"Todo está en el disco duro"

En estos 30 años aprendí que la política es el oficio más ferozmente competitivo que existe. Hay que vacunarse contra el resentimiento, contra el malestar que producen los golpes bajos de la vida pública.

En la Alcaldía de Pasto aprendí el poder de la participación ciudadana. Aprendí que la gente no espera milagros de un gobierno. También aprendí que un gobierno está muy ligado al equipo humano que lo conforma.

De estar en el monte aprendí tres cosas. La primera: la maravilla de país que tenemos. La segunda: la pobreza y la solidaridad de miles de personas. Y la tercera: que definitivamente la lucha armada no tiene ningún sentido, es un método totalmente agotado.

De mi recuperación después del atentado aprendí que todo está en el disco duro, en la voluntad, en la decisión, en la actitud. Eso hace la diferencia. Como decía León Fayad: “el que se aflige, se afloja”.

Va a sonar como una fórmula de esas ‘salomónico-bobas’, pero no lo es: de mis opositores he aprendido que todo el mundo tiene algo de razón siempre. Aprendí que quien ha estado en la guerra directamente o combatiendo es capaz de entender mucho mejor lo que es la paz. El que ha sido combatiente perdona mucho más al otro combatiente.

Del amor he aprendido que es una emoción extraordinaria. Aprendí que hay formas distintas de amor. El amor de los hijos es distinto al de la pareja. Hay que aprender a tratarlos cuando van cambiando las edades. Uno tiende a verlos como bebés siempre y no quiere aceptar que van madurando, exigiendo y necesitando autonomía, y hay que dársela.

Y para terminar: de ser feo aprendí la importancia del verbo.