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PRIMEROS SORBOS

Productores y consumidores de café comienzan a calentar motores para la renegociación del pacto cafetero.

13 de marzo de 1989

Hay diferentes maneras de medirle la temperatura al agua, pero pocas tan agradables como hacerlo en un hotel del sur de la Florida. Ese fue el escenario que escogieron los cafeteros norteamericanos para analizar el estado del mercado mundial del grano en 1989.
Durante un par de días, los miembros de la Asociación Americana de Café Verde, que agrupa a comerciantes y tostadores, se reunieron en el Boca Ratón Hotel and Beach Club para discutir los problemas del gremio. Pero además de los habituales temas como los líos de embarque, la entrega a tiempo de la carga, la calidad del grano, etc., se discutieron asuntos que le interesan a todos los cafeteros del mundo. La sesión sirvió para tomarle el pulso tanto a productores como a consumidores sobre la renegociación del Acuerdo Internacional del Café que expira el próximo 30 de septiembre.
El pacto cafetero ha venido sufriendo contratiempos en los últimos años y no han sido pocos los que han querido terminarlo. Los consumidores se quejan continuamente de que, por cuenta de estar afiliados al club, salen perdiendo, porque les toca pagar precios más altos que los que se mueven en el mercado libre. Los más radicales llegan a decir que lo ideal sería que no existiera el Acuerdo, con lo cual se beneficiarían de una situación en la que la oferta mundial de café supera a la demanda.
Es por esa razón que la cita de Boca Ratón recibió una atención especial. Aunque el evento es tradicional por esta época del año, algunos creyeron que tanto productores como consumidores iban a poner las cartas sobre la mesa. La mayoría de las miradas se concentraron en John Rosembaum, el delegado norteamericano, cuya cooperación es definitiva para la supervivencia del pacto.
No obstante, lo cierto es que en la Florida nadie dijo esta boca es mía. Aparte de los contactos comerciales que hicieron productores y consumidores, el tema de las próximas negociaciones no se exploró a fondo. "Los Estados Unidos no han definido su posición y eso aplaza cualquier discusión seria" le dijo a SEMANA un asistente a la reunión. A pesar de que el próximo 20 de febrero van a comenzar en Londres los contactos formarles entre productores y consumidores, los expertos consideran que sólo a partir del próximo 4 de abril -en la reunión del Consejo de la Organización Internacional del Café- empezará la discusión en serio.
Eso no impide que desde ya se conozcan cuáles van a ser las aristas que tendrán que limarse si se desea que el Acuerdo Cafetero continúe con vida. Los conocedores opinan que deberá definirse satisfactoriamente el conflicto que crean los países no miembros de la OIC, que compran su café a precios muy inferiores a los acordados. Naciones como las del sudeste asiático y las del bloque socialista se benefician del descuento que a veces llega a ser hasta del 50%. Ese fenómeno está creando una especie de contrabando de café a través de esos países, que beneficia particularmente a algunos consumidores europeos.
El otro punto importante es el de institucionalizar las diferencias que existen entre los diferentes tipos del grano. Con el correr del tiempo se ha visto que el café suave ha ganado terreno frente a los de calidades inferiores y que cualquier acuerdo futuro debe tener en cuenta ese cambio. La idea fue introducida en la negociación de la pasada cuota en Londres -gracias a Colombia- , pero se considera que debe convertirse en un criterio permanente para el futuro.
Con esos dos puntos a definir, los negociadores estarán suficientemente ocupados. Pero eso no es todo. Primero, tanto consumidores y productores tendrán que ponerse de acuerdo entre sí -una labor que puede durar meses- para luego sentarse a limar sus diferencias. En todo esto es clave la posición de los Estados Unidos, ahora que la administración Bush es la que manda.
Curiosamente, los temores sobre el futuro se presentan en momentos en los cuales el café colombiano continúa fuerte en la Bolsa de Nueva York. Los posibles efectos que puede tener el paro general de esta semana en Brasil han contribuido a mantener en suspenso al mercado.
Es este clima de incertidumbre el que debe ser superado si se logra la renovación del Acuerdo Caferero. El problema es que para entonces, las asperezas tendrán que haber sido limadas, ya que los productores han dejado saber que si no hay arreglo antes del 30 de septiembre próximo, el pacto será suspendido. Por lo pronto, todas las esperanzas están puestas en la reunión de abril en Londres, donde, entre tinto y tinto, comenzará el fuego cruzado para saber de una vez por todas si la OIC tiene otra nueva oportunidad.