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PUERTOS CIERRAN PUERTAS

¿Está cerca la hora en la que tocará tierra firme el largo problema portuano en Colombia?

8 de agosto de 1983

El "Florero de Llorente" en el conflicto portuario de Buenaventura parece que son unos "inofensivos" papelitos. De resultar esto cierto, sería la primera vez en que unos formularios se convierten en los responsables de la mayor amenaza social y económica que se cierne a corto plazo sobre Colombia, ya que por el terminal del Pacífico se mueve el 70% del comercio marítimo del país.
Todo empezó el día martes 5 de julio en las horas de la mañana, cuando en la sección de papelería comenzaron a circular unas planillas de trabajo, diferentes a las que diariamente acostumbran a llenar los trabajadores: en esta oportunidad tenían que anotarse en grupos de a 15, mientras antes cada obrero individualmente llenaba su planilla. La noticia conmocionó el Terminal porque los dirigentes sindicales comenzaron a pregonar que se estaba aplicando la repudiada "lista corrida" .
La empresa, apenas tuvo conocimiento de la situación, expidió una circular en la que comunicaba a los trabajadores que los formularios se habían diligenciado de esa forma, con el objetivo de "ahorrar papel", siguiendo unas recomendaciones emanadas del estudio "Cartillas de instrucciones para el diligenciamiento de las funciones operativas de los puertos terminales", que había acabado de concluir una comisión de especialistas en el tema.
Según lo expresado por los braceros, se trataba de un engaño, ya que esa es la forma como opera el sistema en Barranquilla. La tal "lista", consiste en ordenar a todos los trabajadores existentes y, de acuerdo con las necesidades de trabajo de la empresa, de ellos poner a laborar solamente la cantidad requerida; hasta que no se agote la lista, no se inicia la nueva ronda, pagándole a cada uno de acuerdo con el trabajo producido en el mes.
Esta modalidad fue la que los portuarios asociaron con las circulares del martes, arrojando como consecuencia la anticipación del paro portuario.

HUELGA DE HECHO
Al cierre de esta edición, la Central de Trabajadores de Colombia (CTC) no había decretado oficialmente la huelga, pero en el Terminal Marítimo de Buenaventura, prácticamente desde el día martes 5 de julio. Los obreros estaban en cese de actividades. Ante la situación tensa que comenzó a vivir el puerto, el gerente general, vicealmirante Tito Motta, pidió la militarización de este Terminal, para garantizar el descargue normal de las mercancías.
El miércoles fue disuelta una reunión del sindicato, incidente que condujo a que un grupo de trabajadores se dirigiera a la sede sindical, para desde allí proclamar la huelga. En medio de gritos que exigían el cierre del comercio, esa misma mañana la amplia mayoría de los portuarios abandonaron la militarizada instalación y se dedicaron a pedir el apoyo de la población y a preparar un paro civico regional.
El presidente encargado de la CTC, Pero Julio Caro, ordenó por teléfono a todos los afiliados un estado de alerta general. "Preparen hora cero, aquí la situación se ha vuelto peligrosa.
Están obligando a los portuarios a trabajar a punta de metralleta Esta mañana no nos dejaron entrar, en cualquier momento puede haber un herido".
En medio de la tensión de esa mañana caliente, SEMANA entrevistó al líder sindical, quien responsabilizó al gobierno de Belisario Betancur de la situación: "El Presidente es el mayor responsable, por colocar a un vicealmirante en ejercicio de gerente general... Este gobierno se está encargando por un lado de convencer con cierto relacionismo público y al que no lo convence, le da palo. Esto es muy propio del fascismo".
"Usted afirma entonces que Belisario es fascista," preguntó SEMANA.
"Tiene las mismas características de un gobierno de ese tipo, que trata de mantener una relación directa con el pueblo, para mantenerlo dominado, sin organización y sin líderes". El gobierno nacional, por su parte, se ha mantenido a la expectativa, y ha venido aplazando la instalación de los tribunales de arbitramento con el objetivo de no precipitar los hechos antes de intentar la obtención de una solución negociada.

LA POLICIA REEMPLAZA A LOS PORTUARIOS
Mientras los trabajadores portuarios se movilizaban a través de las calles del pueblo, adentro, en el Terminal, los trabajadores eran rápida y organizadamente sustituidos por la policía portuaria, que desde hacía aproximadamente cinco meses venía preparándose en la llamada "isla de la Armada", para reemplazar a los obreros en caso de que se presentara la emergencia. El gerente regional del puerto, el ingeniero Jorge Solano, manifestó a SEMANA que "estábamos preparados para esta eventualidad; ojalá se convenzan los trabajadores de que ellos no son tan indispensables como piensan. Estoy de acuerdo con las palabras del doctor Echeverry Correa, quien sostiene que este es el mayor momento para darle una solución definitiva al problema". La vehemencia con la que pronunció estas palabras parecía sugerir tacitamente una decisión de la Directiva de Colpuertos de ir hasta el final en este conflicto, para imponer sus condiciones a los trabajadores, aprovechando la ilegalidad del movimiento.
En la visita a las instalaciones se pudo comprobar que con buena voluntad pero careciendo de la habilidad de los portuarios, unos 300 policias, acompañados de un numeroso grupo de trabajadores adicionales, se daban a la tarea de cargar y descargar los buques que esperan turno en sus respectivos muelles. Colpuertos confía en que la iniciativa obligará a los sindicalistas a ceder en sus pretensiones y los trabajadores opinan que el sistema está destinado a fracasar.

¿QUIEN DIRIGE EL CONFLICTO?
Mientras en el escenario los trabajadores y los empresarios son los protagonistas centrales del conflicto, entre bastidores se desarrolla una obra aún más compleja y es la de quién controlará la presidencia de la CTC y de Fedepuertos en el próximo congreso, Pedro Julio Caro niega contundentemente que él esté aspirando a desbancar a Manuel Felipe Hurtado; pero independiente de su voluntad, si la huelga triunfa, Caro se convertiría en un serio aspirante a la presidencia de la Central.
En la base obrera se rumora insistentemente que Manuel Felipe Hurtado, el actual lider de la CTC, le sacó el hombro a la pelea. Muchos afirman en el Terminal que aunque no lo diga públicamente, él no está de acuerdo con el paro, porque no se encuentra convencido del éxito final del movimiento. El Secretario General de la Confederación, Ramón Marquez Iguarán, ha sido declarado traidor por los portuarios de Barranquilla, quienes le solicitaron la renuncia por haber aceptado la propuesta de Colpuertos de la bonificación a cambio del alza de los salarios. Así las cosas, los trabajadores sólo confían en Pedro Julio Caro, quien se ha convertido en el máximo lider del conflicto.
Todo el mundo pensaba que Caro era liberal. Sin embargo, el recibimiento alborozado que le brindó a Andrés Almarales del M-19 y su vibrante intervención apoyando el movimiento confundió a los asistentes, quienes todavía se preguntan a qué juega el líder sindical. Los opositores a la dirección sindical sostienen que el dirigente, que inició su lucha en las empresas públicas de Bucaramanga, es una personalidad contradictoria porque "tiende a ser conciliador en las negociaciones y radical ante las asambleas y las masas". Lo que no se sabe es si esto hace parte de sus cálculos políticos o simplemente se deja arrebatar por la pasión del momento.
De todas formas, no hay duda de que de llegarse a declarar una huelga indefinida, está sería la que precipite una solución definitiva, en una u otra dirección, para el largo problema de los puertos colombianos.