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Algunos inversionistas del hotel Wyndham, en Bogotá, y del condominio Palmas de Iraka, en La Mesa (Cundinamarca), se han quejado por la demora en las obras. | Foto: Carlos Julio Martínez

DENUNCIA

Qué pasó con el ‘rey de los hoteles’

Problemas en varios proyectos inmobiliarios del empresario Luis Fernando Correa tienen a varios inversionistas con los pelos de punta.

25 de abril de 2015

Luis Fernando Correa es un reconocido empresario del sector de la construcción y de la hotelería en Colombia. Hace más de dos décadas incursionó en la llamada industria sin chimeneas, cuando este negocio todavía no estaba tan competido como hoy. Por aquella época creó la Red Empresarial que lleva su nombre, encargada de desarrollar, comercializar y administrar proyectos de finca raíz. Dio sus primeros pasos con los hoteles Sheraton en Bogotá, Quito y Guayaquil; y Regency, Capital y Lancaster House en la capital de la República.

En 2010, montado en el boom de la hotelería y en su propio éxito, Correa anunció su ambicioso plan 100/10 para construir 100 hoteles en diez años, lo que le valió el título que algunos le dieron de ‘rey de los hoteles’.

Pero la buena estrella que brilló durante varios años se hizo intermitente. Actualmente, varios de sus proyectos afrontan problemas financieros, están atrasados o sus obras paralizadas. Los hoteles Wyndham y Tryp en Bogotá, Santa Catalina en Cartagena y el condominio Palmas de Iraka en La Mesa (Cundinamarca) han sufrido tropiezos.

Para estos desarrollos recurrió a los derechos fiduciarios (conocidos como fidis), que permiten a un inversionista participar en la propiedad de un proyecto inmobiliario. La gente pone un capital bajo la promesa de una rentabilidad futura. Este mecanismo es hoy muy usado en la financiación de diversas obras.

Los problemas de Correa comenzaron con el Capital Towers, un complejo de dos hoteles (Wyndham y Tryp) con 511 habitaciones, oficinas y zonas comerciales en Ciudad Salitre, uno de los sitios de mayor desarrollo inmobiliario en Bogotá. Su costo ascendía a 185.000 millones de pesos.

En la construcción del Tryp no hubo mayores tropiezos ni demoras, aunque los inversionistas se quejan de la menor rentabilidad frente a la ofrecida inicialmente. Pero esas son las reglas del mercado. Para el Wyndham han surgido tropiezos. Según el empresario, esto se debió a que la cadena NH de España, que estaba dispuesta a entrar en el negocio, se retiró ante la crisis económica europea. Sin este respaldo, optó por comprar la franquicia del Wyndham, otra cadena estadounidense que tiene 7.200 hoteles en todo el mundo. En el desarrollo de estos dos hoteles han invertido cerca de 1.000 personas, algunas de las cuales hoy se sienten engañadas porque –afirman– les prometieron una rentabilidad del 1 % mensual, que iría subiendo con el tiempo. Pero hasta ahora no han recibido ni un solo peso.

Ante estas denuncias, Luis Fernando Correa le aseguró a SEMANA que nunca prometió una determinada rentabilidad, y que lo que hizo fue unas proyecciones basadas en el buen comportamiento del sector en ese momento, y teniendo en cuenta la ocupación esperada.

Sin embargo, las expectativas se fueron desinflando porque, además del atraso en la obra, la ocupación no ha sido la prevista. “El que más ha perdido aquí soy yo. La gente no ha perdido su inversión ya que está a la vista de todos”, aseguró Correa, quien se comprometió a girarles a los inversionistas una parte de las ganancias que comiencen a dar estos establecimientos.

Los inversionistas cuestionan que sea el constructor, operador, administrador y proveedor de los bienes y servicios de los hoteles y haga parte del comité fiduciario, lo que le resta transparencia al negocio porque no hay quien lo controle.

Pero los problemas no terminan ahí. Uno de ellos es Palmas de Iraka, un condominio de cerca de 500 casas y apartamentos. La obra, que arrancó en 2012, se encuentra parada. De la primera etapa de 218 unidades residenciales faltan por entregar 56. La etapa 2, de 150 unidades, está en obra, y a los inversionistas de la etapa 3 se les comenzaron a devolver los recursos. Los compradores temen perder sus inversiones o que les embarguen sus viviendas por las deudas de Correa. Él afirma que terminará el proyecto y que las demoras se deben a problemas administrativos con el contratista, que afectaron en forma grave la caja del proyecto. Desde hace varios meses viene renegociando las deudas con los bancos.

Otro frente sensible es el hotel Park 98, de 95 habitaciones, al norte de Bogotá. Los trabajos están frenados porque ante la sobreoferta de estos establecimientos en esta zona de la capital, Correa decidió que ya no se hará un hotel sino un edificio de oficinas. “El palo no está para cucharas y prefiero que se le dé otro uso más rentable”, sostiene.

El último capítulo es el Santa Catalina en Cartagena. Este es un hotel boutique de 41 habitaciones, ubicado detrás de la Torre del Reloj, donde quedaba el emblemático almacén Magali Paris, que es patrimonio histórico. Sin embargo, el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena suspendió la construcción de manera preventiva porque las alturas de algunas fachadas y columnas no son las aprobadas en los planos por el comité técnico. Según Correa, el diseño sí se ha ceñido a la ley, y prueba de ello es que la obra tiene licencia de restauración. Alega que todo se debe a la protesta de un vecino que no quiere que le tapen la vista.

¿Cómo le llegó semejante tormenta a un empresario con tanta experiencia en el sector? Para Correa el difícil momento tiene una explicación más de carácter personal. Sostiene que la terminación de su matrimonio en 2011 le dio un duro golpe anímico y financiero. “Ese fue un batacazo porque, como en toda separación, hay que repartir las inversiones, por eso me tocó replantear la meta de los 100 hoteles”, le dijo a esta revista. Pero también admite que cometió errores y que uno de ellos fue confiar demasiado en la gente y no hacer los correctivos a tiempo.

De hecho, a raíz de los problemas financieros figuró durante un tiempo como deudor moroso de la cartera colectiva Factoring de la liquidada InterBolsa. Llegó a deber 6.900 millones de pesos pero dice que ya pagó y que solo tiene una diferencia de 800 millones por resolver.

Para los inversionistas afectados la explicación es otra. Afirman que Correa no hizo un buen manejo de los proyectos, que despilfarró recursos porque se daba una vida de lujos e insisten en que les prometieron altas rentabilidades, a través de derechos fiduciarios. Prometió mucho más de lo que podría cumplir con su plan 100/10.

El presidente de Cotelco, Gustavo Toro, dice que ante las amplias exenciones tributarias muchos empresarios se entusiasmaron con la construcción de hoteles, para lo cual compraron franquicias de marcas reconocidas internacionalmente. El problema fue que mientras la oferta creció, la demanda no se comportó igual. Hoy la ocupación hotelera llega al 52 %. “Qué negocio aguanta estar parado la mitad del año”, pregunta Toro, quien agrega que es probable que en algunos proyectos la gente no vaya a obtener la rentabilidad que le ofrecieron, o tenga que esperar unos años más.

Frente al caso Correa, los inversionistas piden una actuación más diligente de las autoridades. Sin embargo, hay vacíos legales sobre quién tiene el control sobre los llamados fidis. En el país hay más de 25.000 derechos fiduciarios en diferentes obras.

La Superintendencia Financiera le dijo a SEMANA que actualmente no hay en curso ninguna actuación contra Luis Fernando Correa y su empresa, aunque la entidad sí ha recibido denuncias sobre los derechos fiduciarios. La Superintendencia recuerda que los inversionistas deben tener en cuenta que con estos títulos no se puede garantizar una rentabilidad, sino estimar flujos futuros sobre la valorización de un inmueble. Solo el mercado determina la rentabilidad de estas decisiones.

El empresario asegura que no se va a declarar en insolvencia, que no se va a ir del país y que les responderá a todos. Esto es precisamente lo que quieren los inversionistas que esperan que las promesas no se queden solo en eso. Este caso, además, puede ser un campanazo para un sector que ha crecido de manera acelerada y que en algunas ciudades ya está mostrando síntomas de saturación.