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SE MANTIENE LA TENDENCIA

En el peor de los casos, el nivel de precios de 2000 será igual al de 1999.

18 de octubre de 1999

En un año lleno de incertidumbres hay una noticia económica que se destaca por encima de
las demás: la notable reducción de la inflación. De un aumento en los precios durante 1998 de 16,7 por ciento
en lo corrido del año éste va en 7,4 por ciento y se espera que en diciembre se sitúe entre 10 y 11 por ciento.
La gran pregunta que todos los analistas se hacen ahora es si esta reducción es o no sostenible en el
mediano y largo plazo. A juzgar por las predicciones de algunos de los expertos consultados por SEMANA
la respuesta es que sí. Sin embargo, para algunos analistas, buena parte de la caída de la inflación en 1999
es consecuencia de la recesión, lo cual implica que, si bien es cierto que se ha presentado un descenso
generalizado en los precios tan solo una parte de éste se reflejará en el futuro. El resto es una caída
coyuntural que desaparecerá en 2000. Prueba de esto es que las proyecciones de inflación arrojan un
promedio de 10,7 por ciento, igual a la cifra esperada para este año.
Varias son las causas detrás de este freno en el descenso de la inflación. La primera, y más importante,
tiene que ver con la política monetaria, que muy probablemente seguirá impulsando el Banco de la
República. Para soportar una reactivación, por más incipiente que sea, el Banco tiene que seguir inyectando
liquidez al mercado. En palabras de Alejandro Sánchez, de investigaciones económicas de Corfivalle, "en
un entorno de recuperación económica la política monetaria debe centrarse en mantener un nivel adecuado
de liquidez".
Otro de los factores que afectará el comportamiento del indicador de precios será el impacto que sobre éste
tenga la devaluación reciente del peso. Algunos expertos opinan que este efecto se terminará de sentir en
los últimos meses de 1999, mientras que otros opinan que algo se trasladará a 2000. Lo cierto es que para
mantener un comportamiento estable de la inflación el próximo año se requiere estabilidad cambiaria. En
opinión de Armando Montenegro, director de Anif, "en un escenario en donde fracasa el ajuste estructural de
la economía, en particular el acuerdo con el FMI y las reformas del Congreso, la inflación del año 2000 puede
ser de 20 ó 25 por ciento como consecuencia de las devaluaciones asociadas a la salida de capitales y el
colapso de las reservas internacionales".
Finalmente hay quienes creen que definitivamente se le quebró el espinazo a la inflación y que no hay
razones para pensar que la tendencia en el futuro sea al alza. Los defensores de esta tesis argumentan que
los precios de los alimentos deben permanecer estables en 2000 y que el incipiente crecimiento de la
economía no será suficiente para presionar un alza sostenida en el costo de vida. Adicionalmente,
sostienen que la inflación colombiana es en su gran mayoría inercial y que durante 1999 se comenzó a
desmoronar esta causalidad. Al respecto Juan Manuel Velasco, de Suvalor, dice que "muchas de las
presiones de la inflación inercial en Colombia han ido cediendo, y muestra de esto son las expectativas
en los aumentos salariales para el año entrante".Lo que se puede asegurar en cualquier caso es que el
próximo siglo comenzará con una tendencia de inflación estable y muy por debajo de lo que cualquiera se
hubiese imaginado hace uno o dos años. Por esta razón el comportamiento de los precios durante 2000 se
puede constituir de nuevo en la mejor noticia en el frente económico, en particular si se comprueba que
finalmente en Colombia se logró romper con la tendencia al alza que afectó al país durante mucho tiempo.