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...En los Estados Unidos no escampa: La recesión comienza a mostrar sus primeros síntomas

24 de junio de 1985

Ya cuando parecía que la economía mundial se había olvidado de las amarguras de finales de la década anterior, la semana pasada se produjo uno de esos campanazos que hicieron a los especialistas revivir palabras medio archivadas como recesión y estanflación. La causa de semejante oleada de preocupación la originó el Departamento de Comercio de los Estados Unidos cuando anunció el martes 21 que la economía norteamericana apenas sí había crecido en 0.7% durante el primer trimestre de 1985, la tasa más baja desde 1982. Inmediatamente, circularon oleadas de pánico en todos los sentidos ante la posibilidad de que la robusta recuperación económica de los gringos --que ha arrastrado al mundo occidental--se detenga y genere las condiciones para el estallido de una nueva crisis económica en todo el planeta. La más reciente, consecuencia del alza en los precios del petróleo en 1979, dejó como herencia caídas en el empleo y el comercio internacional, además de preparar el camino para el problema de la deuda externa de los países del Tercer Mundo.
Por una cuerda floja similar estaría caminando el planeta si el crecimiento económico de los Estados Unidos se detiene. En opinión de los conocedores, las cifras reveladas fueron oca sionadas por el abismal déficit comercial norteamericano que hizo que los consumidores de ese país prefirieran los bienes importados a la producción nacional. Como se sabe, la fortaleza del dólar en los mercados internacionales de dinero ha hecho sustancialmente más baratos los productos extranjeros para el consumidor norteamericano, con lo cual se afirma que la inflación en el país del norte se ha logrado mantener en niveles razonables (4.2% anual en abril pasado).
Sin embargo, los analistas de Washington sostienen que prefieren ante todo una recuperación de la producción real. Con tal fin, el Banco de la Reserva Federal dispuso hace unos diez días una baja en la tasa de descuento que le cobra a los bancos comerciales, con lo cual el Prime Rale se estabilizó en el 10%. Como resulta do, se cree que los menores intereses inducirán a la gente a comprar más cosas, produciéndose así la tan ansiada recuperación de la economía.
Con todo, semejante política no, deja de tener sus riesgos. Apenas se disminuyó el Prime, el dólar tuvo una de sus más fuertes caídas en Europa pues los inversionistas del Viejo Continente consideraron que la moneda norteamericana había dejado de ser rentable. Si bien a finales de la semana anterior la situación se estabilizó lo cierto es que la pérdida de valor del dólar, de realizarse en forma abrupta podría crear más problemas que beneficios. Entre otros, se cree que produciría un regreso en los flujos de capital de vuelta a Europa, lo cual ocasionaría iliquidez en los bancos norteamericanos y presiones para que éstos subieran el interés, dando origen a un circulo vicioso de nefastas consecuencias.
Por lo pronto, parece que los inversionistas europeos se han contentado con pasar el dinero depositado en los bancos norteamericanos a invertirlo en acciones de compañías de ese país.
Esa actitud explicaria el comportamiento de la Bolsa de Nueva York, cuyo promedio de valor de acciones Dow Jones, rompió por tres días consecutivos la semana pasada la barrera de los 1.300 puntos, alcanzando valores sin precedentes. No obstante, no se sabe si esa tendencia permanecerá.
Los especialistas han señalado cómo la industria norteamericana no va a tener este año los buenos resultados que alcanzara en los dos inmediatamente anteriores. Ante ello, es probable que los europeos decidan cancelar sus inversiones en un futuro inmediato creando el caos que tanto se ha pronosticado. En los Estados Unidos hay famosos economistas que predicen desde una debacle total hasta la completa calma y lo cierto es que realmente nadie sabe que va a suceder.
Quizás el término más expresivo fue el usado por uno de los directores regionales del Banco de Reserva Federal, quien al ser consultado por el New York Times sobre lo que podían hacer para sacar a la economia de su marasmo, respondió: "rezar". -