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| Foto: Daniel Reina

COYUNTURA

Las esperanzas por la devaluación del peso

El fenómeno aún no se refleja positivamente en las exportaciones, pero sí está favoreciendo a los productores nacionales, por la sustitución de importaciones.

14 de marzo de 2015

En los últimos seis meses, el peso colombiano se ha devaluado frente al dólar un 32 por ciento. Eso significa que la moneda estadounidense ha subido 640 pesosn entre septiembre de 2014 y hoy. La semana pasada la divisa verde rompió la barrera de los 2.600 pesos, un precio que no se veía desde junio de 2006.

Esto tiene felices a los exportadores, pues siempre se ha dicho que la tasa de cambio es una variable estratégica para mejorar la competitividad y aumentar la rentabilidad de las empresas y del sector agropecuario. Hace rato esperaban este momento, pues por culpa de la revaluación (el dólar llegó a estar por debajo de 1.800 pesos) habían vivido un viacrucis.

Pues bien, las últimas cifras de comercio exterior divulgadas por el Dane no parecen coincidir con esta teoría. En lo que va corrido del año, el peso se ha devaluado un 9 por ciento y las ventas externas del país disminuyeron 40 por ciento en enero, frente al mismo mes de 2014. Pasaron de 4.808 millones de dólares a 2.875 millones. El deterioro se presentó tanto en las exportaciones tradicionales como en las no tradicionales. Las primeras se redujeron 48,6 por ciento y las segundas 15,4 por ciento. Solo las exportaciones industriales cayeron 24 por ciento.

¿Cómo se explica entonces este comportamiento? Según los expertos, varias razones permiten entenderlo. En primer lugar, el efecto de la devaluación no se transmite de manera inmediata. Como dice el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, vender al exterior es un proceso que toma algún tiempo y los precios se van ajustando paulatinamente. Hacia finales del primer semestre, la devaluación podría verse reflejada en mejores cifras de exportaciones.

Otra razón es que las ventas de bienes no tradicionales tienen como principal destino los países vecinos cuyas economías, como se sabe, están desaceleradas y por lo tanto compran menos. Durante enero, las ventas externas a la Comunidad Andina cayeron 19 por ciento. A Perú disminuyeron 33 por ciento y a Ecuador 11 por ciento.

Un elemento adicional es que los precios de los commodities que exporta el país han caído muy fuerte y la devaluación no alcanza a compensarlos totalmente. Cabe anotar que las exportaciones a Estados Unidos –el principal socio comercial de Colombia– se redujeron un 51 por ciento en enero, básicamente por el petróleo.

La buena noticia es que la devaluación sí tiene un efecto más automático que favorece a la industria por cuenta de la sustitución de importaciones.

Según el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, se está viendo en el mercado una renovada preferencia por los productos nacionales, lo que es bueno para la industria y el empleo. En esto coincide Mac Master quien sostiene que las grandes superficies han visto cómo muchos importados se encarecieron hasta en un 30 por ciento, lo que las ha obligado a llamar a los proveedores locales para abastecerse.

La otra cara de la moneda no es tan positiva. El dólar caro afectará el nivel de endeudamiento de la nación (hoy están en 24,9 por ciento del PIB) y de las empresas. Sin embargo, el ministro Cárdenas le ha restado preocupación a esto. “En Colombia la mayoría de las empresas que tienen deuda está en pesos, por eso la devaluación no afecta el balance de firmas y hogares”, dijo.

En conclusión, la devaluación en el neto puede ser más favorable que desfavorable, siempre y cuando el gobierno también ponga de su parte y sea responsable en el gasto. Se anunció un aplazamiento de 6 billones de pesos, pero podría no ser suficiente.

El sector privado también tiene que ampliar sus mercados, pues este es el momento de los bienes no tradicionales. El reto está en aprovechar los acuerdos comerciales.

Ahora bien, aunque la tasa de cambio puede ayudar, no hay que olvidar que Colombia también entró en el ciclo de

desaceleración. El exministro José Antonio Ocampo afirma que no hay que vivir en una ficción y pensar que la economía colombiana está blindada. Aún las economías bien manejadas, como Chile y Perú, están mostrando un bajonazo en el crecimiento.

Los analistas revisaron a la baja el crecimiento esperado para Colombia en 2015. Ahora los pronósticos están en un 3,5 por ciento. Aunque no es una cifra mala, podría ser el techo, lo que indica que hay que estar preparados para un nuevo recorte.