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Tras las remesas

Con el espectacular aumento de los giros al país por parte de los colombianos en el exterior, el negocio se volvió atractivo para los bancos.

4 de enero de 2004

Los bancos comenzaron a mirar con ganas los 3.000 millones de dólares que mandan al país los colombianos residentes en el exterior. Quieren que el dinero de las remesas personales sea depositado en sus cuentas y aumentar así su participación en un negocio que tradicionalmente han manejado las casas de cambio.

Por eso en diciembre pasado algunas entidades bancarias anunciaron alianzas con operadores internacionales para traer las remesas al país. Colmena, por ejemplo, firmó un convenio con Bancomer Transfer Services a través del cual los colombianos que viven en Canadá, Estados Unidos y Europa podrán enviar dinero a sus familias. En los últimos meses, Davivienda, Conavi o la Caja Social han hecho lo mismo con otras compañías especializadas en remesas o bancos en el exterior. Adicionalmente, desde el pasado 17 de diciembre la Superintendencia Bancaria autorizó a los bancos a abrir cuentas corrientes o de ahorro a personas que vivan fuera del país. Es decir, si un colombiano se radicó en Miami y quiere guardar sus ahorros en Colombia o pagar las cuotas de un préstamo podrá hacerlo a través de una cuenta bancaria a su nombre.

Con estas facilidades para enviar y ahorrar las remesas a través de los bancos, les surge una fuerte competencia a las casas de cambio. Estas, según cifras del Banco de la República, pagan cerca del 70 por ciento de las remesas que llegan al país. El resto llega a través de otras entidades que operan como agentes de Western Union y Money Gram, las dos compañías de giros más importantes del mundo. La competencia se dará en el terreno de las tarifas y del servicio tanto del intermediario que recibe los giros en el exterior como del banco o la casa de cambio que los paga en Colombia.

Por el lado de las tarifas, un estudio del Banco de la Republica concluye que "los colombianos residentes en el exterior enfrentan unos costos moderadamente altos para el envío de remesas". Según este estudio, el costo total de una remesa es de 7,5 por ciento de su valor, que resulta de sumar la comisión que le cobran a quien envía los dólares y la menor tasa de cambio que le pagan a quien los recibe. Algunas entidades, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han calificado a estos costos de excesivos y han sugerido que una forma de reducirlos es justamente que los bancos locales se metan en el negocio.

Para hacerlo, sin embargo, deben tener en cuenta que muchos inmigrantes no tienen resuelta su situación legal y, por tanto, no pueden acudir a los bancos en el país donde residen. Esa es la "ventaja" que dicen tener las casas de cambio, a través de las cuales mandan sus dólares muchos colombianos de estratos medios y bajos, sin ninguna relación con el sistema financiero ni aquí ni en el exterior. Otra diferencia era el 3 por ciento de retención en la fuente sobre las remesas que cobraban los bancos y no las casas de cambio. En la reforma tributaria que aprobó el Congreso el pasado 20 de diciembre, quedó claro que en ningún caso debe hacerse esta retención.

La competencia para los bancos no será fácil. Un informe del BID cita una encuesta en la que el 45 por ciento de los inmigrantes latinos en Estados Unidos piensan que es más rápido y seguro enviar sus remesas a través de Western Union y Money Gram. De hecho, la inmediatez con que pagan las remesas es una de las razones que esas compañías suelen dar cuando son cuestionadas por sus tarifas más altas. Los bancos, con los acuerdos que han firmado, seguramente ofrecerán un servicio muy similar.

En lo que sí pueden destacarse es en los servicios para quienes reciben las remesas en Colombia. En lugar de ir a retirar los giros en efectivo, los bancos ofrecen a sus clientes la posibilidad de abonarlos a una cuenta y de saber, por teléfono o Internet, en qué estado se encuentran. Ya han firmado los convenios y han adecuado sus sistemas. Sólo falta convencer a los más de cuatro millones de colombianos que viven en el exterior que comiencen a enviar sus dólares por esa vía.