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MATRIMONIO POR CONVENIENCIA

El setor solidario consolidó su liderazgo con el negocio entre la Caja Popular Cooperativa y Corfidesarrollo.

19 de febrero de 1996

LA NOTICIA APENAS LA REgistraron los colombianos que no estaban de vacaciones al final del año. Fue el último negocio de 1995 en el sector financiero y tuvo que ver con la compra de la Corporación Financiera de Desarrollo-Corfidesarrollo- por parte de la Caja Popular Cooperativa. Por una parte, se trataba de la consolidación de una entidad que, como la Caja, ha venido creciendo a pasos agigantados. Pero además, fue la confirmación de la creciente presencia del sector solidario en el negocio financiero.
Para la Caja el anuncio decembrino fue mucho más que un regalo de Navidad. Fue la culminación de un proceso que comenzó hace varios meses. La idea de tener una corporación financiera le venía sonando desde hacía tiempo atrás. Tanto, que en 1994 contempló la posibilidad de asociarse con otras tres entidades del sector cooperativo para montar un establecimiento de estas características. Pero sólo fue a principios de 1995 cuando vislumbró la compra de Corfidesarrollo, de la cual era accionista mi noritario.
Si para la Caja se trataba de un negocio promisorio-que implicaba una inversión total de 14.500 millones de pesos-, para Corfidesarrollo, una operación de estas características le daba la oportunidad de ponerle fin a una etapa de dificultades. Desde que fue privatizada en 1991, comenzaron a soplar malos vientos. La cartera vencida creció tanto, que en junio del año pasado representó el 15 por ciento del total de préstamos. Al atraso en los pagos de sus clientes se sumó el aumento en las provisiones y buena parte del patrimonio de la entidad quedó congelado. Como su situación no era la más saludable del sector financiero, en noviembre la Superbancaria la puso bajo vigilancia especial y le solicitó una capitalización de 7.500 millones de pesos.
Pero si en materia financiera las cosas estaban difíciles para Corfidesarrollo, por la parte administrativa no andaban mejor. Luego de la privatización, la financiera quedó sin una cabeza conductora: el gobierno redujo su participación al 22 por ciento y el Banco Intera mericano de Desarrollo, por medio de la Corporación Interamericana de Inversiones, quedó con el 20 por ciento. El otro 58 por ciento estaba dividido entre entidades financieras, inversionistas institucionales y particulares, pero ninguno tenía un porcentaje mayor al 5 por ciento. Aun sin liderazgo claro, las relaciones de los accionistas eran buenas, hasta que Camilo Cabal, hoy presidente del Banco del Estado, se retiró de la presidencia.SEMANA conoció que el nombramiento de su sucesor, Andrés Robledo dividió los afectos entre los socios y tornó los problemas en insolubles. Las relaciones llegaron a deteriorarse tanto que a la salida de Robledo, a mediados de 1995, fue demandado penalmente.


Con la casa en desorden, la junta directiva de Corfidesarrollo se dio a la tarea de atraer nuevos inversionistas, en especial del sector solidario. Como parte de esta estrategia fue nombrado en la presidencia Jorge Sánchez, quien ya tenía una trayectoria en el cooperativismo. La financiera tenía a su favor el que, a pesar de todos los problemas por los que había atravesado, sus acciones siempre habían sido consideradas como de alta bursatilidad.
La inminencia de la capitalización por 7.500 millones de pesos aceleró un negocio que tenía la bendición del gobierno: el Ministerio de Desarrollo estaba interesado en disminuir su participación, "porque-como lo dijo el propio Rodrigo Marín-el Ministerio no debe tener estructura de entidad financiera".
En un primer momento, tanto la Caja Popular Cooperativa como Uconal mostraron interés en la entidad y, a la postre, la propuesta de la Caja de capitalizarla en 11.000 millones fue acogida. Como este era un socio minoritario, los demás accionistas le cedieron su derecho de preferencia para comprar las nuevas acciones. En junio próximo, cuando finalice sus de sembolsos, la Caja tendrá el 52 por ciento de Corfidesarrollo, pues tambien adquirió la participación de algunos pequeños inversionistas que querían retirarse. Ellos, que en 1992 compraron cada acción a 170 pesos, se la vendieron a la Caja a 110 pesos el año pasado, pero aunque parezca increíble, en esta operación no perdieron mucho porque el número de acciones de cada uno se había incrementado con el paso de los años.
Más allá de lo atractivo que haya sido el negocio, el reto de sacar a la financiera adelante es grande, pues no sólo debe recuperar la cartera vencida, lo cual hará por medio de cobros jurídicos, sino que debe cambiar su esquema de funcionamiento. Según el presidente de la entidad, Jorge Sánchez, una de sus trategias será "reducir los costos de administración. Para ello nos concentraremos en el otorgamiento de créditos de mayor tamaño, es decir que no sean inferiores a los 50 millones de pesos". Igualmente, Corfidesarrollo realizará una evaluación de las oficinas que tiene operando hasta la fecha, 16 en total, para eliminar algunas y apoyarse en la red de sucursales con que cuenta la Caja.
Una vez saque la tarea de saneamiento adelante, el propósito de la Caja será entrar a financiar, por medio de la Corporación, grandes proyectos de infraestructura en el oriente del país. Eso quiere decir que el negocio de diciembre sólo fue una de las primeras pisadas de este holding que está convencido de que al sector cooperativo hace rato le llegó la hora de caminar duro.