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Tortuga en vacaciones

¿Por qué el conflicto entre Avianca y sus pilotos se enredó más de la cuenta?

8 de diciembre de 2003

Muchos colombianos se preguntan si la 'operación tortuga' de los pilotos de Avianca continuará al momento de salir de vacaciones. Les preocupa que, como ha ocurrido desde el pasado 21 de noviembre, continúen las escenas de pasajeros 'varados' en los aeropuertos del país por retrasos de hasta cuatro horas en los vuelos. Pero más preocupados aún están los directivos de Avianca pues la prolongación excesiva de la 'operación tortuga' pone en peligro el proceso de reestructuración en el que se encuentra la aerolínea. De ahí la expectativa por el curso que sigan las negociaciones entre Avianca y sus pilotos en los próximos días.

El domingo 30 de noviembre en la mañana, el capitán Alberto Padilla, presidente de la Asociación de Aviadores Civiles de Colombia, Acdac, y Juan Emilio Posada, presidente de Avianca, estaban a punto de llegar a un acuerdo. Habían avanzado en aspectos como aumentar de 75 a 85 el número de horas que puede volar un piloto al mes y en el diseño de un plan de retiro voluntario al que debía acogerse un mínimo de pilotos. Según la compañía, mientras un piloto en Estados Unidos puede volar hasta 110 horas al mes, la Convención Colectiva de Avianca limita este número a 75, por debajo incluso de lo permitido por el Reglamento Aeronáutico Colombiano. Pero, además, como sobran pilotos, éstos terminan volando sólo 55 horas al mes.

Cuando se intercambiaron las propuestas finales, sin embargo, las negociaciones se enredaron. El principal obstáculo fue el orden en que la compañía y el sindicato querían que se dieran los hechos acordados. "El documento presentado por los pilotos, dice Avianca en un boletín, desconocía que el retiro de la solicitud para aprobación de despidos masivos colectivos era el último paso, el cual sólo se daría cuando estuvieran en firme los demás acuerdos".

El 16 de junio de 2003, Avianca solicitó al Ministerio de Protección Social una autorización para despedir a 1.351 funcionarios de la empresa, dentro de ellos 150 pilotos. Según Acdac, con esta 'movida' Avianca incumplió el compromiso hecho a finales de 2002, en el que se acordó congelar la nómina de pilotos durante los dos años siguientes. A cambio de lograr la estabilidad laboral, algunos pilotos se jubilaron, continuaron trabajando en la empresa y entregaron la retroactividad de sus cesantías. Según los voceros de Avianca, cuando la empresa se acogió a la ley de bancarrota en Estados Unidos, se configuró la 'justa causa' para romper el acuerdo de estabilidad.

El 11 de noviembre el Ministerio autorizó el despido de 350 empleados, de los cuales 98 son pilotos. Tanto Acdac como Avianca apelaron esta decisión: la primera porque le parecía demasiado y la segunda porque le parecía muy poco.

Dos días más tarde los pilotos decidieron aplicar rigurosamente el reglamento y tomarse todo el tiempo que éste les da a la hora de almorzar y comer. La 'operación reglamento', como ellos la llaman, busca demostrar que no sobra el número de pilotos que dicen los directivos de Avianca. Esta 'demostración' le cuesta a la compañía 300.000 dólares diarios por endosos de tiquetes a otras aerolíneas, costos extras de combustibles y multas de la Aerocivil.

Según Alberto Padilla, las negociaciones se rompieron porque "no había mucha confianza en la mesa". Agrega que hubo problemas con la redacción de las actas de las reuniones y que en puntos como la reducción del período de vacaciones de 30 a 15 días no se llegó a ningún acuerdo. En todo caso, afirma estar dispuesto a seguir concertando con la empresa.

Al cierre de esta edición las negociaciones continuaban en suspenso. Aunque se están buscando acercamientos, no es claro todavía que Avianca esté dispuesta a retirar su solicitud de despidos masivos antes de que los demás acuerdos estén vigentes. Los presagios para los viajeros y la aerolínea en la temporada decembrina no son, entonces, los mejores.