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Blockbuster Video, la cadena de alquiler de películas más grande del mundo, se apresta a hacer su entrada en Colombia.

24 de julio de 1995

EN LOS ULTIMOS DOS MEses han aparecido en los diarios capitalinos avisos en los cuales una franquicia solicita locales de 500 metros cuadrados al norte de Bogotá que cuenten con parqueaderos. Si bien las características de los inmuebles no son estrafalarias, resulta curioso que éstos vayan a dedicarse a un negocio que hasta ahora venía funcionando, en gran parte, en garajes.
Porque al alquiler de películas le llegó la apertura. La empresa Blockbuster Video está buscando los sitios adecuados para abrir cuatro tiendas en Bogotá antes de finalizar el año. En abril, un grupo de inversionistas, encabezados por Bernardo Battevsky, de Miami, recibió la franquicia para montar esta cadena en Colombia y Perú, con lo cual estos dos países se suman a otros 17 en los cinco continentes.
Parte del éxito de la compañía obedece a que no se limita a alquilar películas, sino que tras esa actividad hay un show que cautiva al usuario: secciones especializadas para niños, pantallas de prueba, venta de comestibles y refrescos. Además, ofrece servicios complementarios como alquiler de videojuegos Una exigente política de servicio al cliente complementa el espectáculo. Premisas como variedad de títulos, disponibilidad de copias, calidad de las mismas, atención 365 días al año hasta la media noche, facilidad de parqueo y personal calificado, rigen para 4.000 tiendas en el mundo.
Detrás de Blockbuster Video hay un pulpo del showbusiness, como Viacom Inc. que maneja todos los eslabones de la industria del cine: tiene editoriales, como Simon & Schuster; productoras, como Paramount Pictures; además de distribuidoras de películas, canales de cable y estaciones de televisión y radio en 11 países del mundo. Pero tal vez las producciones más conocidas sean el canal MTV, las series Beverly Hills 90210 y Melrose Place. Como si esto fuera poco, Blockbuster Entertaiment Corporation, está metido en el negocio de los centros recreativos para niños y adultos y en el de venta de música.
Si bien hoy es un monstruo, Blockbuster nació en 1985 como cualquier otra videotienda, con un solo local en Dallas, Texas. Dos años más tarde, Wayne Huizenga, el entonces rey del procesamiento de basuras, se hizo socio mayoritario y asumió su control. Trasladó el centro de operaciones a Ford Lauderdale, Florida y comenzó un agresivo plan de expansión, hasta convertirse en 1990 en el líder mundial de renta de cintas. Su mejor negocio lo hizo en septiembre del año anterior, cuando fusionó a Blockbuster con Viacom, negocio avaluado por encima de los 7.700 millones de dólares.
A pesar de que Blockbuster es tan gringo como la Coca-Cola, se amoldará a algunas particularidades del mercado colombiano. Por ejemplo, tendrá películas en formato beta, que actualmente representan entre el 20 y el 25 por ciento del mercado nacional, así esa referencia esté mandada a recoger. Su oferta superará las fronteras de Hollywood y contará con cine europeo y latinoamericano.
El cliente latino es uno de los favoritos de Blockbuster, que ya está en Chile, Argentina, Brasil y México y pronto en Ecuador y Perú. Ese interés obedece a la alta penetración de las videograbadoras. Por ejemplo, según estimativos de Blockbuster Video Colombia, en el país hay 2,5 millones de esos aparatos contra ocho millones de televisores. Los planes son abrir 50 sucursales en cinco años en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.
El mercado colombiano es abastecido en un 85 por ciento por locales pequeños que trabajan con cintas piratas. Pero las expectativas de la franquicia no se limitan a adueñarse de la demanda existente, sino a conquistar nuevos clientes. La competencia para los comerciantes locales será dura, y puede que a muchos los saque del negocio. Es decir que en lo que tiene que ver con alquiler de videos, para los colombianos la película está comenzando.