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VIENTO DE COLA

A pesar de un fantástico despegue, el futuro de AeroRepública está claro: su reto es sostenerse.

30 de octubre de 1995

PARA NADIE ES UN SECREto que la política de cielos abiertos cambió en dos la historia de la aviación en Colombia, pues no sólo permitió que el número de pasajeros se incrementara de forma importante -tanto que viajar en avión dejó de ser un privilegio- sino que permitió que nuevos actores entraran a participar de este negocio. Uno de estos es AeroRepública que tras dos años de operación ha tenido un desarrollo tan espectacular que puede calificarse como uno de los negocios de mayor dinamismo en Colombia: en el primer semestre de 1995 tuvo un incremento de pasajeros transportados del 125 por ciento, con respecto a igual período de 1994.
Y es que si se trata de demostrar su crecimiento por números, AeroRepública parece tener con qué. En julio de 1993, cuando inició operaciones, tenía dos aviones 727-100; ahora tiene ocho -un 727 y siete DC-9-, y está en conversaciones con la Boeing para modernizar su flota. En materia de pasajeros han tenido un ascenso importante. Por ejemplo: en julio del 93 debutaron con 17.637; en julio del 94 llegaron a 54.821 y en el mismo mes de este año transportaron 98.904. Las explicaciones para este fenómeno, según el presidente de la compañía, Alfonso Avila Velandia, es que "nadie se había preocupado por hacer nada novedoso. Planes como Años Dorados y La Juventud a Volar le dieron mucho prestigio entre grupos específicos".
Si en algo coinciden las directivas de AeroRepública con sus críticos, es en el análisis de las estrategias para la conquista del mercado: un coctel de servicio, tarifas y rutas que resultó irresistible. Con esa combinación entré a competir por un mercado que estaba ávido de alternativas, el turismo. Las aerolíneas dedicadas a esta franja tenían por limitante que no habían logrado ese equilibrio, que podría describirse como bueno, bonito y barato. Una prueba de que las propuestas de AeroRepública fueron realmente innovadoras, es que ideas como el Aerodiez, el Aerocheque y la comida caliente en los vuelos nacionales, de alguna manera han sido copiadas por la competencia.
Sin embargo la dicha, como reza el refrán, nunca fue completa. Tras su despegue las críticas comenzaron a aparecer. Y el principal blanco para ellas fue el tema tarifario ¿Cómo una aerolínea puede vender sus pasajes por debajo del 30 por ciento de su competencia? Esa parece ser la pregunta del millón en torno de AeroRepública. La respuesta de la compañía es simple: "nosotros no tenemos ni las deudas, ni la burocracia, ni la carga prestacional de nuestra competencia. En esas condiciones podemos ser mucho más eficientes". Esa explicación parece que nunca ha convencido a su competencia, tanto que desde hace rato compañías como Avianca y Aces vienen alertando de tiempo atrás sobre las grandes diferencias que hay entre el costo del mantenimiento de sus aviones y los de AeroRepública. Máxime cuando muchos de estos son en dólares y están sujetos a alzas permanentes.
Pero el mayor problema para las demás compañías no es que AeroRepública venda con un 30 por ciento de descuento, sino que no se sepa en realidad a qué precio vende. En los negocios por volúmenes a las agencias de viajes "llegan a ofrecer rebajas como las de la televisión" -del 80 por ciento-, le dijo a SEMANA un alto ejecutivo de una aerolínea. A los precios se sumarían las sobrecomisiones del 2 por ciento que esa empresa le pagaría a sus distribuidores. Claro que según el presidente de Aviatur, Jean Claude Bessudo, "el nuevo vicepresidente comercial suprimió esta práctica".
El ritmo de crecimiento de AeroRepública tampoco resulta para muchos muy creíble, puesto que está muy por encima de las demás compañías: si se comparan las cifras del primer semestre de 1994 y 1995, la diferencia sería del 113,5 por ciento. Es decir que su época de vacas gordas estaría a punto de terminar ya que el mercado no crece de la misma manera.
El gran interrogante que surge alrededor de AeroRepública es si seguirá el mismo destino efímero de muchas empresas aéreas que subieron como palmeras y bajaron como cocos, o si en realidad la apertura de cielos le brindó la oportunidad de que nuevos contendores le metieran el diente al negocio del transporte aéreo.