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Promesas de alto riesgo

Un negocio en Internet llamado IXP está de moda entre muchos colombianos y aunque sea en el mundo virtual, la posibilidad de perder plata es real.

14 de marzo de 2004

En los últimos meses, cerca de 6.000 colombianos han pagado en conjunto más de un millón de dólares para meterse en un negocio virtual. Muchos más han sido invitados por amigos o conocidos a participar en él. Así, de boca en boca, algunos han encontrado en este negocio una oportunidad de obtener ingresos adicionales y otros, un riesgo de perder dinero.

Desde ejecutivos hasta amas de casa son representantes independientes de IXP (Internet Extreme Provider), una compañía con sede en Orange, California, que ofrece servicios de conexión a Internet en Estados Unidos. En Colombia aún no prestan este servicio, pero venden paquetes de productos como cuentas de correo, entradas a un centro comercial virtual o un programa para hacer más rápido el acceso a Internet.

Según la abogada Alba Cecilia Londoño, quien en enero de 2003 comenzó a promover este negocio en Colombia y es la cabeza de los casi 6.000 representantes, se trata de un sistema de mercadeo 'multinivel' con el que IXP busca comercializar sus servicios. Este sistema consiste en conformar una red de consumidores que al mismo tiempo son vendedores de los productos de una empresa. Un sistema similar ha demostrado ser muy efectivo, por ejemplo, en la venta de cosméticos y artículos de aseo.

Quienes decidieron convertirse en representantes de IXP pagaron 220 dólares a esta compañía y adquirieron así el derecho a promover sus servicios y a vincular a otras personas que paguen esta suma con el mismo propósito. Recibieron además un correo electrónico y una página en Internet que sirve para consultar el estado de la organización que van conformando y hacer seguimiento a las comisiones y bonificaciones que reciben.

Hasta aquí la propuesta suena razonable. Las primeras alarmas se prenden, sin embargo, con las advertencias que han hecho entidades como la Federación Mundial de Asociaciones de Ventas Directas (Wfdsa, por sus siglas en inglés) sobre la existencia de pirámides ilegales disfrazadas de esquemas 'multinivel'. Según un documento de esta entidad, en las pirámides "las ganancias se generan por la afiliación de nuevos participantes y no por la venta y distribución de productos reales a personas que efectivamente los consuman". Quienes entran primero logran recuperar su dinero y obtener utilidades. Pero cada vez es menor la posibilidad de conseguir nuevos participantes y, en algún momento, la pirámide se puede derrumbar y los que entraron al final pueden perder su plata.

Scott Wellman, abogado de IXP en California, afirma que los representantes sólo ganan dinero si consiguen clientes para los productos virtuales que ofrece la compañía. Para recibir bonificaciones por vincular a otras personas, antes deben garantizar que se están haciendo ventas en su organización.

¿De dónde sale la plata?

SEMANA habló con varias personas que están metidas en el negocio, quienes explican que hay dos formas de obtener ingresos. Ganan, en primer lugar, cada vez que ellos mismos compran en el centro comercial virtual de IXP o cuando lo hace un tercero al que le han enviado una contraseña para entrar. Quienes ingresen encuentran una serie de enlaces a más de 500 tiendas que venden sus productos por Internet, como Dell, Wallmart o JCPenney.

Los representantes, al exponer su negocio, aseguran que estas compañías tienen un contrato con IXP y que le pagan una comisión sobre las ventas realizadas a través de su mall virtual. IXP a su vez reparte entre los representantes un porcentaje de esta comisión. Reconocen que por este concepto hoy ganan poco. Agregan a continuación que en Colombia no hay todavía una cultura de compras por Internet, que en el caso del mall de IXP, implica además que el cliente coordine el envío de sus artículos desde Miami.

La mayor parte de los ingresos la reciben, en cambio, por las bonificaciones derivadas de vincular a nuevos representantes a la organización. Suponga que usted entra a participar en el negocio y, después de una semana de reuniones y llamadas telefónicas, logra que dos amigos paguen los 220 dólares para inscribirse. Por esta pareja de nuevos representantes IXP le mandará, al final de la semana, un cheque por una suma que la compañía reajusta periódicamente y que hoy es alrededor de 20 dólares. Si cada uno de sus dos amigos vincula a otras dos personas, usted recibirá al final de esa semana un cheque de 40 dólares. Y si en el mes siguiente de haber entrado al negocio logró armar este 'árbol', con seis nuevos representantes, IXP le paga una bonificación de 250 dólares adicionales.

De esta forma, comienza a formarse una estructura de dos ramas que crece en la medida que nuevas personas ingresen como representantes. Según Alba Cecilia Londoño, ya hay personas catalogadas como líderes que ganan más de 2.000 o incluso 3.000 dólares mensuales.

El único requisito para obtener todos estos pagos es que cada nuevo representante envíe por correo electrónico un 'pasaporte' a por lo menos dos personas ajenas a IXP con una clave para entrar al mall virtual. Recibir esta contraseña no tiene ningún costo.

Según Scott Wellman, estas operaciones son apenas la antesala del lanzamiento definitivo de IXP en Colombia. Michael Sinn, un coreano que lidera la organización de representantes de la que hace parte Alba Cecilia Londoño, dice haber viajado cuatro veces al país para coordinar el montaje del principal servicio de IXP: la conexión a Internet. Asegura que, como fruto de las negociaciones adelantadas por él, ya se firmó un contrato con una empresa local y que a mediados de abril estarán lanzando este servicio. Sinn no quiso revelar el nombre del socio de IXP en Colombia.

Las dudas

Mientras que llega el servicio de conexión a Internet, la estructura de representantes sigue creciendo a gran velocidad. Esto, a pesar de algunas noticias que, según los representantes consultados por SEMANA, han causado preocupación o, al menos, sinsabores.

El 26 de enero de 2003, una corte en California sancionó a la empresa Mall Ventures Inc. y a dos de sus directivos, Dennis Wong y Jeffrey Morgan. Este último es actualmente el presidente de IXP.

La sanción fue el resultado de una demanda que entabló la Federal Trade Comission (FTC), una entidad gubernamental encargada de proteger los derechos de los consumidores en Estados Unidos, en contra de Mall Ventures. La corte le impuso a esta empresa una multa de 400.000 dólares. Le ordenó, entre otras cosas, abstenerse de participar en algún "esquema ilegal de mercadeo", de presentar información engañosa en cualquier negocio que realicen y de establecer procedimientos expeditos para el reembolso del dinero a quienes quieran retirarse de sus programas.

Según el abogado de IXP, la FTC demandó a Mall Ventures porque un grupo de representantes en California, en contra de las reglas de la compañía, ofreció la vinculación al negocio prometiendo a los interesados "volverse millonarios en muy poco tiempo". Michael Sinn agrega que "es imposible controlar lo que hacen o dicen todos los representantes" y que cuando IXP se entera de alguna conducta inapropiada suspende de inmediato a quienes la están practicando.

A esta demanda se suma un reporte sobre IXP realizado en octubre de 2003 por Better Business Bureau (BBB), una organización en California que se dedica a promover la honestidad en las actividades comerciales. "Calificamos esta compañía con una trayectoria de negocios insatisfactoria debido a un patrón de reclamos en el que los clientes alegan recibir información confusa sobre las prácticas de venta", dice el inicio del reporte de BBB.

A un lado del negocio están, entonces, quienes emocionados con la perspectiva de recibir dinero extra entran a participar en la red de IXP. Lo hacen bajo su propio riesgo, pues no hay ninguna autoridad en Colombia que vigile este procedimiento ni a la que puedan acudir en caso de perder su inversión. Al otro lado están los cuestionamientos sobre si lo que está armando IXP es un esquema legal de mercadeo o una pirámide que en cualquier momento podría colapsar.