En cuerpo ajeno

La primera vez que se puso un vestido tenía ocho años. Lo sintió suave y delicado. Sin embargo, después de unos minutos de juego tuvo que volver a ponerse sus pantalones y camisa holgados, con los que nunca se había sentido cómodo.

25 de agosto de 2012

La primera vez que se puso un vestido tenía ocho años. Lo sintió suave y delicado. Sin embargo, después de unos minutos de juego tuvo que volver a ponerse sus pantalones y camisa holgados, con los que nunca se había sentido cómodo. A medida que fue creciendo, esa sensación de libertad y seguridad se afianzó cuando Gabriel, a solas en la casa, se probaba las prendas de su madre. Todos los días se preguntaba por qué había nacido hombre y no mujer, y al no encontrar respuesta se deprimía hasta el punto de pensar en el suicidio. Todo esto en silencio.

Con el pasar de los años Gabriel se enamoró, se casó y tuvo una hija, pero no dejó de pensar que vivía en un cuerpo que no era suyo. Cuando su hija cumplió 8 años decidió revelar que, aunque lucía como un hombre, por dentro se sentía como una mujer. Su esposa no lo comprendió y finalmente se separó. Gabriel desapareció y le dio paso a Paula. Con este cambio perdió su trabajo y casi pierde a su hija. Pero continuó luchando por su identidad: se operó, se dejó crecer el cabello y cambió por completo su guardarropa. Hoy, desde Frankfurt, Paula vive feliz su nueva vida, en el cuerpo que desde un principio le correspondía.

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