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PLATA A LA LATA

Seis billones de pesos planea gastarse el gobierno en inversiones públicas durante 1996.

21 de agosto de 1995

EL MIERCOLES PASADO HUbo mucho movimiento en la Casa de Nariño. No solo se posesionaron tres de los cuatro nuevos ministros del despacho, sino que entre actos, compromisos y el partido de fútbol de Colombia contra Uruguay, el día del presidente Ernesto Samper terminó siendo largo e intenso.
Semejante seguidilla de eventos había comenzado con un plato fuerte que se sirvió poco después de la hora del desayuno, cuando se reunieron los integrantes del Consejo Nacional de Política Económica y Social -Compes- en el salòn del Consejo de Ministros. El objetivo principal de la cita era estudiar el Plan de Inversiones Públicas para 1996, que va a ser incluido en el proyecto de presupuesto que se le debe presentar al Congreso dentro de unos días. Al cierre de la sesión, el Conpes había aceptado comprometerse con una suma de seis billones de pesos en inversiones, de la cual un 75 por ciento sale de aportes de la Nación. Dicha cifra es superior en un 40 por ciento a la vigente para 1995 y contiene un marcado énfasis en el sector social.
Aunque para algunos observadores tales números sugieren que el ritmo del gasto público sigue fuerte, lo cierto es que lo que se aprobó es el resultado de un recorte sustancial en las aspiraciones iniciales del gobierno. Por lo menos un billón de pesos en inversiones quedó archivado hasta nueva orden.
Y es que el palo ya no está para cucharas. En primer lugar, Planeación Nacional aceptó que el crecimiento económico previsto para 1995 es ahora de 5,3 por ciento, inferior al 6 por ciento del que se hablaba a comienzos del año. Según la entidad "la reducción en las perspectivas de crecimiento ha estado ligada a una menor cosecha cafetera, a una desaceleración de la producción industrial y a una caída aún mayor a la prevista de la construcción de vivienda". Aunque las exportaciones se han comportado bien y la producción petrolera ha evolucionado por encima de lo esperado, parece seguro que otros sectores van a sentir el apretón.
Por otra parte, el Estado ha registrado menores ingresos tributarios "especialmente del impuesto de renta, así como un menor ingreso por privatizaciones, que se ha visto compensado por los mayores excedentes de las entidades del sector público transferidas al gobierno central", agrega Planeación.
Los recortes hechos hace cerca de un mes en el presupuesto de 1995 sirvieron para mitigar ese faltante. Además el gobierno sostiene que cada vez se aprieta más el cinturón. En el caso del Estado central "después de un crecimiento del 45,5 por ciento en 1993 y 41,4 por ciento en 1994, el ritmo de aumento del gasto total de la administración nacional central se reducirá al 34 por ciento en 1995".
Hechas estas salvedades Planeación insiste en que la meta de crecimiento para 1996 se mantiene en 5,1 por ciento. No obstante, los líos fiscales van a continuar y desde ya se anticipa un pequeño déficit en las finanzas del sector público consolidado, aun si se aprueba la reforma tributaria y se finiquitan algunas privatizaciones. Para no recortar más los planes de inversión, existe la voluntad de meter en cintura los gastos de funcionamiento del gobierno nacional, lo cual incluye un aumento del 21,3 por ciento en el rubro de servicios personales; la congelación de la planta de personal; la realización de varios estudios para identificar reducciones de gastos; y la solicitud a los organismos de control y de justicia de que se aprieten el cinturón.
Si todo lo anterior se cumple, será posible cumplir con el Plan de Inversiones en 1996. El rubro más grande le corresponde al área social con 2,8 billones de pesos, un 50,6 por ciento más que en 1995. El salto más notorio debe producirse en educación cuyos recursos presupuestados deben subir en 108 por ciento (534.000 millones), aunque también hay aumentos importantes en salud (568.000 millones) y seguridad social (520.000 millones).
Quizás el aumento más sorprendente de todos es el que le corresponde a defensa y seguridad, cuyo crecimiento es cercano al 100 por ciento (342.000 millones). Sin embargo, estos mayores recursos coinciden con la compra de nuevos equipos para las Fuerzas Armadas, principalmente en aviones y helicópteros, que se concentran durante el pròximo año.
De la misma manera, también hay que destacar los 288.000 millones para el sector agropecuario, cuyo incremento de 82 por ciento refleja decisiones tales como la capitalización de la Caja Agraria.
En contraste, es relativamente sorprendente que el aumento de las inversiones en infraestructura llegue únicamente a 24,6 por ciento (1,75 billones), si se tienen en cuenta los cuellos de botella del sector. No obstante, la explicación tiene que ver con que buena parte del esfuerzo en esta materia le corresponde al sector privado, a través de los nuevos esquemas de concesiones.
Como es evidente, el Plan de Inversiones que aprobó el Conpes la semana pasada refleja claramente las prioridades del gobierno en materia social. En ese sentido, el reto que ha asumido la administración es doble. Aparte de que hay más recursos para educación, seguridad social o salud, hay que demostrar que es posible gastárselos de manera eficiente y adecuada. Y aunque esta es la primera oportunidad que tiene Ernesto Samper de imponer sus convicciones, pocos dudan que buena parte del prestigio del programa de gobierno se juega durante 1996 cuando este tiene que demostrar que tiene cómo y con qué para dar el Salto Social.