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VIENTOS DE GUERRA

En momentos en que la crisis financiera mundial empieza a superarse se están gestando las <BR>condiciones para una nueva crisis comercial de carácter global.

10 de mayo de 1999

Menos de dos años después de la caída de la moneda tailandesa _que tuvo un efecto
dominó en las economías de sus vecinos asiáticos al disparar el caos financiero en los países
emergentes_ y cuando apenas se empiezan a dar señales de recuperación, una nueva crisis está en plena
gestación. Esta crisis no está relacionada con las monedas sino con productos como el banano, el acero, la
carne y, por extraño que suene, los aviones supersónicos. El conflicto radica en que las economías más
sólidas, encabezadas por la estadounidense, temen convertirse en receptores de una avalancha de productos
provenientes de los países más afectados por la crisis financiera, que han devaluado sus monedas y están
recurriendo a las exportaciones como medida de salvación desesperada. Según William Daley, secretario
de Comercio de Estados Unidos, el temor de que la crisis financiera de 1998 se convierta en la crisis
comercial de 1999 está bien fundamentado. Afirma que la deprimida demanda mundial, sumada al
exceso de capacidad productiva en algunos sectores, son condiciones suficientes para que Estados
Unidos se convierta en el receptor de última instancia de las exportaciones de los países emergentes, los
que no están en capacidad de recibir los encarecidos productos norteamericanos. En medio de este
panorama el déficit comercial de esta potencia se disparó en un 53 por ciento, al alcanzar la cifra récord de
168.600 millones de dólares en 1998.Duelo de titanesEn medio de la preocupación por la avalancha de
exportaciones baratas de los países emergentes, Estados Unidos y la Unión Europea se han enfrascado en
una discusión en torno de su comercio bilateral. El principal elemento de discordia tiene que ver con la
disputa alrededor de las medidas restrictivas adoptadas por Europa en contra del banano exportado por
compañías norteamericanas, favoreciendo a las antiguas colonias caribeñas del viejo continente. En
respuesta a las mencionadas restricciones tarifarias Estados Unidos ha impuesto aranceles del ciento por
ciento a productos europeos de lujo _que van desde suéteres escoceses hasta quesos italianos_, sanción que
asciende a 520 millones de dólares.El comisionado de Comercio Europeo, Leon Brittan, calificó las medidas
tomadas por Estados Unidos como arrogantes. Pero el conflicto del banano, que es según Renato Ruggiero
_director de la OMC_ el único que ha alcanzado instancias tan elevadas, y el de la carne norteamericana
tratada con hormonas son tan solo las primeras de varias disputas comerciales que se pueden gestar en
el futuro próximo. La principal preocupación europea radica en que las restricciones estadounidenses se
extiendan a las grandes marcas de consumo masivo, como Unilever y Danone, lo cual _según Gary
Dugan, de JP Morgan_ podría crear un efectoverdaderamente desestabilizante en las ya debilitadas
economías europeas.La verdadera amenazaEl recuerdo de la Gran Depresión Económica de los 30 pone los
pelos de punta a los expertos. Y es que en aquel entonces, luego de darse una crisis financiera, se presentó
una crisis comercial motivada en buena parte por las medidas proteccionistas adoptadas por Estados
Unidos y las acciones retaliatorias de sus socios comerciales.Conscientes de esta amenaza los analistas
claman porque medidas de este tipo se eviten a toda costa, argumentando que la solidez y el sorprendente
crecimiento de la economía norteamericana hacen soportable el desbalance comercial. La ecuación es muy
sencilla: si Estados Unidos cierra sus puertas a los productos extranjeros, las econo-mías emergentes
no tendrán salida y su capacidad para absorber productos norteamericanos se verá aun más debilitada,
lo que desencadenará una 'bola de nieve imparable'.