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¿ROBO O "AUTORROBO"?

Grandes incógnitas alrededor del robo de los 91 millones

2 de julio de 1984

No se había acabado de reponer el país de la sorpresa causada por el fraude de los trece y medio millones de dólares, cuando la opinión pública se enteró de otro misterioso robo. Si bien no era tan espectacular por su cuantía como el primero, no lo era menos por las extrañas circunstancias que lo rodearon. Quince jovenes, elegantemente vestidos, con aspecto ejecutivo y perfectamente coordinados mediante aparatos de radio, penetraron en la bóveda central del Banco de Colombia, llevándose noventa y un millones de pesos, ante la impotencia de celadores y trabajadores. Los hechos comenzaron a las 5 y 30 de la mañana del día 29 de mayo, cuando un grupo de integrantes de la banda, allanó las residencias del cajero custodio, Julio César Medina Moreno y del recontador auxiliar, Enrique Beltrán Hernández, secuestrándolos y obligándolos a desactivar el sistema de alarmas conectado al F2 y a abrir la bóveda, mientras los restantes mantenían a los familiares como rehenes, hasta las 8:30 de la mañana hora en que terminó la operación.
Inicialmente se pensó que se trataba de una moderna organización criminal que hacía gala de métodos en extremo sofisticados hasta el punto de que algunos lo calificaron como el "robo del año". Sin embargo, fuentes oficiales consultadas por SEMANA, afirman que no se necesitaba ningún tipo de genialidad para ejecutar este robo, ya que simplemente se limitaron a explotar la deficiencia en las medidas de seguridad que requiere una oficina, como ésta, que mueve diariamente quinientos millones de pesos. Para comenzar, ni las mismas autoridades tenían conocimiento de que esa oficina fuera depositaria de tal cantidad, lo que explica que no ha ya ni un policía en la cuadra, y que sólo la oficina cuente con la vigilancia de los dos celadores de "Wackenhut de Colombia S. A.".
Lo que no descartan las autoridades es que dadas las características del robo, éste no se hubiera podido realizar sin la complicidad de uno de los funcionarios del Banco, lo que ha sido una constante en la mayoría de robos bancarios. SEMANA pudo establecer algunos detalles que apuntan a confirmar esta hipótesis. En primer lugar, las claves de seguridad son programadas cronométricamente todas las noches, para que la bóveda sólo pueda abrirse a la hora en que se señale. Curiosamente el día anterior no se puso a funcionar este mecanismo. Otro elemento sospechoso, es que solamente dos personas conocen las dos claves, cada una por separado. Información que sólo sabían hasta el momento del asalto los dos secuestrados y siete personas más, cinco de ellas, cajeros auxiliares, y los 2 guardias, uno de los cuales solamente llevaba 9 días trabajando en el Banco. El anterior guardia no ha sido localizado por las autoridades.
Las versiones que se han tejido sobre este millonario robo son diversas y contradictorias. Van desde atribuírselo al M-19, llegando incluso el periódico El Bogotano a dar por confirmado el hecho de que se trataba de los mismos guerrilleros que días antes se habían tomado ese vespertino; hasta afirmar un supuesto robo para encubrir un millonario desfalco. Esta última posibilidad, de acuerdo con investigaciones adelantadas por SEMANA con expertos en seguridad bancaria se basa en que una bóveda de 3 mts. de largo por 4 mts. de ancho y 2 mts. de altura, no puede contener los $ 450 millones que el Banco asegura que había y a lo sumo podría guardar $ 150 millones.

LOS TESTIGOS
Según testigos presenciales los ladrones abandonaron el Banco con dos maletines de tamaño mediano que no despertaban ninguna sospecha. Expertos en transporte de dinero aseguraron que es imposible que, para sacar $ 91 millones en billetes dc diferentes denominaciones, no se utilicen como mínimo cuatro tulas de gran tamaño y que bajo cualquier punto de vista es imposible que quepan en los maletines descritos. En todo caso, sin descartar la versión inicial de que se trata de una banda de atracadores sofisticados, lo que si parece, es que al igual que los trece millones y medio de dólares, el dinero se esfumó. Y después de que tanto se habló de autopréstamos en el sector financiero, ahora se podría estar llegando a la época de los "autorrobos".