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Pan de bono

La emisión de bonos ordinarios se está convirtiendo en la nueva estrella del mercado financiero nacional.

3 de abril de 1989

Como dirían las señoras, se trata de lo último en guarachas. El ritmo, como es costumbre en el país, fue compuesto en otros sitios pero en los últimos meses se ha tomado los salones del mercado financiero nacional. Se trata de la emisión de bonos ordinarios por parte de varias de las principales empresas del país, un mecanismo para endeudarse que se está volviendo cada vez más popular. Tanto, que los expertos creen que en los próximos años este tipo de papeles serán una fuente importante de financiación para el sector productivo y una alternativa muy llamativa para los inversionistas nacionales.
De hecho, el mecanismo de los bonos se está volviendo cada vez más popular. Mientras que en 1988 salieron al mercado cuatro emisiones por un valor global de 2.650 millones de pesos, en lo que va de este año ya se han colocado dos por un valor global de 2.600 millones y, según la Comisión Nacional de Valores, hay solicitud de seis entidades más para vender bonos por 8.500 millones de pesos adicionales.
En realidad, la idea no tiene nada de novedosa. Ya a finales de los años sesenta, empresas como Coltejer y Bavaria habían hecho emisiones de bonos que se habían colocado fácilmente entre los inversionistas. No obstante, con la llegada de la inflación de dos dígitos y las tasas de interés crecientes que fueron la característica de la década pasada, el mecanismo entró en desuso a partir de 1974.
La resurrección se demoró en llegar a Colombia. A pesar de que en 1983 se hicieron algunas emisiones de bonos convertibles en acciones a través del Fondo de Capitalización Empresarial y del Fondo de Democratización Bancaria, la verdad es que éstas obedecieron a circunstancias muy especiales de la economía en ese momento.
El verdadero comienzo tuvo lugar en abril de 1987 cuando Coltejer salió al mercado con una emisión de 3 mil millones de pesos en bonos ordinarios, con un plazo de tres años y una tasa de interés cercana al 34.5% anual efectivo. A pesar del monto y el desconocimiento relativo de la alternativa, la emisión se colocó en cuestión de días.
Ese ensayo exitoso puso las bases de lo que se está viviendo hoy en día. Sin que se piense que el país puede llegar al extremo de los Estados Unidos donde hay bonos para todos los gustos, los especialistas consideran que las perspectivas que existen son excelentes. Según un conocedor consultado por SEMANA, "en un futuro no muy lejano el mercado de bonos en Colombia puede ser cinco veces más grande que el de hoy en día". Para los expertos, el país tiene el potencial de negociar entre 50 mil y 100 mil millones de pesos al año, en emisiones de bonos.
Semejante posibilidad es consecuencia lógica de las ventajas que tienen los bonos. Para las empresas que los emiten, éstos son una fuente de recursos estables, a mediano plazo y con un costo inferior al del crédito bancario. Se estima que el costo total de emisión de un bono a tres años es cercano al 40% anual efectivo para el emisor, unos cinco puntos porcentuales menos que lo cobrado por las entidades financieras, para operaciones a 90 días.
A su vez, los bonos son interesantes para el inversionista que encuentra una rentabilidad más alta y plazos más largos que los que dan otras opciones en el mercado financiero. Actualmente, la mayoría de los bonos emitidos tienen un plazo de tres años y dan una rentabilidad cercana al 38% anual efectivo.
Eso, claro está, no impide que en un futuro la diversidad sea todavía mayor. La ley colombiana permite que el plazo de los bonos sea hasta de 10 años, pero se cree que sólo a medida que el mecanismo gane en madurez, algunas empresas se atreverán a ofrecer bonos con plazos más largos.
En todo este escenario, la batuta le corresponde a la Comisión Nacional de Valores que es la encargada de darle el visto bueno a cualquier solicitud. Para evitar problemas la Comisión ha decidido limitar el campo a las empresas más sólidas que deben "pasar" un examen que no es nada fácil. "Por el momento la política es la de autorizar la emisión de bonos que ofrezcan el mínimo riesgo", dijo Luis Fernando Uribe, presidente del organismo estatal, a SEMANA.
La irrupción de los bonos en el mercado financiero le coloca nuevas reglas de juego a los bancos que van a tener que compartir a sus mejores clientes. Para el presidente de la Asociación Bancaria, Carlos Caballero, lo ocurrido es un "fenómeno de desintermediación del mercado, debido a los altos costos financieros". Los más optimistas consideran que si las cosas siguen como van, ciertas entidades pueden verse obligadas a rebajar las tasas de interés que cobran.
Hasta el momento las entidades más beneficiadas del boom de los bonos -aparte de los emisores- han sido las corporaciones financieras y las firmas comisionistas de bolsa que han prestado asesoría y han participado en la colocación de los títulos. Eso claro está, sin hablar de los inversionistas que han ganado con la entrada en escena de un mecanismo que -si la salud de la economía continúa- posee todas las cualidades para convertirse en una de las alternativas estrella del sector financiero colombiano.