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Vuelve el oro negro

Con el petróleo a 30 dólares por barril Colombia podría tener este año la mayor bonanza exportadora de su historia.

10 de abril de 2000

En marzo de 1999 el petróleo se vendía a 10 dólares barril, el precio más bajo en términos reales desde 1973. En ese momento los analistas decían que Colombia no habría podido tener peor suerte ya que, precisamente en el año en que la producción llegaba a 800.000 barriles diarios —un récord histórico en el país—, los precios del hidrocarburo rondaban niveles que a duras penas cubrían los costos de la explotación. Y eso no era lo peor.

En su edición de marzo 6 de 1999 la revista The Economist decía que los precios del crudo podían caer aún más y llegar a cinco dólares por barril. Y eso significaba, para los expertos, que el boom petrolero que se había pronosticado para el país entre 1998 y 2002 se había convertido en una lejana ilusión.

No obstante todas las predicciones resultaron erradas porque los analistas desdeñaron el poder del cartel legal más importante de la historia reciente: la Organización de Países Exportadores de Petróleo . La Opep logró en un solo año, y en llave con dos de los más importantes productores a nivel mundial, México y Noruega —que no hacen parte del cartel—, disminuir en cerca de 30 por ciento la producción de crudo. Este hecho, sumado a un renacer del crecimiento económico mundial, generó una caída vertiginosa de los inventarios, lo que produjo un ascenso de los precios del petróleo, que pasaron de 10 a 30 dólares por barril. Y mientras los principales importadores de petróleo del mundo —como Estados Unidos y Japón— se preocupan los países exportadores, como Colombia, se aprestan a destapar champaña y empezar a celebrar.

Lo que viene

Hasta el momento los funcionarios del gobierno y los directivos de Ecopetrol han sido conservadores en sus proyecciones sobre posibles ingresos del país en este año por la exportación de este hidrocarburo. Se han cuidado de no generar falsas expectativas sobre una bonanza que no es ciento por ciento segura ya que los precios del petróleo fluctúan día a día y así, como ahora están altos, podrían descender rápidamente.

La realidad, sin embargo es que existen razones de sobra para pensar que sí habrá una bonanza. Alberto Calderón, presidente de Ecopetrol, dice al respecto: “Aun si el precio no fuera de 30 dólares por barril, sino que sólo fuera de 25, esto produciría ingresos del orden de 5.000 millones de dólares en el año 2000, 20 por ciento más que lo que produjo la mayor bonanza cafetera en la historia en Colombia”.

Una bonanza de tal magnitud tendría un gran impacto sobre la economía nacional. Según el ministro de Minas y Energía, Carlos Caballero, “los beneficios que producirá este repunte del petróleo para Colombia son inmensos, pero hasta ahora nadie se ha preocupado por analizar los efectos positivos que originarán los mayores ingresos petroleros.” Y la verdad es que no son pocos.

La bonanza garantiza estabilidad cambiaria ya que se ha estimado que los ingresos adicionales podrían ser de 800 millones de dólares. Esto mejora la balanza comercial y permite una mayor acumulación de reservas. Al elevarse las reservas internacionales se produce un aumento estructural de la liquidez en la economía, lo que permite que la tasa de interés se mantenga en los niveles actuales de 10,5 por ciento. Y finalmente —y quizás lo más importante— permite reducir el déficit fiscal del país, lo que facilita el cumplimiento de los objetivos acordados con el FMI.



¿Cuánto dura?

El impacto final dependerá de cuánto dure la bonanza. Y esa es la pregunta que se hacen los analistas a nivel mundial. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE) se pueden prever dos escenarios para el precio del crudo. El primero asume que no se da un aumento en la producción por parte de los países de la Opep hasta septiembre de este año, caso en el cual el precio rondaría los 35 dólares durante la mayor parte del año. En el segundo se estima que, gracias a las presiones de Europa y Estados Unidos, la Opep incrementará la producción en 1,7 millones de barriles por día a partir de abril, por lo cual el precio del petróleo caería a 25 dólares por barril.

En cualquiera de los dos escenarios que proyecta la AIE el crudo rondará niveles que aseguran una bonanza para el país durante el año 2000. Aunque a primera vista lo ideal para Colombia sería que el precio se elevara por encima de 35 dólares, produciendo un superávit petrolero no de 800 sino de 1.600 millones de dólares, la realidad es que a ese precio las consecuencias para la economía mundial serían nefastas. Con el petróleo a ese precio se produciría un alza en la inflación y las tasas de interés y, finalmente, caería la demanda y el precio bajaría estrepitosamente. En ese orden de ideas, lo que le conviene a Colombia es un precio del orden de los 25 dólares, que le asegura altos ingresos al país y no atenta contra el desarrollo de la economía mundial.

Pero de todas formas hay que ser muy cuidadosos. Colombia vive hoy la peor crisis económica en su historia y la bonanza petrolera se podría convertir en el motor que ha estado buscando la economía para volver a la senda de crecimiento sostenido. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que esta entrada extraordinaria de divisas no será permanente y que no se puede salir a derrochar la plata. Y que por muy grande que sea la bonanza el país tiene que seguir con sus planes de ajuste estructural. De lo contrario esta sería otra bonanza perdida y nada más.