EL NUEVO PESO

12 de diciembre de 1994

AUNQUE SE QUIEra tapar el sol con las manos, todo indica que los días del peso colombiano -el mismo que en alguna época fuera el peso oro- están contados. Por lo menos eso es lo que se desprende de la propuesta de la codirectora del Banco de la República, María Mercedes de Martínez, en el sentido de que Colombia siga la senda de otras economías del continente, que han cambiado su moneda y fijado indefinidamente el tipo de cambio al dólar. En el caso de Colombia la decisión tendría que tomarse como una estrategia más para derrotar la inflación en el marco del Pacto Social, cuya discusión apenas comienza. Aunque la propuesta de la ex ministra de Desarrollo de la Administración Barco no generó muchos comentarios favorables, teniendo en cuenta que el país no ha experimentado problemas de hiperinflación como los que han intentado la medida, hay un hecho que queda flotando en el ambiente. Antes de que se acabe el siglo el país tendrá que comenzar a pensar en definir el cambio de su moneda por una simple consideración práctica: para ese momento el peso podría estarse acercando a la marca de 2.000 por dólar, un nivel que hace poner demasiados ceros en la calculadora.