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¿QUIEN ESTA USANDO SU CELULAR?

A pesar de los esfuerzos por controlarlo, el fraude con teléfonos celulares sigue sorprendiendo a los colombianos.

7 de octubre de 1996

Los telefonos celulares son el símbolo por excelencia de la vida moderna. La mayoría de los usuarios de estos aparatos viven tan ocupados que a duras penas alcanzan a cuadrar su chequera una vez al mes, cuando los embiste el extracto bancario por debajo de la puerta. Es tanto lo que hay que hacer y tan poco el tiempo disponible, que a la hora de pagar las cuentas del celular algunos prefieren un descuento automático a través de la tarjeta de crédito. Pero las noticias no son buenas para quienes están sometidos a semejante ritmo de actividad. Si usted tiene un teléfono celular, lo mejor que puede hacer es tomarse unos minutos la próxima vez que reciba su cuenta y revisarla detenidamente. Quizás se encuentre con una desagradable sorpresa. En los últimos meses varios usuarios de celular de hábitos modestos -de esos cuya mayor audacia consiste en llamar a la tía abuela a algún pueblo del viejo Caldas- se han encontrado en sus cuentas con extensas y llamadas a los más variados lugares del mundo. Después de superar el colapso generado por el saldo a pagar, el usuario decide hacer el reclamo a la empresa que le presta el servicio celular. Entonces la escena se repite con pocas variantes: tras una revisión exhaustiva de las comunicaciones reseñadas en la cuenta, la empresa resuelve asumir el costo de las insólitas llamadas con una triste conclusión: se trata de otro golpe de los piratas celulares. Y es que el fraude realizado con teléfonos celulares crece como la espuma alrededor del mundo. Según la Asociación de la Industria de Telecomunicaciones Celulares -CTIA-, con sede en Washington D.C., las pérdidas por este concepto vienen creciendo a un ritmo de 32 por ciento cada año. La CTIA estima además que en 1996 los costos ascenderán a 500 millones de dólares tan sólo para los operadores celulares estadounidenses, lo que significa una pérdida diaria de casi un millón y medio de dólares. ¿Cómo funciona esta millonaria industria de la estafa celular que, además de representar una gran incomodidad para los usuarios, significa verdaderos boquetes financieros para las empresas que prestan el servicio? Según los expertos hay dos maneras: el fraude en la suscripción y la duplicación de teléfonos. En ambos casos la presa preferida son las llamadas de larga distancia internacional, que es donde se mueve la plata grande. La primera consiste en obtener el servicio de teléfono celular utilizando documentos falsos. Este es apenas uno más de los delitos que involucran el uso de tarjetas de crédito y cédulas de ciudadanía robadas o falsificadas. La mayoría de las duplicaciones de las tarjetas de crédito se origina en los restaurantes cuando, al momento de realizar el pago, el documento queda a disposición de un empleado durante varios minutos, fuera de la vista del cliente y lejos del control del administrador del establecimiento (ver SEMANA #736). También hay alto riesgo de duplicación cuando el incauto afectado le entrega su documento de identidad o su tarjeta de crédito a un mensajero para hacer una diligencia cualquiera. Una vez el falsificador cuenta con su flamante celular puede dedicarse tranquilamente a llamar, porque el que paga es otro. Según Joseph Pilcher, vicepresidente de Desarrollo y Nuevos Negocios de Comcel, "la ocurrencia de este tipo de fraudes en Colombia es bastante menor que en el resto del mundo, en buena parte debido a que los trámites para adquirir un teléfono celular aquí son bastante complejos y dispendiosos para los estándares internacionales". Por su parte, Jorge Iván Ramírez, vicepresidente comercial de Celumóvil, afirma que "mientras en el mundo los fraudes celulares con documentos falsos son menores al 1,5 por ciento de los ingresos totales del negocio, en Celumóvil ascienden a menos del 1 por ciento. Consideramos que tenemos el problema bajo control".

Un telefono seguro
Pero los problemas de las estafas con celulares no terminan allí. Como en cualquier película de ciencia ficción los 'clones' se han convertido en el terror del negocio. La práctica consiste en duplicar los códigos distintivos de un teléfono celular cualquiera y reproducirlos en otro, que a partir de ese momento empieza a funcionar con cargo al propietario del aparato original. Esos códigos distintivos, que son exclusivos de cada teléfono celular legal, son fácilmente duplicables con scanners que se consiguen en el mercado internacional por menos de 1.000 dólares. Con una tecnología tan simple, los piratas se hicieron sentir rápidamente. Según Gilberto Echeverri, presidente de Occel, "el mayor golpe fue en el primer trimestre del año pasado, cuando una banda hizo de las suyas en la Costa y se alzó con 120.000 dólares en fraudes en tan sólo un mes. Entonces Occel optó por desconectar el servicio de larga distancia para evitar mayores problemas". En ese momento los delincuentes aprovecharon la inexperiencia de los operadores y les sacaron una tajada financiera que los hizo reaccionar. Como dijo a SEMANA Germán Ruiz, presidente de Cocelco, "en 1995 los fraudes ascendieron a 2 por ciento de nuestras ventas. Con el tiempo hemos establecido mayores controles que nos han permitido bajar esas pérdidas a menos de 1 por ciento en este año". En ese momento empezó una verdadera competencia entre las empresas defendiéndose del fraude y los delincuentes depurando sus técnicas. Los presidentes de todos los operadores del país dijeron a SEMANA que han adoptado rigurosas medidas para minimizar la probabilidad de fraude, tanto en el momento de la suscripción como en lo que se refiere a la duplicación de los teléfonos. Buena parte de las inversiones preventivas se han concentrado en la adquisición de software que permite detectar oportunamente aquellos casos en los que un mismo número de teléfono aparece haciendo llamadas desde dos lugares distintos, o en los que de repente se observa un volumen de llamadas excesivamente alto para los promedios históricos del usuario. Algunas compañías como Celumóvil y Cocelco confían además en que al operar esencialmente con teléfonos digitales, las probabilidades de fraude sean aún menores. Celumóvil incluso ha empezado a ofrecer la opción de un código similar al de un cajero automático -PIN-, que debe ser activado por el usuario cada vez que quiera hacer una llamada, lo que contribuye a reducir más la probabilidad de fraude. Claro que estas decisiones dependen a la larga de las preferencias del usuario. Según Joseph Pilcher "El aparato digital puede ser un poco más seguro, pero también es más caro y no todo el mundo puede pagarlo. En cuanto al uso del PIN, a mucha gente le puede parecer demasiado engorroso incorporar cuatro números más al hacer cualquier llamada". Lo cierto es que la pelea contra los delincuentes no ha sido nada fácil. En palabras de Germán Ruiz, "los operadores hemos estado atentos a incorporar las mejores tecnologías para evitar el fraude. Sin embargo, cada esfuerzo de las empresas es rápidamente contrarrestado por los delincuentes, que al poco tiempo logran vulnerar las defensas". Y aunque ya se están desarrollando en el mundo tecnologías preventivas que prometen ser bastante eficaces -como las llamadas huellas digitales, que harían de cada celular un aparato literalmente único-, los especialistas opinan que éstas no estarán disponibles comercialmente antes de 1998. Aunque las compañías operadoras colombianas han hecho un gran esfuerzo por controlar el fraude, todavía queda terreno por recorrer. Según Samuel Alberto Yohai, presidente de Celcaribe, "a pesar de que nadie sabe exactamente las cifras del fraude celular en Colombia, mi impresión es que el problema es grande. Mientras empresas como la nuestra han logrado bajar notablemente las cifras por este concepto, algo grave debe estar pasando con otros operadores. De otra manera no se explica cómo las empresas internacionales son cada vez más reacias a recibir llamadas celulares de Colombia". Si bien la magnitud del problema se ha reducido entre el año pasado y este, lo cierto es que las cifras son respetables. Que los costos del fraude asciendan a casi el 1 por ciento de los ingresos, en un negocio que el año pasado facturó más de 300.000 millones de pesos, no es cualquier tontería. Porque 3.000 millones de pesos son plata aquí y en Malasia. Y si no que lo digan los piratas.

Que no le pase a usted
Aunque no existe ningún método o tecnología a nivel mundial que elimine por completo las probabilidades de fraude con teléfonos celulares, hay algunas recomendaciones que los expertos sugieren tener en cuenta para evitar el colapso de las cuentas millonarias.
Fraude en suscripción Para que los delincuentes no pidan un celular con una copia falsa de sus documentos, la estrategia obvia es hacer lo posible para evitar que se los dupliquen.
·Tenga control absoluto sobre sus documentos de identidad y sus tarjetas de crédito.
·No entregue la tarjeta con la cédula en restaurantes que no sean de su plena confianza.
·Exija siempre el comprobante de la tarjeta en el momento de pagar.
·No confíe su cédula a los mensajeros para ningún propósito.

Duplicación de un telefono celular A pesar de que la creatividad de los delincuentes avanza tan rápido como las tecnologías preventivas, siempre es mejor pertenecer al grupo de usuarios menos vulnerable al fraude.
·No pida servicio de larga distancia internacional para su celular a menos que sea estrictamente necesario. En ese segmento del mercado se concentran los fraudes porque ahí es donde se mueve la plata.
·Si tiene servicio de larga distancia internacional no se lo diga a nadie, ni haga uso de él en público.
·Procure usar un teléfono digital. Aunque todas las tecnologías son vulnerables, la combinación de un aparato y una red digitales reducen el riesgo de duplicación.
·Exija que en sus cuentas estén detalladas las llamadas efectuadas. En caso de encontrar cualquier información errada, comuníquese inmediatamente con su operador.
·Mantenga una estrecha comunicación con su operador celular sobre los distintos aspectos de su servicio. No hay mejor manera de combatir a los piratas que una buena alianza entre la compañía celular y el usuario.