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UN NEGOCIO CON MUCHA CUERDA

En la zona franca de Palmira funciona la única fábrica de arpas clásicas de América Latina con clientes en todo el mundo.

21 de noviembre de 1994

ASI COMO LA MUSICA CLAsica requiere una sensibilidad desarrollada por unos pocos la producción de instrumentos mussicales de concierto es una faena que dominan un reducido grupo de luthiers (constructores de instrumentos) en todo el mundo. Pero en el caso de las arpas, resulta curioso que en la zona franca de Palmaseca funcione la única fábrica de arpas clásicas de Latinoamerica.
Lo cierto de este asunto es que la compañia General Music instruments (G.M.I.) funciona desde 1988 produciendo arpas de la marca Salvi, la firma más importante a nivel mundial en ese ramo con una participación del 85 por ciento del mercado total.
Para los conocedores un arpa Salvi contemporanea tiene un valor de reconocimiento y calidad como el de los famosos violines Stradivarius. Y es que para su fabricación se necesita el dominio de una tradición milenaria que conocen unos escasos artesanos europeos.
El fundador de la marca es el señor Vittorio Salvi, un musico italiano que hace mas de 40 años decidió recuperar el conocimiento de los maestros artesanos en el arte de las arpas para montar su propia fábrica. Y en la ciudad de Cuneo (Italia) montó la primera fábrica en los primeros años de la posguerra.
Luego, se lanzó a montar otra en Chicago (Estados Unidos) y una más en Saint Croix (Francia). Por una de esas casualidades conoció a Julia Montalvo y a su hermano Jose Joaquin, dos ciudadanos caleños que compartian su exclusivo mundo musical. En 1988 don Vittorio visitó Cali y decidió montar la sucursal en esa ciudad en asocio con Jose Joaquin Montalvo, para ese entonces su cuñado.
La fabrica de arpas G.M.I. es un negocio tipico de maquila. Funciona en las instalaciones de la zona franca y la producción es exclusivamente para exportación. En el momento cuenta con 55 empleados, en su mayoria mujeres, y produce unas 90 arpas al mes, algo asi como unas 740 arpas al año que se exportan principalmente a Suiza, Italia y Estados Unidos. La madera para realizar los instrumentos se importa de Canada. De alla se traen unas 20 toneladas de mapple -una especie de arce- que viene en forma de tablas, tablones, cuartones y chapillas. Con la pericia de los artesanos colombianos se forman las diversas partes que componen el arpa: la corona y la base, la caja acustica, la tapa armónica y el mastil. En la supervisión del trabajo siempre esta presente Mario Parisotto, un luthier italiano que se formó bajo la tutela de Salvi, y que esta al frente de la empresa desde su creación. El es el encargado de controlar la calidad del producto en todas sus etapas y de la afinación del instrumento, una de las tareas mas delicadas de todo el proceso.
Aunque el mercado de arpas en el mundo es reducido por los altos costos que tiene -un arpa sencilla de 34 cuerdas tiene un costo de 1.600 dólares, y una de 40 cuerdas fácilmente cuesta 30.000 dólares-, la fábrica caleña mantiene vendida toda la producción y exporta alrededor de 80.000 dólares mensuales. Esto demuestra que el negocio de la maquila, dependiendo del producto, puede ser una buena alternativa para la creación de empleo en el país.-