Home

Economía

Artículo

Pasos de gigante

En un golpe de audacia sin precedentes, Bell Atlantic concretó en una semana dos transacciones por más de 34.000 millones de dólares.

15 de noviembre de 1993

EL AÑO DE 1993 PASARA a la historia como el de las grandes transacciones en el sector de las telecomunicaciones. De enero a hoy se han cerrado negocios por cerca de 60.000 millones de dólares, sin contar la puja por Paramount, que está a punto de concretarse en una cifra cercana a los 10.000 millones de dólares. No por ello Bell Atlantic Corporation, una de las principales empresas estadounidenses del sector, dejó de sorprender al mundo la semana pasada con el anuncio de dos multimillonarias y audaces transacciones que representan más de la mitad de la cifra anterior.
La primera fue la compra de la compañía de televisión por cable más importante de Estados Unidos, Tele-Communications Incorporated (TCI), y de su filial de programación Liberty Media Corporation, por 33.000 millones de dólares. La otra, la adquisición del 40 por ciento de Iusacell, la segunda empresa de telecomunicaciones de México, por 1.040 millones de dólares. Se trata, sin duda, de dos transacciones que constituyen puntas de lanza hacia diferentes mercados. Uno de ellos es el de la televisión interactiva, que permitirá a los consumidores realizar toda clase de operaciones comerciales, bancarias y de compra de servicios desde la casa. Es decir, el mundo del futuro, donde la televisión será el instrumento esencial de interacción social. El monto total de esa operación comprende 23.000 millones de dólares en compra de acciones y 10.000 millones en pasivo asumido, con lo cual se convierte en la negociación comercial más grande de la historia de Estados Unidos y, sin duda, también del mundo. Hasta la semana pasada ese récord lo tenía la compra de RJR Nabisco en 1989 con 30.600 millones de dólares.
El negocio fue el resultado de la liberación regulatoria en materia de telecomunicaciones y busca crear una red nacional que transporte voz, video y datos de computador. Tele-Communications Inc., fuera de ser la primera operadora de televisión por cable de Estados Unidos, es propietaria del 23 porciento de Turner Broadcasting y de la totalidad de Liberty Media. Esta última, a su vez, es dueña del 22 por ciento de QVC Network y una de las tres accionistas que ejercen el control. A su turno, QVC ha estado enfrentada en las últimas semanas a Viacom en una puja por adquirir el control de Paramount, el conocido estudio de cine de Hollywood. Si QVC sale airoso de ese duelo, se podría estar consolidando el más importante conglomerado de comunicaciones del mundo. (Vercuadro) Pero independientemente de lo anterior, la compañía que resulta de la compra de Tele-Communications Inc. por parte de Bell Atlantic tendrá acceso al 42 por ciento de los hogares estadounidenses y quedaría con activos de 60.000 millones de dólares e ingresos anuales superiores a los 16.000 millones de dólares. La magnitud de las cifras es asombrosa. En términos de Colombia, los ingresos de esa sociedad representan más del doble de las exportaciones nacionales. Además, el valor de la transacción equivale a cerca del 75 por ciento del Producto Interno Bruto.
Bell Atlantic se convierte en la sexta compañía más grande de Estados Unidos por nivel de activos. Sólo la superan General Electric, General Motors, Ford, IBM y Epson. Y precisamente en la dimensión del negocio puede estar su único obstáculo. Las leyes antimonopolios estadounidenses son estrictas y buscan evitar que se consoliden posiciones dominantes de mercado. Así las cosas, esta operación deberá pasar por las dependencias del Departamento de Justicia y de la Comisión Federal de Comunicaciones, donde los funcionarios de Washington imparten la última bendición.
La segunda transacción es una de las mayores que se hayan realizado en América Latina. La exceden apenas la venta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina y la de la CANTV de Venezuela. La compra del 40 por ciento de Iusacell a la familia Peralta constituye, a su vez, otra punta de lanza para Bell Atlantic: la del mercado latinoamericano de telecomunicaciones. Curiosamente, la compañía estadounidense no había manifestado ningún interés en participar en el área. Pero con la participación accionaria en Iusacell no sólo entra al mercado de la telefonía celular méxicana, sino que piensa ofrecer servicios de telefonía básica y de larga distancia después de 1996. Igualmente, establece una cabeza de puente en Ecuador, donde la prestación del servicio de telefonía celular le fue adjudicado a una empresa de la cual Iusacell es accionista y, eventualmente, en Colombia, donde ya se encuentra registrada y participando como integrante de Telecel S.A., cuyo socio operador es también la empresa méxicana.
El principal responsable de semejante golpe de audacia es Raymond W. Smith, presidente de Bell Atlantic. Desde su llegada a esa compañía, Smith ha sido un abanderado de lo que ha llamado el "Bell Atlantic Way", política de administración que consiste en dar a los empleados más poder y responsabilidad, y buscar constantemente nuevas fuentes de ingreso.
Smith, junto con John C. Malone, el presidente de TCI y un avezado líder del sector, constituirán uno de los dúos más temibles del mundo de las comunicaciones. Y con la dinámica que han mostrado en lo corrido de este año, debe ser mucho lo que queda por ver.