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Pago por ver

Cobrar o no cobrar por los contenidos en Internet es la gran pregunta que se hacen los medios impresos. Todos esperan cómo le irá al diario 'The New York Times', que acaba de estrenar un nuevo modelo.

2 de abril de 2011

El pasado lunes 28 de marzo fue una fecha clave para el futuro de la prensa. Ese día, el diario más influente del mundo, The New York Times, volvió a cobrar por sus servicios en Internet. Desde entonces, absolutamente toda la industria periodística le tiene el ojo puesto a lo que va a suceder, porque, en un escenario donde la inmensa mayoría de los rotativos que han sobrevivido a la crisis ofrecen sus noticias en la web sin costo alguno, el éxito del Times, o incluso su fracaso, pueden cambiar el modelo de negocio del periodismo, una actividad apasionante cuya mejor definición fue hecha por Phil Graham, antiguo editor de The Washington Post, cuando dijo que este oficio "es el primer borrador de la historia".

Lo que sucedió es simple de explicar. Aquel lunes, nueve días después de que les comenzó a cobrar a sus lectores en Canadá, The New York Times decidió exigirles a sus seguidores en línea que se bajaran del bus si querían leer más de veinte artículos al mes. La idea de los editores es que quien abra más de ese número de notas en Internet pague al menos 15 dólares mensuales. Semejante cambio no pasó inadvertido para Arthur Sulzberger, el mayor accionista y editor del periódico. "El día de hoy marca una transición significativa en los 159 años de historia de evolución y reinvención de 'The New York Times'", dijo.

El servicio no es barato. Entre los distintos planes, el más costoso permite acceder a los textos en aparatos como el Kindle o el iPad y, además de eso, consultar archivos, videos y otras cosas, todo ello por 455 dólares al año. Esa cifra está muy por encima de los 207 dólares que cobra The Wall Street Journal, que circula más que el Times en Estados Unidos, y es superior a los 110 dólares que ha fijado el semanario británico The Economist. El propósito no es nuevo. Otros periódicos ingleses han entrado también en esa onda. Tanto The Financial Times como el mítico The Times y el dominical The Sunday Times, ambos propiedad de Ruppert Murdoch como The Wall Street Journal, piden dinero por su contenido en Internet.

A estas alturas, sin embargo, las dos grandes preguntas que se hacen en el mundo del periodismo son: cuántas personas se suscribirán al servicio en línea de The New York Times y cuánto dinero le significará eso al periódico. Aunque no es fácil hacer un cálculo, la firma norteamericana ComScore estima que, con base en los 31,4 millones de usuarios únicos del rotativo en la web el pasado mes de febrero, menos de 540.000 lectores se abonarán al programa más barato, es decir, al de los 15 dólares cada mes. Eso, en plata contante y sonante, equivale a que el diario, cuya circulación en papel es de un millón de ejemplares, recibirá 100 millones de dólares el primer año.

La apuesta del periódico comprado en 1896 por el bisabuelo de Sulzberger, Adolph Ochs, no es cualquier cosa. El objetivo del Times es que, si bien es cierto que desde 2007 han desaparecido por culpa de la web más de una docena de rotativos en grandes áreas metropolitanas de Estados Unidos, la gente ávida de información pague, sin quejarse, por las noticias bien dadas y por el valor añadido que ofrece un medio de comunicación prestigioso, pues de otra forma no se les puede seguir pagando el sueldo a más de mil redactores y corresponsales de primera línea. Además, como dice Bill Keller, el director de The New York Times, "la mayor parte de las noticias de la web proceden de los periódicos importantes". Hay que esperar, no obstante, a ver si el tiempo les da la razón a Sulzberger y a Keller, o si les toca pasar por la vergüenza de rectificar. Como cuando se publica una noticia falsa.