honor a su apodo de "El Tigre", y no se deja asustar fácilmente por la adversidad. Durante la década de los años 70 logró sortear con éxito la sucesión de su padre, el fundador de la empresa, y los temores de expropiación por parte del gobierno populista de Luis Echeverría. Durante los 80 se enfrentó al gobierno americano y a su Comisión Federal de Comunicaciones, que le obligaron a vender Univisión amparados en la legislación antimonopolios. El reto de los 90 parece ser, sin duda, el de sacar adelante a Televisa de la crisis coyuntural que atraviesa y consolidarla, quizás, como el conglomerado de medios de comunicación más importante de América Latina.