| Foto: Daniel Reina

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Muchos años sin Sandra Catalina

Aunque el culpable fue identificado y pagó su pena, la violación y el asesinato de la niña Sandra Catalina Vásquez en una estación de policía estremeció al país en 1993.

25 de agosto de 2012

Sandra Catalina quería ser famosa. Le decía a su madre que soñaba con viajar y que todos la conocieran. Pero cuando tenía nueve años, en 1993, el agente de la Policía Diego Fernando Valencia Blandón la violó y la asesinó en un baño de la Estación Tercera de Bogotá. Sandra no conoció el mundo, pero sí se hizo famosa cuando los medios contaron este crimen atroz. Diecinueve años después del domingo 28 de febrero, su caso no se olvida.
 
Su padre, miembro de la Policía, fue el primer sospechoso, pero quedó en libertad tres meses después, cuando la prueba de ADN inculpó a Valencia Blandón. Ante la Fiscalía, el agente contó con detalles de cómo violó, torturó y estranguló a la niña con la cuerda de su chaqueta, y cómo la colgó de la ducha.

En un reporte que la Dirección de Policía Judicial entregó al fiscal 31 de la Unidad de Vida, se determinó que Valencia tenía relaciones sexuales por dinero con algunos detenidos dentro de la estación. Además, era el contacto allí para ayudar a prostitutas, jíbaros y delincuentes.

De la condena a 54 años de prisión que recibió en primera instancia, Valencia obtuvo rebaja de nueve años por confesar, pero solo estuvo preso diez años, dos meses y una semana por trabajar y estudiar. Esta decisión judicial fue otro golpe duro para Gustavo Vásquez y Sandra Janeth Guzmán, los padres de Sandra Catalina, quienes se divorciaron tres años después del crimen.

El padre hoy siente que hay un asomo de justicia: la Policía le pidió perdón en un acto público, en abril de este año, por haberlo inculpado y destituido. Lo hizo como resultado de una demanda que él interpuso para exigir que la institución reconociera su error. La sentencia judicial también ordena que en todas las estaciones de Policía se cuelgue una resolución en la que se certifica su inocencia. Vásquez ahora trabaja como mensajero y vive solo en una pensión. "Solo quiero terminar el proceso y que el caso no se olvide", afirma con la voz quebrada. Mientras tanto, Sandra Janeth, quien tiene dos hijos con su nueva pareja, lucha por recibir una indemnización por la muerte de su hija: "A mí no dieron nada. El que recibió fue Gustavo, a quién sí le aceptaron una demanda por resarcir el daño causado".

Vásquez dice que él quizá hubiera perdonado la violación, "¿pero porqué me la tenía que matar?", se pregunta. Sandra también piensa en su hija cada día, pero opina lo contrario: "Creo que si no la hubieran asesinado habría crecido con una herida profunda, y entonces le doy gracias a Dios de que no esté aquí".

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