Pánico bursátil

3 de marzo de 2007

El martes pasado, cuando cayeron abruptamente todas las Bolsas mundiales, los primeros análisis de lo sucedido apuntaban a China, al fin y al cabo el derrumbe arrancó en Shanghai. Causó especial preocupación entre los observadores del mercado que el remezón chino hubiera impactado tanto al índice Dow Jones, que tuvo su mayor caída en puntos desde el 11 de septiembre. ¿Es tanta la influencia de China que puede hacer tambalear la economía más grande del mundo? Con el paso de los días y la llegada de la mal llamada tensa calma, quedó evidente que la caída de Shanghai fue la catalizadora, mas no fue la única ni necesariamente la principal causa. Otros dos hechos -uno, coyuntural y otro, más estructural- también influyeron. Y mucho. Ese mismo martes, Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal (banco central gringo) y por dos décadas el gurú de la economía mundial, dijo en una conferencia académica que existía la posibilidad de una recesión en 2008 en Estados Unidos. Aunque ya no tiene un puesto oficial, sus palabras siguen teniendo peso y según varios analistas, generaron una minicrisis en la Bolsa de Nueva York. Greenspan se refería a una realidad: hay señales de una desaceleración de la economía norteamericana, que posiblemente sea, en últimas, la causa principal de la preocupación de los mercados mundiales.