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SE VA EL CARBON, SE VA EL CARBON...

Con la exportación de 35 mil toneladas de carbón se cerró oficialmente la primera etapa del esfuerzo minero más costoso de la historia de Colombia

25 de marzo de 1985

Colombia entró de lleno en la era del carbón la semana pasada, cuando el buque Giovanni, de bandera liberiana, zarpó de Puerto Bolívar, al norte de la Guajira, llevando consigo 35.000 toneladas del mineral con destino a la compañía Elsam de Dinamarca, e iniciando así la explotación en forma del proyecto del Cerrejón Zona Norte. La carga de las toneladas de carbón en el muelle ubicado en Bahía Portete, constituyó el cierre oficial de la primera etapa del esfuerzo minero más costoso en la historia de Colombia. Al cabo de ocho años desde que se firmara el contrato ,de negociación entre Carbocol e Intercor (filial dea Exxon), y después de cetca de 1.850 millones de dólares invertidos, de un total de 3.299, el Cerrejón Zona Norte empezó a generar ingresos en medio de las expectativas ,de los colombianos, quienes durante lustros habían esperado la llegada de la "bonanza carbonífera". El proyecto, cuya explotación sigue ininterrumpidamente hasta el año, 2008, le debe representar al país durante 1985 unos ingresos brutos aproximados de 120 millones de dólares (3 millones de toneladas de carbón a razón de US$ 40 la tonelada), los cuales pueden quintuplicarse para 1988, época en la cual se cumplirá la meta de producción de 15 millones de toneladas de mineral al año.
Sin embargo, pese a lo importantes que son las cifras anteriores, los analistas han reconocido que, por lo menos en esta década, el carbón no se convertirá en el bálsamo que alivie definitivamente los males de la maltrecha economía colombiana. Los precios internacionales del mineral se encuentran deprimidos, por decir lo nenos, y no corresponden a las expectativas que se habían fijado hacia 1980, época en la que se creía que para este año el carbón alcanzaría un precio de 70 dólares por tonelada. Lo que ha ocurrido, era impensable hace cinco años. En ese entonces, la OPEP le había dado un nuevo sacudón al mundo civilizado y aquellos que opinaban que el carbón era el sustituto ideal del combustible líquido, vieron reforzadas su creencias. Por lo tanto, quien hubiera creído en 1980 que cinco años más tarde la organización de exportadores iba a estar en total desarreglo y los precios del crudo más bajos que los de 1979, ciertamente pertenecía a una reducida minoría.
Sobra decir, que en ese grupo no estaban los ejecutivos de Carbocol e Intercor que el 17 de diciembre de 1976 firmaron el contrato de asociación para la explotación conjunta del Cerrejón Zona Norte, cuya viabilidad comercial fue aceptada por Colombia el 1° de septiembre de 1980, iniciándose en firme las excavaciones de la mina. Aparte de quienes pusieron en duda la factibilidad del proyecto por razones meramente financieras, éste tuvo connotaciones políticas. En 1981, el senador Luis Carlos Galán protagonizó un sonado debate en el que ponía en duda varios de los mecanismos de negociación del contrato, así como las cláusulas sobre la participación del país en las utilidades. La polémica, sin embargo, perdió fuerza pasadas las elecciones de 1982, lo cual, unido a una fuerte campaña de relaciones públicas por parte de Intercor, cambió la actitud de los colombianos, apaciguando las críticas de diversos sectores.
Durante ese intermedio se continúo con el cronograma de trabajo, que pretendía permitir las primeras exportaciones para comienzos de 1986. En términos de ingeniería, el desafío no era fácil. Aparte de los cientos de personas que debieron ser trasladadas a la zona de trabajo, el plan era el de construir una mina de cielo abierto, a la cual se sumaría un ferrocarril de trocha ancha de 150 kilómetros de longitud, que terminaría en un puerto capaz de albergar buques cargueros hasta de 200 mil toneladas de capacidad. Ese plan representaba para cada socio, un aporte de 1.600 millones de dólares, los cuales, en el caso de Carbocol, deberían obtenerse del crédito externo.
Fue precisamente este punto, el que amenazó en primera instancia el cumplimiento de lo planeado. La explosión de la crisis de la deuda a mediados de 1982 implicó el cierre de los créditos externos para Colombia, y Carbocol empezó a atrasarse en sus obligaciones con Intercor. Para 1983 la situación se tornó crítica y se decidió porqué los accionistas de Carbocol (Ecopetrol con 49.6%, Proexpo con 46.4%, IFI con 3.5%, Ingeominas con 0.3% y Ecominas con 0.3%) capitalizaran a la empresa nacional, disminuyendo así los requerimientos de crédito externo. Lo anterior, junto con un préstamo del Eximbank de los Estados Unidos, por 557.5 millones de dólares, le permitieron a Carbocol salir temporalmente de sus dificultades y seguir el desarrollo del proyecto de acuerdo con el cronograma establecido.
Al llegar 1984 los avances en la obra siguieron a ritmo satisfactorio, lo cual motivó una solicitud del gobierno en el sentido de adelantar las exportaciones un año, con el objeto de contribuir a aliviar las difíciles circunstancias externas que atraviesa el país. La entrega del ferrocarril por parte del contratista en una ceremonia que tuvo lugar el pasado primero de diciembre, despejó los obstáculos para iniciar las exportaciones desde el 19 de febrero.
Con todo, la suerte del Cerrejón Zona Norte sigue estando supeditada a factores ajenos al control de sus socios. Por una parte, existe el temor de que Carbocol se atrase de nuevo en sus obligaciones con Intercor. Si bien la empresa está al día y cuenta con los recursos necesarios hasta mediados del año, a partir de entonces se requieren 310 millones de dólares de crédito externo, que son indispensables para mantener la salud financiera de la asociación. Los esfuerzos hechos hasta ahora para conseguir los fondos han sido vanos y, aunque en la mini cumbre con los bancos extranjeros realizada en Nueva York, el equipo económico solicitó un cupo de 450 millones de dólares para Carbocol, los bancos se han abstenido de prestar dinero, hasta tanto el Fondo Monetario Internacional no se pronuncie sobre la economía colombiana. Además del gobierno, la Exxon está colaborando en el proceso de negociación, pero el pronóstico es reservado y en Carbocol se nota cierta premura. "Si no tenemos una definitiva en abril, esto se pone preocupante": afirmó un alto ejecutivo de la empresa colombiana.
La otra gran inquietud se relaciona con el precio futuro del carbón el cual, como ya se anotó, está muy por debajo de lo esperado. Según se comenta, el precio de 39 dólares por tonelada es temporal, debido a que la demanda mundial se está recuperando. Sin embargo, no se sabe cuánto tome ese proceso, a la luz de los bajos precios del petróleo en el mercado internacional. Aunque tanto Carbocol como Intercor afirman que todavía tienen cierto margen de utilidad, es evidente que de persistir los malos precios las ganancias serían infinítamente menores a las calculadas.
Si los precios suben hacia finales de la década, Carbocol empezaría a generar utilidades entre 1990 y 1992. No obstante, hay que aclarar que ello no implica una salida neta de divisas para el país. Las diversas proyecciones realizadas hasta la fecha, coinciden en afirmar que el Cerrejón Zona Norte ha contribuido a aliviar las dificiles circunstancias cambiarias de los ultimos meses. Con todo, también se acepta que no será el carbón el que permita levantar las restricciones a las importaciones o salir al pais de sus angustias, por lo menos en el corto plazo. Diferentes observadores aseguran que el petróleo tiene mejores perspectivas en lo que hace a ingreso de divisasa la vuelta de dos años.
Por último, hay que considerar lo que le quedará al país al final del proyecto. Las estimaciones de Intercor, insisten en que, después de pagar todo tipo de impuestos y demás gastos de operación, Colombia recibirá el 83% de lo generado por el Cerrejón Zona Norte. Intercor, por su parte, hará una buena ganancia y empezará a repatriar dinero a partir de 1988, alcanzando un tope cercano a los 600 millones de dólares para el año 2006.
En lo que hace a Carbocol como empresa, ésta posiblemente no gane tanto como Intercor, debido a que sus costos son mucho más elevados por el servicio de la deuda externa, cercana a los mil millones de dólares. De la misma manera, la empresa colombiana deberá émpezar a repartir utilidades entre sus accionistas, los cuales han asumido altos costos de capitalización, que entre 1986 y 1987 ascenderán a los 285 millones de dólares.
Adicionalmente, Carbocol tiene que atender los gastos de las operaciones similares que tiene en el país y buscar compradores para el carbón de Cerrejón Centro, explotado con la firma Domi-Prodeco-Auxini, cuyo potencial de producción de 5 millones de toneladas se debe alcanzar este año. Pese a que ahora las perspectivas no son tan buenas como lo fueron en el pasado, los ejecutivos de Carbocol confían en que al país le ingresen unos 900 millones de dólares en 1989, elevándose esa suma hasta 8.615 millones de dólares en el año 2000, de los cuales unos 1.800 provendrian del Cerrejón Zona Norte. En el intermedio, los resultados de la asociación Carbocol-lntercor han empezado a verse y,controvertido o no, lo evidente es que el proyecto del Cerrejón Zona Norte es una realidad. -