Home

Economía

Artículo

COMERCIO

¿Paquete chileno?

Tras un año de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y Estados Unidos, los resultados para el país suramericano todavía no se ven.

6 de febrero de 2005

"EL TLC ENTRE CHILE Y Estados Unidos será la base del traje a la medida que Colombia podría vestir". Es la frase con la que un empresario nacional resumió lo que puede ser la guía que Colombia podría seguir para negociar su Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, cuando apenas se iniciaba la primera ronda en mayo del año pasado. Y no era una simple especulación. El TLC con Chile sirvió como base para los acuerdos que posteriormente ha firmado Estados Unidos con otros países latinoamericanos, como el Tratado de Libre Comercio para Centroamérica (Cafta) con Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Costa Rica.

Sin embargo, tras un año de la firma del TLC entre Chile y Estados Unidos, los chilenos no tienen mucho qué festejar. Pocas, o muy pocas, de las proyecciones que se hicieron a la firma de este acuerdo se cumplieron durante 2004. Las exportaciones chilenas hacia Estados Unidos crecieron menos de la mitad que el promedio de lo que crecieron las ventas a otros destinos; Estados Unidos aumentó más su comercio hacia Chile que viceversa; la inversión directa estadounidense en el país austral fue irrelevante, y además hay más chilenos desempleados.

El TLC tampoco llevó a Chile a diversificar su oferta exportable. Siguieron exportando más de lo mismo: cobre, pescado, frutas, madera, vinos y petróleo. De los 4.283 millones de dólares que Chile exportó a Estados Unidos entre enero y noviembre del año pasado, aproximadamente el 98 por ciento fueron ventas de productos naturales y sus derivados. Las exportaciones que más crecieron fueron las de cobre, con un aumento del 87 por ciento en relación con los mismos meses de 2003. Las mayores ventas del metal (un producto que no contempla el TLC pues desde hace tiempo tiene cero arancel para entrar al mercado de Estados Unidos) obedecieron a los altos precios internacionales, dada la fuerte demanda de China de este metal.

Las ventas de Chile a Estados Unidos crecieron la mitad de lo que aumentaron las exportaciones chilenas a todo el mundo. Entre enero y noviembre de 2004 Chile le vendió a Estados Unidos 24 por ciento más que en igual período de 2003. Sin embargo, en ese mismo lapso, las exportaciones totales de Chile aumentaron en casi 50 por ciento. Este aumento se debió principalmente al mayor comercio de Chile con Asia, países con los cuales no tiene tratados de libre comercio, a excepción de Corea del Sur. Los mayores incrementos se registraron en las ventas a Malasia (194 por ciento), Tailandia (143 por ciento) e India (74 por ciento). Pese al TLC, la participación de Estados Unidos en el total de exportaciones chilenas disminuyó del 17,9 por ciento al 14,9 por ciento.

Las importaciones desde Estados Unidos, entre tanto, aumentaron en 30 por ciento. Los chilenos trajeron de ese país principalmente bienes intermedios y de capital, como maquinaria industrial. Esto marcó un cambio en la tendencia de la balanza comercial entre ambos países, que desde 1997 venía creciendo ampliamente a favor de Chile, dada la cada vez menor participación de los productos estadounidenses. Aun cuando la balanza comercial es todavía favorable a los chilenos (1.400 millones de dólares), varios observadores coinciden en señalar que esta situación podría revertirse en el mediano o largo plazo, en la medida en que Estados Unidos alcance nuevos acuerdos de libre comercio con otros países y se reduzcan las ventajas alcanzadas por los exportadores chilenos como consecuencia del tratado.

En materia de inversiones, los resultados son ínfimos. Sólo el 2,1 por ciento del total de inversión extranjera directa en Chile durante el año 2004 provino de Estados Unidos. El propio presidente chileno, Ricardo Lagos, ha admitido que "la inversión ha sido menor a la esperada, aunque muchas multinacionales ven a Chile como plataforma".

Pero quizás lo más preocupante es que la firma del TLC no ha traído todos los beneficios que se dijo tendría sobre el empleo. Las estadísticas oficiales de desempleo en Chile muestran un aumento sostenido desde abril pasado, tendencia que no dio tregua durante todo 2004. La economía chilena no solo no está generando nuevos empleos, sino que los está reduciendo.

Hay sin embargo algunas señales que apuntan hacia efectos favorables del TLC. Una de ellas es la eventual diversificación de los mercados. Los productos manufacturados y las exportaciones del rubro textil registraron un crecimiento positivo del 30 por ciento, aunque sus volúmenes son todavía muy pequeños. La otra es la disminución del 'riesgo país'. La prima que sobre la tasa del Tesoro de Estados Unidos paga el gobierno chileno a los inversionistas internacionales de sus bonos es la más baja de toda América Latina. Según el índice que elabora el banco de inversiones JP Morgan, el nivel de riesgo chileno se sitúa a la mitad del de México, el segundo país con menor nivel de riesgo de la región.

La experiencia chilena muestra que aunque se bajen los aranceles a cero, factores como la tasa de cambio siempre van a importar más que cualquier tratado comercial que se firme con otra nación. La principal razón de que Estados Unidos haya exportado más que Chile es el agudo proceso de apreciación del peso chileno, que hizo menos atractivo exportar desde Chile hacia Estados Unidos. "Parte de la explicación detrás de ese cambio de tendencia estaría en la apreciación del peso chileno respecto al dólar, que se revaluó 11 por ciento en 2004", dice el representante de la oficina comercial de Chile en Estados Unidos, Juan Somavía.

Desde luego, un año del Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos no es un lapso que permita sacar conclusiones definitivas. La inversión extranjera no llega de un año a otro, como tampoco el flujo de comercio se puede duplicar en un santiamén. Sin embargo, el tiempo transcurrido permite dibujar tendencias significativas que le pueden dar ideas a Colombia, que aún tiene mucho por negociar, de cómo ajustar ese traje a la medida, para que le dé mejores resultados.