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Las tiendas de descuento duro han ganado un gran terreno en el comercio minorista con ventas que este año superarán los 4 billones de pesos. Por eso la disputa por conquistar más clientes. | Foto: Alejandro Acosta

COMERCIO

D1 y Justo & Bueno: la guerra de las tiendas de bajo costo

Gigantes de los supermercados de descuento, libran una batalla comercial y judicial que tiene en el medio a proveedores de las dos cadenas. Este es el origen de la disputa.

4 de marzo de 2017

Un nuevo round en el pleito que libran las cadenas D1 y Justo & Bueno comenzó en los últimos días cuando esta última interpuso una denuncia penal. Este episodio hace parte de la batalla comercial y judicial que libran desde hace un año estas empresas, que incursionaron con éxito en el llamado sector del hard discount o descuento duro. Ese formato, novedoso en Colombia, tiene muy buena aceptación de los consumidores, pues ofrece productos a precios mucho más bajos que los de las grandes superficies.

La disputa ha ido creciendo al pasar de demandas por competencia desleal ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), al terreno penal con una denuncia ante la Fiscalía General de la Nación por falsos testimonios.

Las dos exitosas tiendas que protagonizan la historia participan en un sector que moverá este año más de 4 billones de pesos en ventas. La firma Koba, del Grupo Valorem de la familia Santo Domingo, maneja las tiendas D1 tras comprar a un grupo de inversionistas nacionales y extranjeros un porcentaje accionario que luego, con el crecimiento acelerado de D1, aumentó hasta controlar la totalidad del negocio. Hoy cuenta con cerca de 500 establecimientos y ventas que superaron los 2,1 billones de pesos en 2016, tres veces más que los ingresos de 2014.

Pero los antiguos dueños de D1 no se quedaron quietos y en febrero del año pasado le montaron competencia con Mercadería Justo & Bueno. En solo un año tienen alrededor de 240 tiendas y esperan cerrar 2017 con 450 locales y ventas cercanas al billón de pesos.

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Estas dos cadenas, así como las tiendas Ara, de la portuguesa Jerónimo Martins, han agitado el comercio minorista en el país por su rápida expansión y la oferta de productos a precios más bajos, aunque con un surtido limitado porque trabajan con proveedores pequeños y medianos que se están abriendo espacio en el mercado nacional.

Y esa es la razón de la disputa. Mercadería Justo & Bueno lanzó el primer golpe cuando puso una queja ante la SIC por competencia desleal. Acusó a D1 de coaccionar a algunos de sus proveedores para que no les vendieran sus productos. Como consecuencia, en junio del año pasado la SIC decretó medidas cautelares contra Koba (D1) y ordenó a esta empresa “abstenerse de presionar, exigir, persuadir o amenazar de cualquier forma, ya sea directa o indirectamente a los proveedores, sociedades o empresas que actualmente abastecen a Mercadería S.A.S.”.  

Pero la disputa no terminó allí. Justo & Bueno acaba de lanzar un nuevo golpe con una denuncia penal ante la Fiscalía contra dos proveedores de D1–Tecnologías Alimenticias (Tecnoal) y Tostaditos Susanita–.Según la oficina del abogado Jaime Granados, su apoderado en este proceso, esos proveedores rindieron falsos testimonios al negar presiones de D1, con el fin de hacer creer a la entidad que no se justificaba imponer una medida cautelar. Granados sostiene que lo hicieron puesto que D1 es el mayor comprador de los productos que distribuyen estas dos compañías.

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Sin embargo, Koba señaló en un comunicado que no entiende por qué Justo & Bueno está denunciando penalmente a dos testigos a quienes llamó, por su propia iniciativa, en el proceso que se adelanta en la SIC. “Koba D1 es absolutamente respetuoso de las autoridades colombianas y acudirá a ellas para demostrarle al país con total transparencia que no ha incurrido en ninguna falta”. La firma sostiene que el propósito es promover y desarrollar una red de proveedores con relaciones gana-gana y afirma que el mercado colombiano es suficientemente amplio para toda clase de competidores.

No se sabe hasta dónde va a llegar esta batalla comercial. Lo cierto es que los clientes esperan una mayor competencia, buenos precios y buen servicio, independientemente de quien se los brinde.