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REGRESO AL FUTURO

La entrada en operación de los fondos de pensiones privados le da un vuelco a la seguridad social en Colombia.

21 de agosto de 1989


La propaganda comienza mostrando a un hombre joven que sube en un ascensor hasta llegar al cielo, nada menos que al lado de San Pedro. Y aunque nadie asegura que esa sea la fórmula para alcanzar el paraíso, sus defensores dicen que sí ayuda a tener tranquilidad en la Tierra. Se trata del "Plan Futuro" que será lanzado a comienzos de agosto por el Banco Popular y que pone en práctica la idea de los fondos de pensiones, una de esas iniciativas que pueden ayudar a cambiar el país. Aunque la idea había sido reglamentada a finales de 1987, sólo hace unas semanas la Superintendencia Bancaria le dio la luz verde al primer esquema que--si sucede lo que pasa en otros países-- será el pionero de muchos más.

En términos sencillos, los fondos de pensiones son esquemas en los cuales las empresas o los particulares aportan una cuota periódica, con el fin de que se les devuelva lo acumulado más los rendimientos cuando las personas lleguen a la edad de retiro. En los países industrializados estos fondos se complementan con los sistemas de seguridad social para darle a las personas una pensión adicional a la del Estado.

La idea es tan popular que hoy en día los fondos de pensiones manejan unos volúmenes de recursos verdaderamente impresionantes. En Suecia, por ejemplo, estos poseen el 70% de las propiedades de Estocolmo. En Estados Unidos los fondos de pensiones son los inversionistas más grandes de empresas tan tradicionales como la General Motors o la IBM. Además, se ha establecido que una tercera parte de las emisiones y colocaciones de bonos en Norteamérica la hacen estos fondos que reciben los aportes de miles de personas.

Con semejantes antecedentes, es lógico que en Colombia se ensaye la idea. Esta se introdujo por primera vez en la reforma tributaria de 1986 y se reglamentó el 30 de diciembre de 1987, siguiendo el modelo de los fondos españoles. Como es típico en estos casos, hubo los vacíos y las contradicciones de siempre, lo cual influyó para que sólo a comienzos de este mes se aprobara la solicitud del Banco Popular, el cual manejará el "Plan Futuro" a través de su sección de negocios fiduciarios.

Sin entrar a describir sus mecanismos, es claro que en la práctica los fondos van a ser un complemento de la seguridad social en Colombia. Según la Contraloría General de la República, "en la actualidad sólo el 15% (o menos) de la población de tercera edad goza del beneficio de la pensión y el 40% de la población trabajadora está cubierta por algún sistema de seguridad social". Peor aún; se ha demostrado que el Instituto de Seguros Sociales está acumulando un déficit que es una verdadera bomba de tiempo. Este se estima en 600 mil millones de pesos--dos veces y media la inversión del gobierno central--y todo indica que sigue creciendo. "Mientras que en 1980 había un pensionado por cada 33 cotizantes, en la actualidad hay uno por cada 16" agrega la Contraloría. Para los especialistas, una de las fallas consiste en que los aportes no se invierten con miras al futuro, sino que van a cubrir otros faltantes del gobierno. Ese vicio de utilizar el dinero de la seguridad social para otros fines no es exclusivo de Colombia. Prácticamente en todos los grandes países se han tenido que hacer reformas para cubrir los déficit respectivos de cada sistema de seguridad social.

Pero el problema del faltante no es el único. Está visto que en economías donde la inflación es alta--como en Colombia--los pensionados acaban perdiendo rápidamente el poder adquisitivo de su mensualidad. Aunque la ley 71 de 1988 ordenó que las pensiones se reajusten con el salario mínimo, los estudios indican que en la práctica el pensionado ve disminuir dramáticamente su nivel de vida.

Tales factores hacen que la idea de los fondos de pensiones privados sea todavía más llamativa. En el caso del Banco Popular, por ejemplo, podrán aportar los particulares a título personal o las empresas (que podrán deducir todos sus aportes de impuestos), ya sea para favorecer a algunos o para cobijar a todos sus empleados. Los dineros pueden ser retirados en cualquier momento, pero en ese caso estarán sujetos a retención en la fuente. Sólo cuando la persona cumpla la edad de retiro los rendimientos del fondo serán exentos de impuestos.

Como es de suponer, pasará un tiempo antes de que el mecanismo se popularice. La experiencia en otros países sugiere que sólo al cabo de tres años se empieza a medir el verdadero potencial de los fondos de pensiones. No obstante, también está visto que estos acaban manejando un volumen de recursos impresionante. En el caso colombiano, un cálculo conservador dice que los aportes anuales llegarían a los 25 mil millones de pesos. Al cabo de 10 años el acumulado de esa suma --incluyendo rendimientos-- podría acercarse a dos billones de pesos de hoy, una cantidad equivalente a dos veces la que manejan las corporaciones de ahorro y vivienda.

Las cifras son tan grandes que los más entusiastas creen que los fondos de pensiones pueden ayudar a cambiarle la cara al país. Por ejemplo, sería la primera vez en que se comience a invertir a largo plazo, lo cual implica un cambio de mentalidad sobre el futuro. Además habrá repercusiones sobre el sistema financiero, sobre los planes de seguros de vida y sobre la calidad de vida de los colombianos que lleguen a la tercera edad dentro de unos años. Aunque estos esquemas corren con riesgos como el mal manejo de sus, administradores o la llegada de una hiperinflación, los optimistas consideran que las ventajas son muy superiores. Dentro de estas, quizá la más llamativa es que ahora miles de colombianos tendrán la posibilidad de planear su propia pensión de jubilación, sin tener que esperar que el Estado les acabe dando la mano--