| Foto: ALONSO CERVANTES/EL TIEMPO

PROTAGONISTAS

El primero en retornar

Noventa familias fueron desplazadas de Playón de Orozco (Magdalena), cuando las Autodefensas Unidas de Colombia asesinaron 26 hombres y una mujer.

25 de agosto de 2012

El sábado 9 de enero de 1999 era el día de los bautizos en Playón de Orozco, jurisdicción del municipio de Piñón (Magdalena). Carlos Calvo bautizó al menor de sus tres hijos, Carlos José, de 6 meses. Mientras celebraban con sancocho de pavo al mediodía, irrumpieron unos tipos armados, vestidos de civil. “Nos llevaron a los hombres a la plaza y a las mujeres a la iglesia”, explica el hombre de 57 años.

Les preguntaban cuándo había estado allí la guerrilla. “Pero no sabíamos nada. A algunos pelados los llevaban para el puesto de salud por órdenes de una mujer a la que le decían La Mona”. Cuando terminaron de saquear las casas los encerraron en la iglesia. “A los 26 del puesto de salud los mataron. Después preguntaron por ‘la promotora de salud’, que era mi esposa, y la mataron también”.

Cuando sintió que se habían ido, Carlos salió a buscar a su esposa, Carmen Rudas, y a su hermano Jorge. El cuerpo de ella lo encontró frente al colegio. El de él, en el puesto de salud. Los llevó a su casa y corrió a buscar a sus hijos, que habían huido cuando llegaron los hombres armados. “Iban descalzos. La mayor, de 8 años, llevaba al pequeño cargado, y al de 3, cogido de la mano. Me tocó decirles la verdad”.

La mayoría de los desplazados, cerca de 500, se fueron al municipio de Pivijay, ubicado a 45 minutos de Playón. Carlos regresó a su pueblo una semana después para trabajar la finca de su papá. A los cinco meses empezaron a llegar otras personas y al año habían retornado casi todos, incluyendo al papá de Carlos. “Le entregué la finca y me fui para Chivolo a cuidar mi parcelita. Después Jorge 40 me la quitó y me tocó coger la del hermano que me mataron. Ahí cultivo arroz, maíz, y me dedico a la ganadería”. Hace cinco años Carlos se volvió a casar. Espera legalizar la propiedad, pues los papeles todavía están a nombre de la persona a quien su hermano le compró.

En 2007 Jorge 40 admitió ser responsable de esta masacre, una de las más sangrientas de la costa Caribe.

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