La nueva sospechosa

26 de febrero de 2002

Mientras el gobierno de Estados Unidos busca pruebas de fraude en la contabilidad de Global Crossing, la quebrada compañía de comunicaciones, salen a la luz pública las artimañas que cometían los ejecutivos para irse de la empresa con grandes fortunas. Gary Winnick, fundador de la firma en 1997, vendió acciones por 734 millones de dólares antes de que el título se derrumbara. Este ejecutivo, como otros, hizo millones con la compañía y con sus acciones antes de que la recesión en el sector de telecomunicaciones arrastrase a Global Crossing a la quiebra. Esta se parece al derrumbe de Enron porque los ejecutivos salieron muy bien parados mientras que muchos empleados y pequeños inversionistas se quedaron colgados de la brocha. Es un caso más de la llamada 'enronitis', una tendencia que con el paso de las semanas se agrava.