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Con un ritmo de crecimiento mediocre no hay manera de reducir el actual nivel de desigualdad social

COYUNTURA

Por qué no crecemos más

Para bajar el desempleo y reducir la pobreza no es suficiente crecer al 5 por ciento. Según el FMI, el PIB de muchos vecinos aumentará este año más que el colombiano.

24 de septiembre de 2011

La semana pasada se conocieron dos datos importantes en materia económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia crecerá este año 4,9 por ciento, y el Dane reveló que la economía se expandió 5 por ciento en el primer semestre de 2011, frente a igual periodo del año pasado. En medio de la turbulencia que viven los mercados internacionales, y con una nueva recesión mundial en ciernes, estos datos se consideran buenas noticias.

Sin embargo, varios de los vecinos en la región crecerán este año por encima de Colombia. Según las proyecciones divulgadas por el FMI en el marco de su asamblea anual, que terminó el fin de semana, las economías de Perú, Chile, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Argentina se expandirán en 2011 por encima de la colombiana (ver mapa de países). México, Brasil y Venezuela estarán por debajo. En materia de tasa de desempleo, Colombia es la campeona en toda la región.

Crecer al 5 por ciento no es nada despreciable, pero frente a las necesidades de reducir la pobreza y bajar el desempleo resulta insuficiente. A pesar de los avances logrados en la última década, cuando la economía empezó a crecer a las más altas tasas de los últimos treinta años, todavía no ha podido consolidar tasas de crecimiento por encima del 6 por ciento por periodos largos de tiempo, algo que los economistas consideran una condición necesaria para dar un verdadero salto en el desarrollo.

Para el exministro de Hacienda Rodrigo Botero, con tasas de crecimiento en el largo plazo entre el 4,5 y el 5 por ciento, más de la mitad de la población económicamente activa seguirá en una situación precaria. "Con un ritmo de crecimiento mediocre no hay manera de reducir el nivel actual de desigualdad social, uno de los peores del hemisferio", dice.

Los economistas han tratado de explicar cuáles son las razones por las cuales la economía no crece a mayores tasas. Y según Alejandro Gaviria, decano de Economía de la Universidad de los Andes, "hay exceso de explicaciones". Todos apuntan a señalar que hay demasiados cuellos de botella que se deben romper. Daniel Niño, director de Investigaciones Económicas de Bancolombia, dice que "hay varios temas estructurales que por años el país no ha resuelto y hasta ahora se han comenzado a tomar medidas para desatrasarse frente a sus pares de la región".

Uno de los puntos críticos tiene que ver con la precaria infraestructura, que eleva los costos del transporte para todo el aparato productivo e impide que las empresas produzcan más y vendan más. El atraso se extiende a los puertos, aeropuertos, vías, oleoductos y ferrocarriles. Aunque algunos sectores han venido creciendo, la infraestructura se ha quedado corta. Para muestra, lo que sucede con el carbón. La producción de este mineral casi se dobló en los últimos seis años, al pasar de 40 millones de toneladas a 75 millones, y en materia de ferrocarriles -por donde se moviliza esta carga- el país está en pañales. Ni qué decir de las deterioradas carreteras que llevan las mercancías a los puertos de las costas atlántica y pacífica para su exportación, o de los puertos, que se quedaron pequeños para atender el crecimiento del comercio exterior.

Otro cuello de botella para crecer a tasas mayores tiene que ver con que la economía todavía es relativamente cerrada. La canasta exportadora es reducida, poco sofisticada y muy concentrada, tanto en productos -principalmente mineroenergéticos- como en países de destino. El grueso de las exportaciones se dirige a Estados Unidos y la región andina, con una presencia mínima en el Asia-Pacífico.

El exministro Rodrigo Botero dice que para lograr una reducción significativa del desempleo y de la informalidad laboral es necesario imprimirles mayor dinamismo a las exportaciones no tradicionales, principalmente a las de manufacturas que sean intensivas en mano de obra. "Un proceso de crecimiento que no le asigne un papel central a la creación de empleo formal es como una representación de 'Hamlet' sin el Príncipe de Dinamarca", dice.

Otro de los problemas estructurales es la educación y la innovación. María Angélica Arbeláez, representante de Colombia ante el FMI, señala que este es uno de los factores más determinantes para avanzar en el desarrollo. Chile es un ejemplo donde el gasto en innovación es muy superior al de Colombia y esto le ha permitido al país austral impulsar su productividad. "El crecimiento se logra con un paquete de políticas que se cruzan unas con otras".

El exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla ve en el costo del capital y la tributación corporativa factores que obstaculizan el mayor crecimiento. Para el economista, "la tributación total en Colombia es excesivamente alta y la tributación personal, excesivamente baja".

José Antonio Ocampo, también exministro de Hacienda, apunta otro factor adicional: "La sobrevaluación del peso está afectando negativamente a muchas ramas productivas que no pueden exportar o competir con las importaciones".

El gobierno no desconoce que hay grandes obstáculos que remover. "El problema es que los cuellos de botella ya se han sedimentado y petrificado, y destruirlos es una tarea muy complicada", afirma el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry. Ese es el propósito, dice, de las locomotoras que representan los sectores que han frenado el crecimiento por años. La idea es que el sector agropecuario se vuelva un motor del PIB. Que pase de crecer un 2 a un 8 por ciento. Igual la infraestructura, que salte del 7 y al 20 por ciento. "Cuatro de las cinco locomotoras son los sectores donde estamos rezagados frente a los pares de América Latina", dice Echeverry. La experiencia de muchos países en la región muestra que este es el camino correcto.

Ahora bien, el ministro de Hacienda sostiene que su meta no es crecer en exceso. No se trata de llegar a un 8 por ciento y luego bajar al 4. El objetivo es lograr tasas sostenidas, entre 5 y 7 por ciento, por largos periodos. Para el funcionario, la proyección que acaba de entregar el FMI sobre Colombia es conservadora. Según los cálculos oficiales, este año la economía crecerá entre 5,5 y 6 por ciento. "Creo que vamos a pasar a varios países de América Latina, sobre todo el próximo año. Colombia es de los pocos países que no están sobrecalentados".

Olga Lucía Acosta, de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), destaca que el país ya ha 'chuleado' muchas tareas que le permitirán pensar en lograr mayores tasas en el futuro, como los asuntos macroeconómicos.

Lo cierto es que todo lo que se haga debe conducir a la generación de más empleos. El problema, como dice José Antonio Ocampo, es que el crecimiento del empleo siempre ha sido muy lento, incluso en periodos buenos para la economía.

El gobierno dice que la ley de primer empleo ya empezó a dar resultados. Según el Ministerio de Hacienda, a pesar de tener la mayor tasa de desempleo de la región, Colombia fue el país que más nuevos empleos creó entre agosto del año pasado y julio del presente.

El asunto es que para alcanzar todos estos grandes retos, la coyuntura no está fácil. Hay negros nubarrones en la economía mundial y aún no se sabe cuánto afectarán a Colombia. El director de Anif, Sergio Clavijo, señala que una desaceleración mundial tendría efectos negativos sobre los hasta ahora favorables indicadores, y ello afectaría el crecimiento. Por su parte, el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, cree que la economía colombiana es hoy mucho más resistente a choques y ha sido capaz de evitar colapsos. Ojalá así sea.