Pesadilla sin fin

La crisis económica argentina sigue sin tocar fondo, y con el paso de los días se sigue agravando hasta límites inverosímiles. La semana pasada la prima de riesgo de los bonos de deuda del gobierno austral se situó en 53 por ciento y el peso argentino llegó a cotizarse a 3,9 por dólar, cuando hace tres meses estaba uno a uno. Para 2002, que es el quinto año consecutivo de recesión, los analistas pronostican una contracción de 10 por ciento del PIB. Pero quizá lo más dramático es que ya nadie cree en las medidas anunciadas para conjurar la crisis. Ni el FMI, cuyos directivos dicen seguir esperando que el gobierno argentino les presente un plan de ajuste coherente, antes de desembolsar los 20.000 millones de dólares de ayuda que se necesitan. Ni los propios argentinos que ven cómo todos los días se anuncia un plan distinto. Ahora se está hablando otra vez de anclar el peso al dólar, cuando ni siquiera se ha terminado de asimilar el esquema de tipo de cambio flotante.