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¿Qué pasó en la ETB?

La salida de Fernando Panesso de la presidencia de la Empresa de Teléfonos de Bogotá justo en el momento en que se está buscando el socio estratégico, era necesaria según la junta directiva. Los motivos del sacudón.

28 de noviembre de 2009

Fernando Panesso estuvo año y medio en la presidencia de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), pero no pudo convencer a la junta directiva de que era la persona ideal para manejar los destinos de la compañía en esta crucial coyuntura de búsqueda de un socio estratégico. Su salida intempestiva, la semana pasada, lo demostró.

La junta estaba convencida de que había que traer un nuevo timonel, con más perfil de financista y de banquero de inversión, y por eso prefirió aguantar el ruido que generaría en el mercado sacar a un presidente en medio del actual proceso.

Jorge Humberto Botero, miembro de la junta directiva, reconoció en entrevista con la W Radio que Panesso es un buen estratega comercial, pero que no tenía el perfil para enfrentar los retos que se vienen con la búsqueda del nuevo socio.

Así también lo confirmaron otras fuentes de la empresa a SEMANA, quienes explicaron que Fernando Panesso había perdido la confianza de los directores, pues no se le notaba concentrado en el objetivo principal: conseguir un socio estratégico de manera urgente para enfrentar en el mediano plazo la dura competencia que le están poniendo los otros monstruos del sector.

Como reza una reconocida campaña publicitaria, Panesso estaba realmente en el lugar equivocado y tal vez en el momento que no era. Todos le reconocen su labor comercial, donde obtuvo éxitos muy importantes. La compañía compensó a través del aumento en los suscriptores de banda ancha, lo que venía perdiendo en telefonía fija y de larga distancia. Realmente si se mira una foto del balance actual, aparentemente no hay reparos a su gestión.

Sin embargo, cuando se mira la película completa, quedan en evidencia fisuras importantes. El problema estructural de la ETB es grave: a pesar de que viene sumando usuarios, los ingresos operativos se han mantenido prácticamente congelados en 1,5 billones de pesos durante los últimos cuatro años. Esto significa que han caído en términos reales. Las tarifas de las telecomunicaciones han retrocedido desde hace rato por la enorme competencia y el balance empezó a sentir el golpe.

Por el otro lado, una compañía de telecomunicaciones exige de enormes niveles de inversión. La ETB necesita mínimo 500.000 millones de pesos para ponerse a tono con la competencia en televisión por cable e internet inalámbrico, donde no es fuerte.

Por eso a la Junta Directiva no le gustaba nada que, en cada reunión, Panesso pusiera énfasis en los aceptables resultados comerciales, cuando se estaba cociendo una crisis financiera. En las últimas semanas se había vuelto un secreto a voces las diferencias irreconciliables que sostenía el presidente con su junta directiva. Algo que genera incertidumbre en el mercado. Una fuente le dijo a SEMANA que tras los informes de gestión de Panesso, siempre quedaba un silencio total entre los miembros de junta, insatisfechos por los resultados.

Por eso eligieron a Fernando Carrizosa como presidente, quien además de formar parte de la junta directiva desde hace una década, estuvo al frente de la compañía a comienzos de los años 90: era una manera de hacer una transición sin muchos tropiezos.

La tarea para Carrizosa es bien complicada. La ETB no va a sobrevivir en el negocio si no se le suma alguien que le agregue "know-how" y mucho dinero. Lo grave es que como la situación es estructural, el tiempo se está agotando; ya hay quienes advierten que si no se toman medidas antes de 2011, la compañía podría presentar problemas serios. Las nuevas inversiones son necesarias y urgentes.

La parte buena de la historia es que la semana pasada cuatro inversionistas del sector ya se registraron para participar en el proceso de selección de socio estratégico para la ETB. El negocio se definirá en abril del próximo año.

Lo cierto es que la ETB ya está empezando a jugar en el límite de sus posibilidades y por eso hay que ponerle el acelerador a la consecución del socio estratégico. Esa es realmente, una llamada de urgencia.