Home

Economía

Artículo

DESARROLLO

Mal ambiente

Detrás de las cada vez más frecuentes peleas entre los ministros de Minas y Ambiente, hay un tema de fondo: cómo aprovechar las nuevas riquezas sin saquear la naturaleza.

17 de noviembre de 2007

El pasado martes, en la comisión quinta del Senado de la República se asistió a un nuevo capítulo del choque de opiniones entre los ministros de Minas, Hernán Martínez, y de Ambiente, Juan Lozano. Cuando se aprestaban a discutir en primer debate el proyecto de ley que reforma el Código de Minas, iniciativa de autoría del ministro Martínez, el senador José Gonzalo Gutiérrez leyó una carta en la que Lozano pedía una prórroga para continuar el estudio.

Levantada la sesión, quedó la duda si el Ministerio de Ambiente tiene reparos serios a la iniciativa. Lo único claro es la aparente falta de coherencia interna del gobierno frente a un proyecto que toca dos carteras que parecen andar en orillas distintas.

La situación sorprendió bastante y molestó aun más al titular de Minas y Energía, quien dijo al final del fallido debate que le parecía muy extraño que su colega de gabinete estuviera enviando cartas al Congreso, sin que lo hubieran coordinado internamente.

Según Martínez, es muy raro que su cartera, que es la autora del Código, no tenga idea de lo que está pensando el Ministerio de Ambiente "y que éste no haya tenido la decencia de avisarnos cuáles son los problemas que tiene el proyecto de ley".

Aunque el ministro Juan Lozano no asistió a la sesión en el Congreso, le dijo a SEMANA que no había ningún enfrentamiento con su colega de Minas, sino que consideraba que frente al tema de explotar la riqueza hay que ser sensibles y concertar.

Lozano no oculta que tiene serias inquietudes frente al tema minero-ambiental y que en un tema tan delicado prefiere que se analicen con más detenimiento. "Me preocupa que Ingeominas esté repartiendo títulos mineros por todo el país sin considerar asuntos como el impacto ambiental", dijo a SEMANA.

A simple vista, este incidente se podría tomar como una clara falta de coordinación en el gobierno, frente a un proyecto de ley, sin embargo, el asunto va más allá. El hecho revela que las tensiones por la pelea entre Desarrollo y Medio Ambiente viene creciendo día tras día en Colombia. Y Martínez y Lozano se han encargado de reforzarlo.

Recientemente hubo una polémica nacional cuando el Ministerio de Ambiente, apoyado por el presidente de la República, Álvaro Uribe, frenó el desarrollo de un puerto carbonífero en Cartagena, porque el proyecto evidentemente iba a contaminar la región. El proyecto había sido avalado e impulsado por el Ministro de Minas.

Pisando duro

Ahora, la cartera de Ambiente está a punto de tomar otra decisión trascendental que también generará polémica. Se trata de aprobar o no la licencia ambiental para un proyecto de producción minera en El Descanso, departamento de Cesar, a cargo de la multinacional Drummond. En el interior del Ministerio hay mucha preocupación sobre el tema, pues de aprobarse la licencia, Cesar quedaría como una de las zonas mineras más grandes del mundo con enormes implicaciones ambientales.

La Drummond, que lleva dos años esperando la licencia, ampliará con este proyecto su producción carbonífera, y la duplicará en los próximos dos años hasta los 40 millones de toneladas de carbón al año.

Al mismo tiempo, la firma Prodeco, de la multinacional Glencore, está adelantando un proyecto para llevar su carga carbonífera por el tren de Santa Marta, lo que ha puesto con los pelos de punta a todos los habitantes de la zona, por la contaminación del aire y del agua. Esto ha empezado nuevamente a generar tensión entre ambos ministerios, pues este es el único camino para exportar el carbón.

El jueves pasado, el ministro Lozano ratificó que la licencia para operar el puerto carbonífero de Prodeco que vence en 2009 no será renovada. Lo que significa que la compañía tendrá que buscar dónde embarcar su carbón para exportar.

Sin duda, el carbón está de moda. Según Jairo Herrera, del sistema de Información Minera Colombiana, Colombia está "sobre demandada" para la explotación minera. "La actividad minera va a seguir creciendo, porque los mercados internacionales van a jalar, dice. Petróleo y carbón siguen creciendo en precios y esta es una oportunidad que tiene el país, porque lo mejor, económicamente, es exportar el producto".

De acuerdo con Herrera, hoy llegan al Ingeominas entre 60 y 80 solicitudes diarias para asignación de zonas mineras. En pocas palabras, Colombia se está convirtiendo paulatinamente en una única gran mina. Y aquí es donde se agudiza la angustia del Ministro de Ambiente.

Además, el boom de precios en las materias primas ha llevado no sólo al petróleo a sus máximos históricos, sino a todos los productos mineros. En el caso del carbón, se está vendiendo en los mercados internacionales al precio más alto de los últimos 20 años.

El impulso económico se explica en buena medida por el auge minero e industrial. Estos dos sectores tienen a su cargo hoy casi el 40 por ciento del crecimiento económico del país.

Colombia le apostó al desarrollo del sector minero y las noticias en este frente son muy positivas y los millonarios ingresos futuros son fundamentales para las arcas de la Nación y las regiones. Pero no todo es color de rosa, pues como se trata de actividades con impacto ambiental, surgen preocupaciones normales.

Por supuesto, las primeras en reaccionar son las mismas comunidades afectadas, por ejemplo, por la explotación minera. Eso fue lo que ocurrió con el puerto de Barú en Cartagena y con el ferrocarril en Santa Marta. Las mismas poblaciones son las que se han opuesto a que se desarrollen esos proyectos.

Por el lado del Ministerio de Ambiente es claro que se ha impuesto una dura corriente ambientalista, que se sentirá en la asignación de licencias para puertos y proyectos mineros, que seguramente será más severa que en el pasado.

Como se ve, si bien el problema pasa por la evidente falta de coordinación en el gobierno, va mucho más allá. El asunto no es sencillo porque si bien el país necesita explotar su riqueza y crecer, no lo puede hacer a la loca. En eso, el papel del ministro Lozano ha sido vital. Él, por lo menos, ha vuelto a poner sobre la mesa y en igualdad de condiciones el tema ambiental, que había estado relegado al cuarto de San Alejo durante varios años de este gobierno.