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Sube la espuma en el negocio cervecero
Si AB InBev adquiere a SABMiller, multinacional anglo-sudafricana dueña de Bavaria, se crearía un gigante que tendría el 30 por ciento del mercado mundial de la cerveza. Esto valorizaría la participación de los Santo Domingo, pero los obligaría a diluirse.
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La semana pasada se agitó más que nunca el ajedrez del mundo cervecero. Las tres multinacionales más grandes del sector movieron sus fichas para adquirirse entre sí o para evitar su adquisición.
Hoy el mercado de las tres grandes está compuesto así: AB InBev con un valor en bolsa de 183.650 millones de dólares; SABMiller con 97.810 millones de dólares y Heineken con 44.730 millones de dólares.
La compra de la segunda cervecera, SABMiller, por parte de la primera, AB InBev (Anheuser-Busch Inbev) cobró fuerza la semana pasada. Aunque este es un rumor que ha circulado desde hace años, esta vez se ha intensificado y parecería que el negocio podría llegar a convertirse en realidad.
Según las noticias que han divulgado los principales diarios económicos del mundo, la belga-brasileña AB InBev está buscando financiación por 91.000 millones de dólares para poder llegar a hacer una oferta de 122.000 millones de dólares y concretar la operación con la anglo-sudafricana SABMiller.
La semana pasada, la sola especulación del negocio ya hizo subir casi un 10 por ciento el precio de la acción de SABMiller que cotiza en la bolsa de Londres. El pasado 15 de septiembre llegó a un máximo de 37,4 libras (60,7 dólares), aunque luego retrocedió un poco. Desde febrero, las acciones acumulan un alza del 40 por ciento, en gran parte, por los rumores sobre una venta.
Lo curioso de este asunto es el silencio que han guardado los accionistas mayoritarios de SABMiller: el Grupo Altria (anteriormente llamado Phillips Morris) y la familia Santo Domingo. Cuando un bloque controla una multinacional y tiene poder de veto la sola notificación de que no hay interés en vender pone punto final a las especulaciones.
Eso sucedió la semana pasada cuando SABMiller mostró interés por comprar a Heineken por un monto no precisado, pero que superaría por mucho los 52.000 millones de dólares. La familia controlante de la cervecera holandesa anunció que la compañía no estaba en venta, y ahí paró el asunto. Aunque se dijo que el propósito de esa compra era crear una compañía tan grande que no pudiera ser absorbida por AB InBev, esto ha sido negado por los compradores, quienes aseguran que el objetivo era estrictamente empresarial.
SABMiller se ha caracterizado por hacer múltiples adquisiciones con gran reducción de costos de operación, lo cual ha aumentado considerablemente el valor de la empresa en los últimos años. Una de esas compras fue Bavaria por 7.800 millones de dólares en 2007. Esa transacción dejó a los Santo Domingo con el 15 por ciento de la multinacional, pero luego vendieron un 1 por ciento.
La familia Santo Domingo y el Grupo Altria tienen alrededor del 40 por ciento de las acciones de SABMiller. Eso, en la práctica, significa un bloque decisorio. No está claro si la oferta de AB InBev es hostil o acordada.
El silencio de los mayoritarios de SABMiller podría indicar que están dispuestos a estudiar una oferta y que todo depende del precio. Como ya se comunicó que AB InBev está dispuesta a pagar 122.000 millones de dólares, habrá que esperar para saber si esta es la última oferta o es una base sobre la cual los vendedores pueden negociar.
La forma como se realizaría la operación también es una incógnita. No se sabe si es en efectivo o intercambio de acciones. Es muy probable que la familia Santo Domingo prefiera acciones de la nueva compañía en lugar de un pago en dinero pues las implicaciones tributarias de este último serían enormes.
Si el negocio se llega a hacer por los 122.000 millones de dólares mencionados, el 14 por ciento que poseen los Santo Domingo en SABMiller equivaldría a unos 17.000 millones de dólares. Esta transacción, sin embargo, implicaría que tendrían que diluirse y perder el nivel de control que el grupo colombiano tiene hoy en SAB Miller. Los Santo Domingo, como segundos accionistas de la multinacional cervecera, tienen dos puestos en la junta directiva: Alejandro Santo Domingo Dávila y su primo Carlos Alejandro Pérez Dávila. Aunque son los segundos en participación, el hecho de tratarse de los dueños y no de funcionarios, como en el caso del Grupo Altria, les ha permitido tener un peso muy importante en las decisiones.
Con una operación de intercambio de acciones, los Santo Domingo tendrían que diluirse y su participación sería menos importante.
Teniendo en cuenta que el valor en Bolsa de AB InnBev es de 183.000 millones de dólares y la oferta de compra por SAB Miller es de 122.000 millones, si se diera el caso de una fusión simple, el 14 por ciento pasaría a ser entre 5 y el 6 por ciento del nuevo gigante cuyo valor sería del orden de los 300.000 millones de dólares. Es decir, que los colombianos pasarían de ser los segundos mayores accionistas a los quintos, pues AB InBev tiene en la actualidad tres socios controlantes. Obviamente esta participación menor valdría mucho más.
El costo de las empresas cerveceras ha aumentado enormemente en los últimos años. Entre 1999 y 2005 las transacciones se hacían por diez veces el Ebitda. De 2005 en adelante las pocas ventas han sido por 15 veces el Ebitda. Y en caso de concretarse negocios entre las tres grandes las cifras podrían hacerse hasta por 20 veces.