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¿MISION IMPOSIBLE?

Las conclusiones de la Misión del Mercado de Capitales pueden ayudar a superar uno de los mayores cuellos de botella de la economía colombiana.

19 de agosto de 1996

Dicen los expertos que a los niños hay que inculcarles el hábito del ahorro. Pero en este caso no se trata sólo de las recomendaciones de los pedagogos sino de un consenso al que han llegado los analistas económicos. Y es que no hay nada mejor que un alto nivel de ahorro para garantizar el crecimiento económico de un país. De allí provienen los recursos para financiar las inversiones con las que se ha de lograr una mayor expansión económica en el futuro. Por eso los economistas en Colombia comparten actualmente una profunda preocupación: el insuficiente ahorro nacional se ha convertido en el mayor obstáculo para que la economía crezca a los niveles necesarios para combatir adecuadamente la pobreza. Y es que las cifras son verdaderamente preocupantes: durante la primera parte de la década el ahorro privado en Colombia cayó en picada, al pasar de representar el 14 por ciento del Producto Interno Bruto -PIB- a tan sólo el 8 por ciento. Para el ahorro total de la economía las cosas no fueron mejores: durante el mismo período su monto pasó de constituir el 21 por ciento del PIB a ser tan sólo el 15 por ciento. Con estos resultados, el país ha quedado literalmente regado frente a economías que han logrado un crecimiento sobresaliente gracias a sus altas tasas de ahorro. Si bien sería injusto comparar a Colombia con casos extraordinarios como el de Singapur -cuyo ahorro asciende a casi el 50 por ciento del PIB-, para nadie es un secreto que el ahorro del país como porcentaje del PIB apenas supera la mitad del de Chile y es casi la tercera parte del de una economía más pobre como Indonesia. Pero, ¿por qué los colombianos han resultado ser tan botaratas con su ingreso? Algunos le echan la culpa a la locura de gastar y gastar que se desató en el país con la apertura comercial en la primera mitad de la década, y que hoy tiene a la mayoría de las familias y las empresas hasta el cuello de deudas. Para otros el problema radica en que el mercado bursátil nacional es tan precario que los ahorradores no tienen muchas opciones para colocar su dinero. Y lo peor es que pueden tener razón. Colombia también sale muy mal librada al comparar su mercado de capitales con el de otras de las llamadas economías emergentes a nivel mundial: el mercado bursátil nacional tan sólo supera en desarrollo a los de Venezuela, Nigeria y Zimbabwe (ver gráfico). Ante este panorama tan desalentador, el gobierno nacional decidió crear una misión especial para que hiciera un estudio detallado de los mercados de valores y formulara recomendaciones concretas para salir del atolladero. Esta semana, después de más de un año de trabajo, la Misión del Mercado de Capitales dará a conocer sus resultados. Las conclusiones advierten que si bien el país ha avanzado en la dirección correcta es mucho el camino que le falta por recorrer para tener un mercado bursátil dinámico y eficiente. Para la misión el talón de Aquiles del mercado de capitales en Colombia está en la oferta de activos financieros, tanto por parte del sector privado como del mismo gobierno. En efecto, mientras la demanda de títulos se ha fortalecido en los últimos años con la presencia de los nuevos fondos de pensiones y cesantías y la apertura a la inversión extranjera de portafolio, las opciones para colocar los recursos siguen siendo muy limitadas. Entre las opciones que propone la misión para fortalecer la oferta de valores por parte del sector privado sobresale la de dinamizar la emisión de titularizaciones y promover el llamado leasing habitacional. Esta segunda opción, que requiere la conformación de fondos de ahorro y vivienda para invertir el ahorro de los arrendatarios, puede contribuir además a reducir el déficit habitacional del país, que hoy asciende a alrededor de dos millones de viviendas. La misión también destaca el importante papel que puede jugar en la profundización del mercado de capitales la participación privada en los proyectos de infraestructura, aunque advierte que aún hay que clarificar mejor la distribución de los riesgos entre el Estado y el agente ejecutor. Las propuestas para aumentar la oferta de títulos por parte del sector público son variadas. La que mayor alcance puede tener quizá sea la conversión de las empresas públicas en empresas inscritas en bolsa. Al respecto la misión sugiere que el gobierno establezca por ley la obligatoriedad de hacer dicha conversión. Si bien las recomendaciones hacen énfasis en el potencial que ofrecen las privatizaciones, también advierten que cada segundo que se pierde en este propósito vale oro, pues "existe una relación negativa entre el precio de venta final y el tiempo que dure el proceso". Aunque algunas de las recomendaciones de la misión ya han sido acogidas por el gobierno, habrá que esperar a ver qué pasa con el grueso de las propuestas, porque a pesar de que el informe contiene muchas ideas buenas se requiere bastante empuje político para aplicarlas. Y no se necesita otra misión especializada para saber que el palo no está para cucharas.