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Crecen los temores por la propagación de la crisis de la deuda de la eurozona, que ya golpeó duramente a Grecia, Portugal e Irlanda y tiene a España e Italia contra las cuerdas. Según ‘The Economist’, la crisis ha entrado en una fase tan peligrosa que la moneda única está en riesgo.

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‘Mamma mia!’

Europa está contra las cuerdas y el euro, en peligro. Grecia no sale a flote y ahora se teme que Italia se vea en los mismos líos. Las agencias amenazan con bajarle la calificación a Estados Unidos, algo que sería histórico. ¿Caerá la economía mundial en una crisis igual a la de 2008?

16 de julio de 2011

Mientras en Colombia soplan buenos vientos para la economía y las noticias hablan de boom petrolero, grado de inversión, crecimiento, auge de negocios y confianza inversionista, afuera se está formando una gran tormenta de consecuencias aún desconocidas.

Ese optimismo local no puede ser más distinto a lo que pasa en Europa y Estados Unidos. A ambos lados del Atlántico se habla de problemas fiscales, alto endeudamiento público, dificultad para acceder al financiamiento, riesgo de cesación de pagos y hasta de países en quiebra. Muchos analistas pronostican que esta podría ser la tormenta perfecta que lleve al mundo hacia una crisis económica como la de 2008, cuando se cayó en una gran recesión, la peor en ochenta años.

La semana pasada, las principales bolsas del mundo tuvieron fuertes caídas, lo que hizo recordar el episodio de Lehman Brothers, cuando las acciones se desplomaban, una tras otras, como en un efecto dominó. En los últimos días, las agencias calificadoras se han encargado de acrecentar el nerviosismo de los mercados, al bajar a la categoría de bonos "basura" (altísima probabilidad de que no se puedan pagar) los títulos de Irlanda y Portugal tras considerar que van por el camino de Grecia, que ya había sido degradada.

El temor de contagio tocó a Italia, la octava economía del mundo. Los mercados están castigando sus bonos pues los inversionistas dudan de la capacidad de Italia de cumplir con sus obligaciones. El gobierno de Berlusconi ha tenido que pagar mayores intereses por acceder a financiamiento externo. El nivel de endeudamiento supera el 120 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) y ahora muchos creen que se podría ver en los mismos líos de Grecia.

Para completar este oscuro panorama, la agencia Moody's advirtió la semana pasada sobre una posible rebaja en la calificación de Estados Unidos, pues el tiempo corre y el gobierno de presidente Barack Obama no consigue la autorización del Congreso para ampliar el techo del endeudamiento y evitar que a partir del 2 de agosto empiece a incumplir con los pagos de su deuda. "Esto puede acabar con mi Presidencia, pero no voy a ceder en esto", dijo a los republicanos en una reciente reunión, lo que da una idea de la magnitud del problema y de los desacuerdos entre demócratas y republicanos. El problema es que estos se mantienen y la solución no pasa tanto por la economía como sí por la política, lo que puede complicar la situación.

El efecto cascada

Los graves problemas a cada lado del Atlántico no se deben considerar crisis independientes o de carácter geográfico, aunque cada una tenga sus propias características. "El problema no es solo de Europa ni de una parte del Viejo Continente. Ya la economía mundial está tan interconectada por los mercados y los sistemas financieros que lo que les pase a Grecia, Portugal o Italia no solo afecta a los europeos o a sus bancos, sino a muchos más en el planeta", le dijo a SEMANA el economista español José Juan Ruiz, del Grupo Santander.

En efecto, si a Europa le va mal, a todos les irá mal. El presidente de la Reserva Federal estadounidense (FED), Ben Bernanke, advirtió en un mensaje al Legislativo gringo que "lo que sucede (en Europa) amenaza a la economía de Estados Unidos, porque si la coyuntura europea se deteriora, veremos un aumento generalizado de la aversión al riesgo, una caída de los precios de los activos financieros y una fuerte inestabilidad en los mercados".

Esto explica por qué un país tan pequeño como Grecia, que representa el 3 por ciento del PIB de la eurozona y el 2 por ciento de la deuda, pueda poner en jaque a toda la economía mundial. Casi la mitad de la deuda helena, pública y privada -cercana a los 200.000 millones de dólares-, está en manos de los bancos franceses y alemanes, que tienen 57.000 millones y 48.000 millones de dólares, respectivamente. Y hasta los bancos estadounidenses tienen inversiones conectadas con la deuda griega. Es decir, el caos de Atenas retumba en muchas otras partes del planeta. Lo mismo sucede con la deuda de Irlanda y Portugal. La preocupación por el impacto en el sistema bancario crece: según un reciente test, 8 de 91 bancos analizados en Europa no soportarían un escenario adverso. Muchos economistas temen que esto se pueda convertir en una crisis financiera de consecuencias inimaginables.

Ahora bien, que estos tres países tengan problemas para pagar su deuda y conseguir financiación en el mercado es una cosa, y otra muy diferente que sea Italia la que esté en estos líos. "Italia es demasiado grande para ser rescatada", dice Mauricio Cárdenas Santamaría, del Instituto Brookings de Washington. Italia representa el 25 por ciento de la deuda de Europa, y no habría plata para rescatarla. Los mercados le están pasando factura y cobrando altas tasas para soltarle dinero. "No me quiero imaginar lo que pasaría si Italia no tiene acceso al mercado financiero", dice el economista Alberto Bernal, de la banca de inversión de Miami Bulltick Capital Markets y quien monitorea permanentemente los mercados. Colombia acaba de colocar en el mercado internacional bonos a diez años al 4,4 por ciento, mientras que Italia tuvo que pagar por bonos a ese mismo plazo tasas del 6 por ciento, las más altas de su historia.

Para tratar de darles confianza a los mercados, el gobierno de Berlusconi aumentó de 47.000 a 79.000 millones de euros la cantidad de recursos a conseguir a través de un severo plan de ajuste, aprobado en el Senado, que incluye recortes de beneficios sociales y pensiones, entre otros.

La preocupación también es por España, que si bien no tiene un endeudamiento tan elevado (está por debajo del 60 por ciento de su PIB), sí tiene dificultades para crecer a un mayor ritmo y presenta altas tasas de desempleo. José Antonio Ocampo, profesor de la Universidad de Columbia, dice que "España tiene una mayor capacidad de reestructuración interna".

Si bien es cierto que Europa está en una situación terrible, también lo es que hay mucho de especulación en el mercado, y los expertos creen que el Viejo Continente tendrá que actuar como una unidad solidaria para evitar que los países se queden sin acceso a los mercados y sigan siendo atacados por los especuladores.

Lo grave es que los propios europeos no se han podido poner de acuerdo ni para soltarle a Grecia 10.000 millones de euros de un paquete de salvamento que habían definido. Alemania es la más reacia a entregarle recursos a Grecia. Para este jueves fue citada una cumbre extraordinaria de líderes de la eurozona para tratar de evitar que la crisis se propague y alcance a más países.

Para muchos economistas, la solución a los problemas fiscales de los países de la eurozona deberá pasar necesariamente, en el caso de Grecia, por una reestructuración ordenada de las deudas, y, para los demás, por drásticos ajustes en los gastos. Es clave, además, que las autoridades financieras, empezando por el FMI y el Banco Central Europeo, ayuden a apagar este incendio con liquidez, porque de lo contrario lo que está amenazado es el propio euro. Por algo la revista The Economist tituló la semana pasada "Al filo" con una moneda de un euro al borde de un precipicio. Si la eurozona llega a deshacerse, las consecuencias serían catastróficas.

Potencia en observación

Hace tres meses, por primera vez en la historia, la firma Standard & Poor's redujo de 'estable' a 'negativo' su panorama para la deuda del gobierno estadounidense, argumentando preocupaciones por la situación financiera del país en el largo plazo. La semana pasada, esta misma agencia advirtió que podría rebajar la calificación este mes, y Moody's anunció que la puso en observación para una posible rebaja.

Paradoja de paradojas: la polarización política entre demócratas y republicanos tiene a Estados Unidos balanceándose peligrosamente al borde del incumplimiento de pagos, el temido "default", hasta ahora un problema del Tercer Mundo. Con una deuda de más del 90 por ciento del PIB y un límite de endeudamiento impuesto por ley, la Casa Blanca y el Capitolio están enfrascados en un envenenado debate sobre si subir o no ese límite.

Para Mauricio Cárdenas Santamaría, la situación de Estados Unidos es la más grave de todas. "Si no se sube el techo de endeudamiento, no hay forma de que el gobierno de Washington pueda mantener el ritmo de gasto y hay una altísima probabilidad de que no pueda cumplir sus pagos".

Aunque los analistas creen que el gobierno y la FED tendrán éxito y republicanos y demócratas llegarán a un acuerdo antes del 2 de agosto -ese es el día D para la economía gringa-, la verdad es que la preocupación por el futuro de la economía estadounidense es grande. El empleo no ha mejorado, la vivienda no se recupera plenamente y la economía se siente adormecida.

Aunque Bernanke dijo que la economía en la segunda parte del año empezará a mostrar algunos indicadores mucho mejores, sin un empleo recuperado la situación va a ser muy difícil, por una razón sencilla: el consumo interno hace la mayor parte de una economía y en Estados Unidos el consumo crece a la mitad de lo que potencialmente debería aumentar en una etapa de recuperación económica. De hecho, la cifra de confianza del consumidor para los primeros días de julio fue la más baja desde marzo de 2009.

Mientras las grandes potencias atraviesan por esta tormenta, ¿China y el resto de Asia podrían equilibrar la balanza? Hay algunas preocupaciones con la economía china, aunque Manuel García, quien desde un fondo de pensiones en Beijing mide el pulso a las economías del mundo, dice que esa nación seguirá jalonando. "El mayor socio comercial de las economías asiáticas, casi sin excepción, es China, no Estados Unidos, y aunque la misma se irá moderando, seguirá siendo la región del mundo con mejor desempeño en esta década".

Colombia debe mantener un ojo puesto en estos nubarrones externos. Aunque en el corto plazo el rebote de una crisis de Europa y Estados Unidos podría favorecer al país, pues los inversionistas buscarán destinos más seguros y con mayor crecimiento, si llegan a tener lugar una recaída de la economía mundial o una crisis financiera, es obvio que todos, Colombia incluida, saldrían afectados.

Por lo pronto, el TLC con Estados Unidos, que por fin veía la luz al final del túnel, probablemente tendrá que esperar a que se resuelva el lío presupuestal en el Congreso gringo. "El gobierno de Obama no va a alborotar el avispero. El TLC con Colombia no se moverá hasta que se resuelva el tema del endeudamiento", señala Mauricio Cárdenas.

Y este no es sino un primer síntoma de cómo la situación externa puede atentar contra el optimismo y la euforia que se viven en Colombia. Por supuesto, no se trata de aguar la fiesta. Pero sí, al menos, de preparar a los comensales para el chaparrón que está cayendo afuera.