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En la presentación del informe aparecen Álvaro Santos Pereira, del departamento económico de la Ocde, Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda y José Darío Uribe, gerente del Banco de la República. | Foto: El espectador

REFORMAS

Peticiones de la OCDE para Colombia, más que complejas

La Ocde recomendó revisar dos temas que nadie ha tocado: una reforma tributaria estructural y una pensional. ¿Será capaz este gobierno?

24 de enero de 2015

Pocos temas tan sensibles y polémicos, en materia económica y social, como los relacionados con impuestos y pensiones. Todo el mundo se siente afectado. Desde los ciudadanos más ricos y poderosos hasta los más pobres y humildes.

En Colombia, en los últimos años, hacer reformas profundas en estas áreas ha sido casi imposible, dadas las fuertes reacciones que suelen despertar en la elite económica y política del país.

Pues bien, la semana pasada, la Orga-nización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) puso nuevamente el dedo en la llaga. Recomendó al país hacer una reforma tributaria estructural y otra en materia pensional de gran calado.

Estas sugerencias se hicieron en el marco del proceso que cumple Colombia para ser admitido como miembro pleno de este organismo, considerado el club de las mejores prácticas económicas del mundo, al que pertenecen 34 naciones.

Aunque muchos de los puntos analizados en el estudio coinciden con el diagnóstico que han hecho expertos en Colombia, esta lista de tareas es importante porque sirve como guía de las prioridades que debe acometer el gobierno, en el corto y mediano plazo, si se quiere continuar creciendo a tasas altas y si el país pretende convertirse en un actor regional de relevancia.

Si bien el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, señala que no se trata de una camisa de fuerza que obligue al país, sino de recomendaciones que alimentarán el debate interno, la verdad es que si Colombia aspira a entrar al club de la Ocde, lo lógico es que se mueva en la misma dirección de las prácticas que este organismo promueve. Hay quienes dicen que ir en contravía de lo que se recomienda podría dificultar el ingreso del país al mismo. Es decir, Colombia, al menos, deberá comenzar a andar en esa línea.

Lo cierto es que el gobierno no la tendrá nada fácil, pues estas reformas son dos papas calientes en las que no solo hay consideraciones técnicas y económicas, sino políticas. La semana pasada, durante la presentación que hizo Álvaro Santos Pereira, director de Estudios País, del departamento económico de la Ocde, algunos analistas señalaron que desde París no es fácil evaluar la viabilidad política de estas reformas.

Esto significa que la posibilidad de que se hagan –tal como las propone la Ocde– es remota. Este año, por ejemplo, el escenario político es más complejo con las elecciones de alcaldes y gobernadores. El senador del Centro Democrático Iván Duque dice que el gobierno quiere ganar las elecciones de octubre, y en ese contexto es difícil que proponga ampliar la edad de jubilación de la mujer, terminar el régimen de prima media, bajar impuestos a las empresas y subirles a las personas, aumentar el IVA o quitar exenciones. Y en el Congreso, los parlamentarios que tienen que entrar en campaña no le van a caminar a propuestas como estas que, por importantes y necesarias que sean, son impopulares.

Para el gobierno Santos ganar las elecciones regionales es clave no solo para ratificar los acuerdos de La Habana y consolidar el proceso de paz, sino también, por razones políticas, para asegurar la viabilidad al programa de gobierno en el resto del cuatrienio.

Ahora bien, más allá de la dificultad política, la coyuntura económica impone otra realidad. Según el director de Fedesarrollo, Leonardo Villar, hay que presentar la reforma tributaria este año, porque a partir de 2016 se vislumbra un desfinanciamiento preocupante con la caída de los precios del petróleo. “Yo veo inevitable que este año se discuta. Ojalá que sea en los términos que propone la Ocde”, afirma Villar.

Según la Contraloría, el desplome en las cotizaciones del crudo generará un faltante cercano a los 15 billones de pesos en el próximo periodo fiscal, y el Ministerio de Hacienda calcula el impacto para 2015 en 9 billones de pesos.

El ministro Cárdenas se comprometió a presentar en el segundo semestre de este año una reforma al régimen tributario de las entidades sin ánimo de lucro, pues el gobierno cree que se abusa de esta figura para evadir impuestos. El tema será estudiado por la comisión de expertos que el gobierno convocará en los próximos días y que abordará también la reforma tributaria estructural.

Pero se entiende que este es solo un capítulo de la verdadera reforma integral. Analistas económicos piensan que, definitivamente, la ventana de oportunidad para llevar al Congreso dicho proyecto tributario estará después de las elecciones de octubre. El resto del contenido de la reforma es una incógnita y estaría determinado por las mismas conclusiones de la comisión que será integrada por siete miembros independientes.

El exministro Juan Camilo Restrepo se muestra escéptico frente a la posibilidad de que el gobierno acoja las recomendaciones centrales de la Ocde, porque señala que los planteamientos son los mismos que hicieron en la pasada reforma tributaria los sectores académicos y gremiales y que fueron de-sechados por el Ministerio de Hacienda. “Es una lástima que el gobierno se haya ido por la vía de las reformas homeopáticas como las de 2012 y 2014. La gran pregunta ahora es si vamos a seguir con pequeños remiendos o si de una vez por todas se encaran los temas de fondo en materia tributaria”.

La otra papa caliente es la reforma pensional. Este es un tema al que el país le ha dado demasiadas largas, pese a su importancia y a saber que es un problema que se debe abordar con anticipación. No solo está en juego el futuro pensional de los actuales trabajadores, próximos a adquirir ese derecho, sino la sostenibilidad del sistema para las futuras generaciones. Además, la verdadera crisis del sistema pensional de Colombia es la baja cobertura y la situación de pobreza en que se encuentran las personas de la tercera edad.

La reforma pensional es un asunto espinoso dentro y fuera del Congreso, y plantear la modificación de parámetros como semanas de cotización, edad de pensión o gravar las pensiones altas es casi un tabú. Estos temas han encontrado oposición en la rama legislativa y en la misma judicial donde gozan de privilegios en materia pensional.

Cabe recordar el llamado carrusel de las pensiones y la forma como, a punta de fallos que han ido creando jurisprudencia, la rama judicial ha obtenido gabelas que no tiene el resto de los colombianos. Ha sido tan violenta la oposición, que el fallo que tumbó las megapensiones en la Corte Constitucional y las redujo a 15 millones de pesos en el caso de congresistas y magistrados no pudo ser votado por los propios magistrados, pues se declararon impedidos, por lo cual se acudió a los más conocedores del derecho en Colombia para que actuaran como conjueces. Lo más irónico del asunto es que luego, la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes llamó a indagatoria a dichos conjueces acusándolos de prevaricato por acción y omisión.

El gobierno sabe que no es fácil dar la batalla por una reforma pensional de gran calado. Por eso se ha mostrado más partidario de reforzar programas como Adulto Mayor y los Beneficios Económicos Periódicos (BEP), que también son muy importantes. El año pasado, el ministro Cárdenas dijo a esta revista que mirarían las recomendaciones del BID y la Ocde en materia pensional. Pero aclaró en ese momento que “no para aumentar la edad sino para buscar fórmulas que resuelvan los problemas financieros del sector. Por ejemplo, los altos costos que tiene el régimen público (Colpensiones) en comparación con las pensiones del régimen privado (AFP)”. Eso muestra lo complicado de hacer una reforma tan profunda como las citadas la semana pasada.

En síntesis, a pesar de la dificultad para llevar a la práctica las propuestas presentadas por la Ocde, nadie duda que puede ser una presión oportuna que refuerce los argumentos de los analistas y economistas colombianos que desde hace varios años vienen diciendo que llegó la hora de abordar estos temas a profundidad.

No más reformas tibias


Estos son algunos de los ajustes que recomienda la Ocde para el país:

• Hoy las tasas del impuesto a la renta de las empresas son demasiado altas en términos internacionales y el impuesto al patrimonio penaliza la inversión. Por ello recomienda reducir las tasas del impuesto a la renta empresarial y que más empresas paguen impuestos. Sugiere acabar con las exenciones y regímenes especiales que hace que no todos tributen.

• Propone aumentar la progresividad del impuesto a la renta de las personas, gravando los dividendos y eliminando exenciones regresivas. También gravar las pensiones altas.

• Recomienda mayores esfuerzos para reducir la evasión tributaria mediante el fortalecimiento de la Dian y el incremento de las sanciones. Según el análisis de la Ocde, una reducción del 50 por ciento en la evasión, tanto del IVA como de las empresas, podría aportar unos ingresos adicionales de más de 15 billones de pesos. Esto podría ayudar a financiar inversiones sociales y en infraestructura, así como costos de la paz.

• Debería incrementarse la tasa general del IVA del 16 por ciento, ya que resulta baja en comparación con los países de la Ocde (un promedio del 19,1 por ciento) o con Chile (19 por ciento).

• En el marco de una reforma tributaria integral, Colombia debería imponer el IVA únicamente sobre el consumo y no sobre la inversión.

• En materia pensional, la Ocde propone reformar a fondo el sistema para reducir la pobreza en la tercera edad y la desigualdad.

• Expandir el programa Beneficios Económicos Periódicos, aumentar la cobertura y el nivel de prestaciones del programa público de subsidio Colombia Mayor.

• Propone reducir los subsidios generosos del Régimen de Prima Media. Equiparar la edad de retiro entre hombres y mujeres, hoy en 62 y 57 años, respectivamente. A mediano plazo, se sugiere incrementar la edad de retiro y vincularla a la evolución de la esperanza de vida. Una edad que debería considerarse es 65 años.

• La Ocde también sugiere mantener el incremento del salario mínimo cercano a la inflación, y a mediano plazo diferenciar el salario mínimo por edades.